9 de noviembre de 1989

Fragmentos del diario de Egon Krenz donde relata las últimas horas que condujeron al derrumbe del Muro de Berlín ese día

Fragmentos de Otoño de 1989, editorial Cultura Popular, La Habana, 2007. pp. 242–258.

Por Egon Krenz

Fotos tomadas de: infobae

Como de costumbre me levanto a las 5:00 de la mañana y 20 minutos más tarde practico jogging. Cada vez que lo hago, me pasa por la mente el día que me espera. Muchas cosas se pueden prever hoy. Por fin, vamos a terminar el reglamento de viaje que a partir de mañana va a posibilitar que los ciudadanos de la RDA viajen al extranjero.

De octubre a diciembre de 1989 fue Secretario General del Comité Central del psua y Presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Defensa Nacional de la rda. En 1990 fue expulsado de las filas del psua/pds.

A las 7:45 a.m., estoy en mi oficina; sobre la mesa hay cientos de cartas y telegramas de ciudadanos y de informes sobre la situación actual. En la portada del Neues Deutschland leo un llamado de la escritora Christa Wolf que ella había leído la víspera por la televisión de la rda: «Todos estamos profundamente preocupados. Vemos a los miles de personas que abandonan nuestro país a diario. Sabemos que una política desacertada ha reforzado su desconfianza en la renovación de esta comunidad. Estamos conscientes de la impotencia de la palabra ante los movimientos de masa, pero no tenemos otro medio que nuestras palabras. Aquellos que se quieren marchar atenúan nuestras esperanzas. Les rogamos que se queden en su patria. ¡Quédense con nosotros! ¿Qué podemos ofrecerles a ustedes? No una vida fácil, pero sí una vida útil e interesante, ningún bienestar rápido, pero sí la participación en grandes transformaciones. Queremos abogar por una democratización, por elecciones libres, por una seguridad jurídica y una libertad en la toma de decisiones. Hay algo que es incalculable: décadas vividas como en un caparazón, fueron barridas en pocas semanas. Estamos al inicio de un cambio trascendental para nuestro país. Ayúdennos a construir una sociedad verdaderamente democrática que conserve la visión de un socialismo democrático. No será un sueño si ustedes nos ayudan a evitar que se ahogue el germen. Los necesitamos. Cálmense ustedes y cálmennos a nosotros los que queremos permanecer aquí. Confíen».[1]

Este llamado lo firmaron Bärbel Bohley por el Nuevo Foro, Erhard Neubert por el Resurgimiento Democrático, Uta Forsthauer por el Partido Socialdemócrata, Hans-Jürgen Fischbeck por la Democracia Ahora, Gerhard Poppe por Iniciativas por la paz y de los derechos humanos, así como Christa Wolf y otros conocidos artistas como Volker Braun, Ruth Berghaus, Christoph Hein, Stefan Heym, Kurt Masur y Ulrich Plenzdorf.

Hay personas con opiniones políticas muy diversas, que abogan por la visión de un socialismo democrático. Se habla de «nuestro país», la «patria», el «permanecer aquí» y la «confianza». El llamado reavivó mi esperanza de que podemos mantener a la rda como un Estado socialista soberano.

Naturalmente, sé que algunos de los firmantes no han tenido las mejores experiencias con el poder de la rda por haber tenido un espíritu crítico. A pesar de todo, a la hora de una gran inseguridad, ellos se dirigen a los ciudadanos y les dicen: ¡Quédense con nosotros! ¡Confíen!

Esto me conmueve profundamente. Me pregunto: ¿Cómo es posible que durante años no hayamos encontrado un lenguaje común con los críticos de nuestra sociedad que no son enemigos de la rda? Es una combinación de inseguridad y arrogancia lo que dificulta, por nuestra parte, el acercamiento a los que piensan de forma distinta.

A las 9:30 a.m. voy al salón donde sesiona el Pleno del Comité Central. Una vez más le pregunto a Willi Stoph: «¿Qué hay con respecto al reglamento de viajes?». Él me responde: «Como ya te había dicho, lo vas a recibir por la tarde».

De Wolfgang Herger supe que tiene contacto directo con el Ministro del Interior. Bajo su dirección se confecciona el reglamento de viajes.[2]

Al comenzar el segundo día del Pleno, expreso mi opinión sobre la rendición de cuentas del Pleno en nuestros medios. Este día, la prensa más independiente anda suelta en la rda y no está comprometida con ningún socio capitalista, ni está sujeta a una censura y se ha convertido en un poder independiente. Se informa sobre todas las cosas, pero en la forma que sus redactores consideren correcta.

Sin embargo, lo que me desagrada es que, en parte, se ha informado erróneamente sobre nuestro Pleno. Mi crítica se puede resumir en esta oración: «¡Necesitamos el resurgimiento del partido, no su derrumbamiento!».

