Propiedad socialista, empresa y poder en Cuba: ¿Cuáles reglas?

Segunda respuesta de Pedro Monreal a Luis Emilio Aybar

Propiedad socialista, empresa y poder en Cuba: ¿Cuáles reglas?

En la respuesta de Luis Emilio Aybar al comentario que hice a su texto del 2 de noviembre pasado, este apreciado investigador se extiende sobre algunos temas y me invita a que ofrezca valoraciones acerca de cómo “construir” un sector socialista en Cuba. (1)

Este último punto lo he abordado en muchas ocasiones durante los últimos 25 años, desde mi modesta posición de economista. (2) Me concentraré entonces en ese tema y comienzo llamando respetuosamente la atención acerca de la naturaleza problemática de lo expresado por Aybar respecto a que “en el debate digital cubano, predominan más los análisis sobre cómo construir un sector privado, que sobre cómo construir un sector socialista”.

Esa noción pudiera expresar una visión que tiende a segmentar una característica central del proceso de reforma del modelo económico cubano:

la construcción de un sector no estatal (privado y cooperativo) es un componente inevitable, crucial y positivo del proceso más amplio en el que debe producirse la reactivación del sector socialista en Cuba.

La idea de que se trata de dos “construcciones” separadas pudiera dificultar el análisis y restar coherencia a las propuestas de reforma.

De hecho, la visión de interrelación está expresada en documentos guías de la reforma como son los “Lineamientos” y la “Conceptualización”. El tema también fue abordado en el Informe Central al VII Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Más importante aún, la integralidad del cambio es una parte observable de la práctica transformadora del modelo. La llamada “actualización” no se limita a tolerar el sector privado nacional, sino que lo ha fomentado, y lo ha hecho en gran escala.

El proceso ha sido muy visible y su valía es aceptada ampliamente, con las consabidas excepciones de los “guardianes de la doctrina”. Quizás sea suficiente citar solamente tres ejemplos de la amplia escala a la que la política de Estado ha llevado al sector privado nacional:

– 1,400,000 hectáreas de tierras estatales –un medio de producción fundamental del sector socialista- han sido entregadas en usufructo,

– El sector privado emplea aproximadamente el 25% de la fuerza de trabajo del país. En la práctica, la actividad privada ha estado creando un nivel de empleo neto anual similar al empleo neto que se destruye cada año en el sector estatal.

– El 88% de la producción nacional de viandas y hortalizas se produce por el sector privado.

De hecho, el PCC ha asumido desde abril de 2016 la necesidad y la conveniencia de legalizar la empresa privada nacional y de crear el entorno institucional que le permitiría operar eficazmente.

La implementación de lo anterior no se ha materializado todavía. El reajuste normativo del sector privado se ha concentrado, paradójicamente, en micro -reglamentar el llamado trabajo por cuenta propia (TCP), un término que precisamente es parte de lo que el propio Informe Central del VII Congreso del PCC había identificado como “ilógicos eufemismos para esconder la realidad”.

Si he llamado aquí la atención sobre el plano de la realidad es porque considero que es a ese nivel en el que debe discutirse el asunto de la propiedad socialista en Cuba y sus interacciones con los sectores cooperativo, privado nacional y de capital extranjero.

En ese sentido, coloco sucintamente aquí una segunda observación crítica sobre el enfoque utilizado por Aybar en sus dos textos de referencia en el sentido de que la exposición del tema discurre en esos textos en un plano muy general.

El aspecto integrador del documento de la “Conceptualización”

Aclaro que no veo mucho problema en que se utilice un enfoque general en la docencia o en el adoctrinamiento, pero debería quedar claro que tratar de abordar el tema de la propiedad en la actual reforma económica en Cuba exige un ejercicio de análisis económico que incluya la identificación precisa del problema, la formulación de hipótesis, la recopilación de datos, la selección de métodos, y la validación de las hipótesis.

El proceso de reforma del modelo económico y social de Cuba se inscribe en un enfoque general de predominio de las formas socialistas de producción y de gestión, pero ofreciendo –en principio- una amplia flexibilidad a la operación de diversas formas de propiedad y de gestión. En otras palabras, la expansión del sector privado y la renovación del sector socialista son dos caras de una misma moneda.