En el Pleno se trata también el tema sobre la conferencia del partido. Ayer yo había retomado la sugerencia de Markus Wolf de la manifestación del 4 de noviembre y propuse llevar a cabo una conferencia del psua. En 1952, la ii Conferencia del partido había acordado el establecimiento de los fundamentos del socialismo en la rda. Según mi reflexión, ¿por qué la iv Conferencia del partido no debe debatir el concepto de un socialismo moderno? Y siguiendo la reflexión, la conferencia del partido tiene, además, la ventaja de que no exige un camino largo y prolongado en las conferencias de delegados provinciales y municipales. Nosotros estamos en condiciones de preparar rápidamente una conferencia del partido sin pasos intermedios. En ese marco también se puede modificar al Comité Central y en el Pleno nadie ha hablado en contra de la conferencia del partido.

En su parte del debate, Hans Modrow señala: «Cuando este Pleno concluya, debemos haber creado las condiciones para preparar realmente una conferencia del partido que reúna a nuestro partido y garantice su existencia».[3]

El debate en el Pleno se ha agudizado. No había un tema que no se hubiese abordado. Las interrupciones, que antes eran la excepción, ahora se escuchan en todo el salón. Hermann Kant, presidente de la Asociación de Escritores de la rda, se pronunció con respecto a la declaración de Honecker sobre el Muro.

Él dijo: «…o la fatal declaración sobre el Muro! Esta edificación que, según mi opinión, podría desaparecer junto con las causas por las que surgió, no hay razón para popularizarla. Se comprobará que de la etapa precedente a la crisis hemos caído en la crisis, si analizamos una vez más, se comprobará que estamos en crisis, cuando se les diga a los habitantes de nuestro país sobre los siguientes cien años.[4] Compañeros, la oración secundaria que le seguía se perdió en un murmullo».[5]

Cerca de las 12:00 m. hay un receso. Los compañeros del recién elegido Buró Político abandonan, de forma brusca, sus puestos en la presidencia. A algunos se lo puedo impedir. Poco antes, Wolfgang Herger desde su puesto me hizo llegar el proyecto del reglamento de viaje que también se les había entregado a los demás miembros del gobierno para su confirmación. Quiero verificar si en él están contempladas todas las decisiones necesarias y leo el proyecto a los compañeros del Buró Político aún presentes en la presidencia. Tiene algunas pequeñas correcciones de estilo. Le digo a Wolfgang Herger: «Por favor, llama a Willi Stoph, para no tener dos versiones distintas».

Después de un receso de media hora, continúa el Pleno del Comité Central hasta las 2:00 p.m. Yo insisto en que se haga una interrupción a tiempo. Hasta las 3:30 p.m. hay un receso para almorzar. En este tiempo, tengo una cita con Johannes Rau, vicepresidente del Partido Socialdemócrata Alemán (spd) y presidente del gobierno de Renania del Norte-Westfalia. Viajó a Berlín exclusivamente para este encuentro. Por la noche, va a inaugurar la «Presentación de arte y cultura de Renania del Norte-Westfalia» planificada desde hace tiempo en Leipzig. De esta forma, surgió una oportunidad para conversar y la voy a aprovechar bien. Kohl, el canciller federal, debe saber que en estos tiempos difíciles el gobierno federal dirigido por la cdu no es nuestro único interlocutor. Desde la declaración conjunta «disputa de la ideología y la seguridad común» en 1987, nuestras relaciones con el Partido Socialdemócrata Alemán han ido creciendo.

Poco después de las 2:00 p.m., Johannes Rau y yo nos encontramos en mi oficina en la sede del Consejo de Estado. También estaban presentes Wolfgang Clement, jefe del despacho de la Presidencia del gobierno de Rau, y el Presidente del grupo parlamentario del spd en el Parlamento de Renania del Norte-Westfalia, así como Hans-Joachim Hoffmann, ministro de Cultura de la rda, quien acompaña a los invitados de la rfa.

El tiempo limitado nos obliga a ser breves. Johannes Rau me hizo cuatro preguntas:

¿Cómo ve Egon Krenz las oportunidades de que los cambios en la RDA tengan éxito?

¿Qué cambios políticos y económicos habrá en la rda?

¿Cómo andan las posibilidades de viajar?

¿Habrá elecciones libres?

Wolfgang Clement me pregunta si existen posibilidades para una cooperación entre la rda y Renania del Norte-Westfalia. Estimula un intercambio de revistas entre ambos estados alemanes.

Antes de que pudiera responder las preguntas, Rau dice que antes él tenía la impresión de que los cambios rápidos ocurrían solo en la Unión Soviética, en Polonia y en Hungría; en la rda, la rsch, Bulgaria y Rumanía se resistían a las reformas. Ahora ha visto y experimentado: los cambios en la rda ocurren más rápido de lo que esta pudiera soportar.

Sí, pensé yo, él habla de lo que nosotros no tenemos claro todavía: ¿Qué cambios resistirá la rda?

Yo le aclaro a los invitados: nuestra visión es la Perestroika alemana. La Unión Soviética es el ejemplo. Nuestra Perestroika se realiza bajo condiciones concretas de la rda: por un lado, un vecino con intenciones poco amistosas y por otro lado, un bloque militar dirigido en contra de nosotros, la otan. Por tanto, nuestra modificación conlleva riesgos considerables. Yo, como Secretario General, tengo la función de llevar adelante la renovación del socialismo en la rda. Mi política tiene dos premisas. Primero: La rda seguirá siendo un Estado soberano. Segundo: La rda seguirá siendo un Estado socialista.

Johannes Rau quiere saber exactamente si se ha elaborado la ley para viajar. Para mí, este es el momento más difícil de la conversación. Se siente una atmósfera franca e inspira confianza. Pero me pregunto: ¿Le debo decir que en la sesión de la tarde del Comité Central vamos a hablar sobre el reglamento de los viajes? ¿Le debo informar que mañana se abrirán los pasos fronterizos para el turismo? Hasta ahora, mis experiencias con los interlocutores del Occidente me dicen lo contrario. Temo que después de obtener esa información confidencial, llame inmediatamente al Presidente de su partido en Bonn. ¿Cuántas escenas de celos habría por parte de Kohl si el Partido Socialdemócrata Alemán tuviese conocimiento de esa información antes que el cdu? Recuerdo una ocasión que Kohl se ofendió en 1987, cuando Katharina Witt, después de un acuerdo entre Lafontaine y yo en Sarre, presentó su arte sobre hielo en una actividad. Kohl lo interpretó como un apoyo del psua al Partido Socialdemócrata en la campaña electoral. Él se quejó a Günter Mittag con las siguientes palabras: «La política exterior se hace en Bonn y no en Sarrebruck».

Además, temo que si Rau es el primer informado, la noticia sobre los viajes va a llegar a la rda mediante el Occidente como noticia de primera plana. Imposible. Esa noticia debe partir de nosotros. Sobre todo, ¡porque el reglamento de viajes aún no se ha acordado! Yo no quiero ni debo anticiparme al Comité Central ni al gobierno.

Por ese motivo, le informo a Rau en rasgos generales. El turismo entre ambos estados alemanes no es comparable a otros países del mundo. Ya en 1988, cuando todavía las posibilidades de viajar estaban restringidas, hubo 6 millones de viajes de la rda hacia la rfa y hacia Berlín (occidental). Ahora vamos a revisar esencialmente, la ley de viajes. Contamos con 12 ó 13 millones de viajantes del este al oeste. Eso cuesta miles de millones de marcos alemanes que la rda sola no puede aportar.

El señor Rau me pregunta si podemos hablar a solas. En la conversación me dice que, con frecuencia, le preguntan: ¿Qué clase de hombre es Egon Krenz en realidad? ¿Un hombre que impidió que el 9 de octubre ocurrieran posibles sucesos desagradables en Leipzig?[6] ¿O es un hombre que tuvo que responder a las elecciones municipales?

Hablar de mí mismo es desagradable, le respondí. Quizás el señor Rau acepte el juicio que emitió sobre mí Bush, el presidente de Estados Unidos. Hace dos días en una conferencia de prensa, al Presidente norteamericano le preguntaron cuál era su opinión sobre mí. Él respondió: «Lo que Krenz ha dicho con respecto a las reformas políticas es alentador y se opone a las valoraciones anteriores de que él era un intransigente».[7]

Yo digo que estoy a favor de un cambio trascendental en la RDA, pero no soy ningún aventurero. Mis objetivos políticos se verán reflejados en el programa de acción del psua que será acordado mañana en el Pleno del Comité Central que está sesionando ahora. Señor Rau, usted me puede juzgar por mi política y no por mi antiguo cliché, le dije.

Después de la conversación, mi invitado y yo tuvimos una conferencia con la prensa local y extranjera. Entre otras cosas, a Johannes Rau le preguntaron si se habló sobre la ley para viajar. «Naturalmente», respondió el Presidente del gobierno.

Me preguntaron, si el proyecto de ley para viajar estaba incompleto. Yo respondí: «Si yo pensara que el proyecto de ley está perfecto, no tendríamos que llevarlo a debate. Más bien yo diría el pueblo lo va a completar».[8]

Después de que me despedí de Rau, me traslado junto con Hoffmann, el ministro de Cultura, del Consejo de Estado a la sede del Comité Central. Debemos apurarnos para poder llegar a tiempo a la sesión vespertina del Pleno del Comité Central. Este comienza a las 3:30 p.m. Hoffmann tiene el proyecto listo para presentárselo al go­bierno. Según sus palabras, «tiene una sensación de inseguridad para aprobar este proyecto».

«¿Por qué?» le pregunto. Él me responde que «es un decreto tem­poral». En vez de tranquilidad, nosotros vamos a provocar una gran intranquilidad, porque las personas van a creer que nosotros hace­mos solo concesiones temporales. Yo lo animo a plantear esa cues­tión en el Pleno del Comité Central.

Antes de dar comienzo a la sesión de la tarde, Stoph me entrega el proyecto de ley para viajar. El ejemplar que me dio Stoph es idéntico al que se les entregó a los miembros del Consejo de Ministros para su confirmación. Mientras Rudolf Winter, director de un combinado en la ciudad Karl-Marx-Stadt, pronuncia su discurso, yo leo el decreto, una vez más, oración por oración. Estoy consciente de que nosotros estamos cargando con el peso de complicados problemas políticos y económicos. En estos días, cada decisión encierra el peligro de reveses. La decisión inminente sobre los viajes conlleva extraordinarios riesgos políticos. Si nosotros no estuviésemos preparados y no fuéramos capaces de tomar esta decisión, nuestra política de renovación fracasaría. Mientras tanto, al gobierno y al Comité Central han llegado cerca de 16 000 cartas relacionadas con el proyecto de ley. Finalmente, ha llegado el momento de regular el problema de los viajes en interés de los ciudadanos. Yo quiero una decisión soberana de la rda y no una forzada por Kohl. En la esfera interna­cional, estaríamos actuando sobre la base del Acta Final de Helsinki.
 Debido a la trascendencia política de la presente regulación de viajes
 del Consejo de Ministros, yo quiero informarle inmediatamente al
 Comité Central sobre la resolución del gobierno y, de esta forma,
 tomar una decisión. Cerca de las 4:00 p.m., me levanto de mi pues­to, coloco el micrófono de tal forma que todos me puedan entender
 bien y hablo lentamente para que los participantes de la sesión pue­dan entender el significado de cada oración: «…una vez más debo
 desviarme del orden del día. Ustedes saben que hay un problema
 que nos agobia a todos: la cuestión de los viajes. Los compañeros
 checoslovacos han llegado a sentir esto paulatinamente como una
 carga, como antes lo sintieron los húngaros. ¿Y qué hacemos en esa
 situación? Damos un paso en falso. Cerramos la frontera con Che­coslovaquia y, debido a eso, castigamos a los ciudadanos honestos
 de la rda que después no pueden viajar… Eso no conllevaría a que
 podamos dominar el problema, pues la Agencia Misión Permanen­te de la rfa ha informado que ya han concluido sus trabajos de
 remodelación.[9] Eso significa que abrirá sus puertas y que nosotros
 estaríamos de nuevo ante este problema.

«El compañero Stoph, como Presidente en funciones del Consejo de Ministros propuso un reglamento que yo quiero leer ahora porque debe ser ratificado por el Buró Político. Como consecuencia, yo no puedo emitirlo sin consultar al Comité Central».

Entonces leo:

«Resolución para modificar la situación de los viajes permanentes de los ciudadanos de la RDA hacia la RFA a través de la RSCH».[10]

Se establece que:

1. El reglamento del 30 de noviembre de 1988 sobre los viajes de
 los ciudadanos de la RDA hacia el exterior no se aplicará hasta que no entre en vigor la nueva ley para viajes.[11]

2. Inmediatamente entrarán en vigor los siguientes reglamentos transitorios para los viajes y las salidas permanentes (E. Krenz lo resalta) de la rda hacia el exterior.

a) Se podrán solicitar los viajes privados al exterior sin presentar los requisitos (motivos de viaje y parentesco) y las autorizaciones se otorgarán a corto plazo. Solo en casos excepcionales se negará la autorización.

b) Los departamentos encargados de los registros y pasaportes de las oficinas municipales de la policía de la rda tienen la indicación de otorgar visa para salidas permanentes, sin que para ello sea necesario presentar los requisitos aún válidos para la salida definitiva, cuya solicitud se seguirá realizando, como hasta ahora, en el Departamento de Asuntos Internos.

Las salidas permanentes se pueden efectuar en los puntos de los cruces fronterizos de la rda hacia la rfa o hacia Berlín (occidental).

c) Con lo anteriormente expuesto se suprimen los otorgamientos de autorizaciones concedidos de forma transitoria en las misiones de la rda en el extranjero y/o la salida definitiva con el carné de identidad de la rda a terceros países.

3. El 10 de noviembre de 1989 (esta fecha debería tener un significado particular, E. Krenz) se va a publicar la nota de prensa[12]
 adjunta sobre las regulaciones transitorias temporales.

Además, doy lectura al proyecto de la nota de prensa adjunta que se debe publicar el 10 de noviembre por la prensa escrita.[13]

Después vuelvo a repetir: «Yo dije: lo que estamos haciendo, lo estamos haciendo mal. Pero esa es la única solución que nos va a ahorrar problemas de tener que solucionarlos mediante terceros países, cosa que no es conveniente para la reputación internacional de la rda».[14]

De inmediato pide la palabra Hoffmann, ministro de Cultura. Y dice: «¿No podríamos tachar la palabra “temporal”? Eso causa cons­tantemente la impresión de que las personas no tuvieran tiempo y que debieran hacer la solicitud en el acto. ¿No pudiéramos evitarlo o parafrasearlo?»

A lo que le respondo: «Entonces debemos escribir “las siguientes regulaciones transitorias hasta las regulaciones legales aprobadas por la Cámara del Pueblo” y tachamos “temporal”. Las regulaciones transitorias son temporales. O podemos escribir “las siguientes regulaciones son válidas hasta tanto entre en vigor la ley para viajar”.»

Me dirijo al Ministro del Interior y le pregunto: Compañero Dickel, ¿ves en eso alguna dificultad?

Dickel responde: «No. Pero en lo concerniente a la publicación quizás sería más adecuado que no sea el Ministerio del Interior el que lo haga, aunque lo hacemos de forma práctica, sino que la Oficina de Prensa del Consejo de Ministros sea la que lo publique, pues esta es una información del Presidente del Consejo de Ministros».

Yo le respondo: «Yo propusiera que el vocero del gobierno lo haga inmediatamente.[15] Nosotros evitamos decir tanto temporal como regulación transitoria y preferimos: Se dispone tal o más cual cosa hasta tanto entre en vigor la ley para viajar que debe ser aprobada por la Cámara del Pueblo. ¿Están todos de acuerdo? Muchas gracias».[16]

Durante el Pleno, indico que las nuevas regulaciones de viaje se entregarán de inmediato a las direcciones provinciales y municipales del psua. Poco después de las 5:00 p.m. se les envió el telefax.

El debate en el Pleno continúa. Hablarán Günther Jahn, Günter Sieber y Wilfried Possner.

Aproximadamente a las 5:15 p.m., se me acerca Günter Schabowski, se retira del Pleno. A las 6:00 p.m., tendrá lugar una conferencia de prensa internacional. Schabowski debe informar sobre el transcurso del Pleno del Comité Central y me pregunta si tengo alguna indicación para él.

Le digo: «Debes informar, sin falta, sobre la resolución de viajes.
 ¡Esa es una noticia mundial!» Como él no tiene el decreto auténtico
 del Consejo de Ministros sobre la nueva regulación de viaje, le entrego mi propio ejemplar,[17] que acabo de leer en el Comité Central. Schabowski me lo agradece y se dirige al Centro de Prensa Internacional en la calle Mohrenstrasse.

Aquí cometió un pequeño error que tuvo grandes consecuencias.

A las 6:53 p.m., un periodista le pregunta por el estado de la
 elaboración de una nueva regulación de viajes para la rda y responde: «Justamente me informaron que el Consejo de Ministros ha determinado que…»

Él se atiene a lo que está escrito en el texto del decreto y del informe oficial para la prensa. Pero también al error:

En la mañana del 10 de noviembre se abrirá la frontera. En este momento están listas las órdenes para las tropas fronterizas, el Mi­nisterio de la Seguridad del Estado y la policía. Sin embargo, después Günter Schabowski, visiblemente irritado, responde a la pre­gunta sobre la fecha exacta: «Si no estoy mal informado y según mi conocimiento, de inmediato».[18]

Ninguno de nosotros de los que todavía estábamos reunidos en el pleno del Comité Central, había escuchado sobre lo sucedido ni tam­poco lo supimos durante el Pleno. Nosotros seguíamos deliberando mientras los periodistas difundían el informe de Schabowski. El mun­do entero supo de la medida inmediata, de lo que debía implementarse el 10 de noviembre. En poco tiempo, sucedió lo que nadie pudo prever. Los berlineses se dirigieron al Muro. En las autopistas se acumuló un enorme tráfico en dirección al oeste. El deseo reprimido por viajar que durante años había sido frenado, explotó en esa noche.

Inicialmente, el Pleno del Comité Central debía concluir a las 6:00 p.m. Debido a las muchas intervenciones, se prolonga hasta 8:30 p.m., en realidad a las 8:45 p.m. finalizó. Concluyo con la siguiente oración: «Nosotros debemos arriesgarnos a un nuevo comienzo, debemos empezar de nuevo y ganarnos nuevamente la confianza».[19]

Poco antes de las 9:00 p.m. me llama Erich Mielke.[20] En ese mo­mento me encuentro en la sala contigua del salón plenario. Wolfgang
 Herger descuelga el auricular del teléfono especial y me lo entrega.
 Mielke me informa que ya se había enterado de que muchas personas en el centro de Berlín se dirigían a la frontera. Schabowski
 había dicho algo en la conferencia de prensa. No sabe con exactitud qué
 está pasando, pero va a averiguar y me volverá a llamar.
 Acordamos que lo que estaba pasando no debía conllevar una confrontación
 entre el poder del Estado y el pueblo. Inmediatamente voy a mi oficina en el Comité Central. Después de algunos minutos me vuelve a llamar Mielke. Esta vez, es más concreto: miles de personas se dirigen a los puntos de los cruces fronterizos, algunos van a pie, otros van en autos.

¿Qué debemos hacer?, me pregunta.

Le digo que yo lo vuelvo a llamar. Antes quiero entenderme con Kessler, el ministro de Defensa quien está a cargo de las tropas fron­terizas de la rda. Todavía no ha regresado del Pleno del Comité
 Central. Su sede se encuentra en Strausberg.[21] Cuando cuelgo el au­ricular, vuelve a llamar Mielke. «Si nosotros no tomamos una deci­sión de inmediato, vamos a perder el control», me dice.

Con dificultad logro dominar mi nerviosismo. Nosotros nos encontramos en una situación extraordinariamente peligrosa. Una deci­sión errada puede significar un derramamiento de sangre. En estos minutos, mi margen de decisión es muy estrecho. Prácticamente se trata de una pregunta: ¿vamos a dejar las cosas como están o vamos a estacionar las fuerzas armadas para garantizar la frontera nacio­nal? Lo último sería como jugar con fuego.

Le pregunto a Mielke: ¿Qué tú propones?

Él me responde: «El Secretario General eres tú».

Yo entiendo. El Ministerio para la Seguridad del Estado se some­terá a las decisiones políticas. Eso es extraordinariamente impor­tante. Mi decisión es esta: «Por un par de horas nosotros no vamos a correr el riesgo de tener una confrontación con el pueblo, de todas maneras, mañana se van a abrir los puntos de los cruces fronterizos. Quiero decir: ¡levanten las barreras!»

Wolfgang Herger y mis colaboradores personales me apoyaron en esa decisión. Mielke es casi 30 años mayor que yo. En voz baja, casi meditabunda, me dijo:

«Joven, tienes razón».

Después llamo a Kessler, el ministro de Defensa que se había enterado en su Ministerio de la Información de Schabowski y le informo sobre mi conversación con Mielke. Kessler comparte mi opinión. Sin embargo, la situación sin precedente es muy tensa para nosotros: la apertura espontánea de la frontera sin las órdenes correspondientes de los órganos de la seguridad en los cruces fronterizos podría convertirse en una situación muy crítica. ¿Habrá un caos? Me preocupa que pueda estallar el pánico. Estoy consciente de que abrir la frontera de noche es atemorizante. Esa es una frontera que fue establecida en el año 1961 por resolución de todos los estados del Tratado de Varsovia. Es una frontera que no solo divide a dos estados alemanes y a Berlín. Es una frontera entre dos sistemas mundiales, dos bloques militares, dos bloques económicos. Es una frontera en Berlín que concierne directamente los intereses de los aliados.[22]

Me conmueve una cosa: ¿Qué sucedería si hay por lo menos un solo muerto? Más de una vez pienso en que un soldado guardafrontera pudiera disparar. Existe una orden mía con fecha del 3 de no­viembre de 1989 que prohíbe el uso de armas si los manifestantes penetran la frontera. Pero ¿qué pasará si alguien los provoca? En los últimos días se había anunciado esto con bastante frecuencia. ¿Qué sucedería si cunde el pánico y la muchedumbre se golpea y es arras­trada en las calles hasta morir? Hace poco en el Pleno del Comité Central hubo un discurso en el cual se hablaba de la «seguridad con la razón».[23] Ahora se exige esta razón. Ninguno de nosotros estuvo antes en una situación insólita y de tanta responsabilidad. La decisión es: ¿Levantar las barreras o el uso de la violencia? Es una decisión que repercute en la política mundial, pero también una decisión de conciencia. Esta noche, debemos mantenernos firmes a nuestros principios: no debe haber ninguna violencia.

Schalck me llama y me propone que yo viaje a Varsovia esa misma noche. Mañana por la mañana, podría tener lugar una conferencia de prensa junto con el canciller federal de la rfa, Helmut Kohl, que se encuentra allí. La apertura de la frontera se podría fundamentar como una decisión conjunta de los gobiernos de los dos estados alemanes. En el caso que yo estuviera de acuerdo con esta idea, inmediatamente él se pondría en contacto con su interlocutor en Bonn para averiguar la postura del Canciller federal sobre esta cuestión.

Seguidamente me acuerdo de la pregunta que me hicieron ayer por teléfono. Schalck le había informado a Seiters: «Yo le estaría agradecido si usted me dijera su opinión. ¿Es políticamente correcto, si pudiera servir a la causa y si fuera técnicamente posible que el Canciller federal cuando regrese de su visita a Polonia haga una visita de tránsito a la rda para poder conversar con él varias horas?»[24] Debido a la extraordinaria situación, Schalck continúa dando otro paso, ve una oportunidad de que yo y el Canciller federal podríamos contribuir a la distensión de la situación surgida durante nuestra estancia en Varsovia.

Yo reflexiono un momento y después digo: «No».

La decisión de abrir la frontera es un asunto que concierne única­mente a la rda. Además, yo pienso en la exhortación de Gorbachov del 1 de noviembre de que todo lo que atañe a la rfa y a la rda se debe coordinar con la urss. Mi visita nocturna a Varsovia y la conferencia de prensa matutina irritarían no solo a nuestros aliados polacos, sino también reforzaría la opinión de Gorbachov de que estamos jugando a las cartas alemanas junto con la rfa y en contra de él.

Intento llamar a Gorbachov en Moscú. Allí es medianoche. Como era tan tarde, la pizarra telefónica especial para asuntos de Estado en la capital soviética no quiere comunicarme con el Jefe del Estado soviético. Ya no insisto más. Cada dramatización de la situación podría llevar a falsas conclusiones. Y esa no era la intención.

Wolfgang Herger me propone crear un «grupo operativo de direc­ción» del Consejo de Defensa Nacional. Le pido que prepare todas las resoluciones necesarias con Fritz Streletz, secretario del Consejo de Defensa, quien mantiene un contacto permanente con el General en Jefe de las Fuerzas Armadas Unificadas del Tratado de Varsovia y del grupo oeste de las fuerzas armadas soviéticas. Sabe que nues­tros aliados soviéticos en el territorio de la rda tienen una «alta disposición combativa»[25] y que los órganos de dirección están en «completa disposición combativa». Yo estoy convencido de que su ca­pacidad militar y su convicción política son la mejor garantía de que el grupo, bajo su mando, está apto para asumir la tarea de coordinar los asuntos relacionados con la apertura del Muro.

Sobre esta base, el Buró Político y yo, como Presidente del Consejo de Defensa Nacional, vamos a tomar nuestras decisiones.

Cerca de la 12:30 a.m., me llama Rudi Mittig y me informa que todos los puntos de los cruces fronterizos hacia Berlín occidental es­tán abiertos.

Yo le doy la instrucción de que me informara sobre todos los acontecimientos importantes. Ahora es que voy hasta mi casa.

Por el camino, recordaba como el 13 de agosto de 1961 se constru­yó el Muro y de agosto de 1968, cuando entraron en la rsch las tropas del Tratado de Varsovia. Cuando en aquel entonces me enteré de los sucesos por radio, en el acto me presenté voluntariamente ante mi antiguo jefe. Existía una ley que no estaba en blanco y negro y una disciplina partidista: si pasaba algo fuera de lo común, yo tenía que estar allí donde se tomaban las decisiones. Herger y Lorenz ha­bían actuado hoy de esa manera. Ellos trabajan en la sede del Comité Central. Kessler y Mielke que ya no pertenecían al Buró Político, se encuentran en sus despachos. Nosotros mantenemos el contacto por teléfono. Los otros miembros del nuevo Buró Político no me ha­bían preguntado qué podían hacer en esa situación.

Quizás ellos habían esperado una llamada personal. Pero en esta noche tan tensa no tenía tiempo. Yo había esperado las iniciativas propias de cada cual.

Cuando llego a la casa, suena el teléfono. Günter Schabowski me informa sobre lo que está ocurriendo en la frontera. De inmediato, él va a viajar de Wandlitz hacia Berlín, de donde yo acabo de regresar. Ni una palabra sobre la conferencia de prensa ni sobre el plazo para la apertura de la frontera. Yo no lo recrimino por el error que come­tió. Nadie podía predecir cómo se iba a comportar la población cuan­do en la mañana del 10 de noviembre se abriera la frontera como estaba planificado. No obstante, y esto sí es esencial, en la mañana del 10 de noviembre estarían listas las órdenes in situ. Los órganos de seguridad y protección sabrían qué hacer.

A cada hora recibo informes de la situación por los compañeros que están de guardia en el Comité Central del psua. Además, escucho las noticias de la radio y la televisión. Mientras que en Bonn los diputados del Bundestag cantaban el Himno Nacional de Alemania y yo escuchaba con sentimientos entremezclados, muchos de los habitantes de la capital se dirigían al occidente por los cruces fronterizos. Esta noche corre abundante champaña. Es casi un milagro que al enfrentarse dos enemigos imperantes de dos sistemas mundiales no corriera la sangre. Entre los gobernantes de la rda
 nadie quería ser un «tirano sanguinario»[26] como el socialdemócrata Noske de 1918 a 1919.

La carga principal de esta situación nueva e inusual está
 en los hombros de las tropas territoriales de la rda. Al ver las imágenes
 de la frontera, siento un gran respeto por ellos que demuestran que
 los miembros de las tropas fronterizas han interiorizado nuestro principio: del suelo alemán jamás deberá expandirse la guerra. Y allí donde las
 órdenes verbales no habían llegado a tiempo, los miembros de las tropas
 fronterizas habían decidido correctamente y según su conciencia.

El 9 de noviembre de 1989 es, más bien, una fecha significativa para la historia alemana y la internacional. La apertura de la frontera que estaba prevista para el 10 de noviembre, forma parte de la lógica de la política de renovación. Ahora los ciudadanos de la rda no necesitan más abrirse paso al mundo utilizando territorios de Hungría, Checoslovaquia o las misiones germano-occidentales en el extranjero.

*Tomado de Egon Krenz. Otoño de 1989. Editorial Cultura Popular, La Habana, 2007. pp. 242–258.


[1] Neues Deutschland del 9 de noviembre de 1989.

[2] Semanas más tarde se divulga el rumor de que colaboradores del Ministerio del Interior habían engañado a la dirección del partido. El hecho es que el Ministerio del Interior había elaborado lo que el Buró Político había acordado antes.

[3] Parte del discurso de Hans Modrow el 9 de noviembre de 1989 en el x Pleno del Comité Central del psua, obra en el protocolo rojo del Pleno.

[4] El 18 de enero de 1989 en un discurso en la reunión del Comité Thomas-Müntzer, en Berlín, Erich Honecker dijo sobre el Muro que «seguirá existiendo cincuenta años y también cien si no se eliminan las causas que lo provocaron». Este pasaje no se encuentra en la versión de los discursos de Honecker confirmados por el Buró Político.

[5] Hermann Kant, parte del discurso en el x Pleno del Comité Central del psua, texto completo en los archivos del autor.

[6] Según el propio Krenz, el 9 de octubre se congregaron alrededor de 70 mil a 80 mil personas. Diversos actores garantizaron la «no violencia»: manifestantes, miembros del psua y opositores, nuevos movimientos políticos y el poder del Estado de la rda. En su opinión, «El hecho histórico del 9 de octubre es el siguiente: El Estado tiene el monopolio del poder. Tiene, además, el poder para emplear todos los medios de violencia. Sin embargo, no los usó». Egon Krenz. Otoño de 1989. p. 94. (Nota de La Tizza)

[7] Neues Deutschland, 8 de noviembre de 1989.

[8] Neues Deutschland, 10 de noviembre de 1989.

[9] El 8 de agosto de 1989, la Misión Permanente cerró su edificio a los visitantes bajo el pretexto de que lo iban a «remodelar». En aquel momento, se encontraban allí entre 100 y 140 ciudadanos de la rda que querían salir. Para el gobierno federal, este paso significó un aviso interno a la rda, de no querer agobiar las relaciones entre ambos estados alemanes y, por otra parte, salvar las apariencias con la «remodelación». Así ellos podían alegar motivos técnicos y no políticos de que no admiten a más emigrantes de la rda. En noviembre de 1989, Bonn creyó que ya no tenía que seguir cumpliendo el acuerdo con la rda. Se anunció la apertura de la Misión Permanente.

[10] Algunos historiadores contemporáneos utilizan la palabra resolución para sugerir que la dirección del psua no trataba el asunto de los viajes sino, única y exclusivamente, las salidas permanentes (emigrar). El título del punto en el orden del día fue el resultado de una situación surgida de los viajes a través de Checoslovaquia y debía ser solucionada. Las medidas fueron lo decisivo. Como lo muestra el texto del reglamento, abarcaban tanto los viajes como las salidas permanentes (emigrar).

[11] Con esto se derogan las disposiciones de viaje existentes hasta el momento mediante un decreto gubernamental.

[12] Véase material interno del Partido número 292; acta del x Pleno del Comité Central del psua, tomo iii, obra en los archivos del autor.

[13] En el caso de resoluciones importantes y de sus correspondientes notas de prensa, el Buró Político del psua tenía la tarea de publicarlas. Por regla general, ellas se anunciaban por las tardes en el televisor y, al día siguiente, se publicaba en la prensa escrita. En la tarde del 9 de noviembre de 1989 leo ante el Comité Central la nota de prensa que se va a publicar el 10 de noviembre, la cual decía que las regulaciones de viajes iban a entrar en vigor «inmediatamente», es decir, a partir del 10 de noviembre.

[14] Véase acta del x Pleno del Comité Central. Ibídem.

[15] Nosotros suponemos que observadores ausentes que no participaron ni en el Pleno ni conocen la práctica del Buró Político en la edición de la nota de prensa que no habían «leído correctamente», porque «el documento contenía un plazo de suspensión». Justamente fue anulada por el Comité Central mediante mi propuesta de que el portavoz del gobierno lo hiciera. Los responsables por el trabajo en los medios que en aquel momento lo eran Günter Schabowski o uno de sus encargados, tenían que haber modificado la última oración para la nota de prensa. En vez de «inmediatamente», ellos tenían que haber escrito «a partir de mañana» o «a partir del 10 de noviembre». En el Comité Central nadie se podía explicar que ellos prescindieron de eso.

[16] Acta del x Pleno del Comité Central, obra en los archivos del autor.

[17] Sobre esto hay muchas especulaciones, entre otras, que Schabowski, en la conferencia de prensa, había recibido una nota de la kgb, en cuyo texto se admitía la apertura de la frontera. Esto es un disparate. El 9 de noviembre de 1989 a las 6:53 p.m., a la pregunta de un periodista de cuándo iba a entrar en vigor la nueva regulación de viajes, él respondió: «de inmediato, en el acto». Él había leído «de inmediato» en mi ejemplar de la presentación que yo había leído en el Pleno del Comité Central para la nota de prensa que tenía que publicarse el 10 de noviembre, tenía que haberlo dicho correctamente: «¡a partir de mañana!»

[18] En este momento todos los miembros y suplentes del Comité Central todavía estaban en el Pleno. Ninguno de nosotros había visto la transmisión de la conferencia de prensa. Horas después nos enteramos de lo que había dicho Schabowski realmente.

[19] Acta del x Pleno del Comité Central del psua, tomo iii.

[20] Desde la sede del Comité Central hasta la sede del Ministerio de la Seguridad del Estado le tomó cerca de 10 minutos en auto.

[21] La sede del Ministro de Defensa se encuentra en Strausberg, a 40 minutos del centro de Berlín en auto.

[22] «¿Acaso usted no ve que la caída del Muro conduciría forzosamente a la caída de la rda?», me han preguntado incontables veces. Políticos, periodistas y científicos han dado sus interpretaciones posteriores, asombrados por la espontaneidad en los cruces fronterizos. Lo que me conmovió en aquel momento no fue la filosofía, sino la práctica, sobre todo, que no llegara al punto de que el 9 de noviembre de 1989 acabara con disparos.

[23] Wolfgang Herger, parte del discurso en el x Pleno del Comité Central del psua el 9 de noviembre de 1989. Véase acta del x Pleno, tomo iii.

[24] Nota en los archivos del autor.

[25] La disposición combativa de los ejércitos de los estados del Tratado de Varsovia tenía tres niveles: la disposición combativa permanente, la alta y la completa.

[26] Gustav Noske: Desde Kiel hasta Kapp, Berlín, 1920.


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