He expresado anteriormente, en muchas ocasiones, que considero que el documento de la “Conceptualización” ofrece el marco general adecuado para emprender las acciones concretas de política económica que haría posible la reforma del modelo económico.

Respondiendo brevemente a la invitación hecha por Aybar, ese es mi primer posicionamiento respecto a cómo debería construirse un sector socialista en Cuba: tratar de avanzar lo más rápido que se pueda en la implementación de las propuestas contenidas en el documento de la “Conceptualización”, que es un texto esencialmente político.

Naturalmente, un posicionamiento de ese tipo es solamente el principio de un largo camino, pero es importante hacer la precisión porque si se observa con detalle el debate económico actual pudiera constatarse que existen diversas variantes de reforma que, sin renegar abiertamente de la “Conceptualización”, parecen desentenderse de algunos componentes claves de la reforma, incluyendo la interrelación entre la dinamización de la empresa estatal y la expansión de la actividad privada, específicamente la legalización de la empresa privada nacional.

En materia de reforma de la empresa estatal, queda por hacer el trabajo más complicado: avanzar desde las definiciones generales hacia la implementación de los detalles.

Las preguntas que deberían hacerse sobre este punto particular del debate son muy concretas:

¿Pudiera avanzarse hacia la prometida ley de empresas -que se suponía que debería haber aprobado en 2017- a partir de las definiciones contenidas en la “Conceptualización”, o se necesitaría abrir de nuevo una discusión política (otra más) sobre el tema de la propiedad?

¿Cuánto tiempo después de aprobada la nueva Constitución se estaría en condiciones de emitir una ley de empresas?

La conveniencia de la precisión en cuanto a la solución de los posibles dilemas

En ese sentido, uno de los aspectos en los que Aybar insiste –y que me parece una cuestión relevante- es el relativo a lograr que la empresa socialista funcione de manera práctica como propiedad de la clase trabajadora y del pueblo.

Sin embargo, el plano en el que Aybar mantiene la discusión y hace las propuestas es especulativo. Declarar que es cardinal “democratizar la planificación económica, importante requisito de la propiedad del pueblo, y de su desenvolvimiento eficaz”, o cuando se afirma que “lo que debe primar en sus relaciones es la conciliación y articulación de intereses, el ejercicio de un poder compartido y la inclusión de todos en la riqueza común”, es el tipo de planteamientos que no permite conocer, ni siquiera aproximadamente, qué pudiera significar eso de manera concreta en Cuba.

Aquí es adecuado retener lo siguiente:

– Se trata de un viejo problema que se conoce en Economía Política como el problema de “la realización de la propiedad social sobre los medios de producción”.

– Es un tema que se ha discutido en el seno del marxismo desde hace cien años y que incluye los tres dilemas claves que anoté en mis comentarios anteriores: a) gestión empresarial que responde a bases ciudadanas vs. consejos de trabajadores de la empresa; b) un modelo de “apropiación pública del excedente” vs. un modelo de “apropiación laboral del excedente”; y c) el modelo de “gestión pública” vs. el modelo de “autogestión obrera”. La solución que se le dé a uno de los dilemas influye en la solución de los otros dilemas

– Todas las experiencias socialistas –las fracasadas, la exitosas y las que sobreviven- han debido lidiar en la práctica con esos dilemas. Se resolvieron de diferentes maneras y se obtuvieron resultados muy diferentes.

Considero que la “Conceptualización” brindaría la cobertura adecuada a un enfoque de planificación socialista descentralizada que pudiera incluir el planteamiento de soluciones a las posibles alternativas antes mencionadas. Por ejemplo, que los derechos y responsabilidades relativas a la gestión de la empresa socialista deberían recaer en consejos de trabajadores de las empresas, utilizándose un modelo de autogestión obrera que fuese compatible con un esquema de apropiación laboral del excedente. Se aclara que esto último es compatible con que una parte sustantiva del excedente creado en las empresas se convierta en fuente del ingreso del presupuesto nacional.

No obstante, la experiencia del debate actual indica que cada vez que se hace una propuesta de “autogestión obrera”, existen muchas probabilidades de que esta se considere como una especie de desviación ideológica que se insiste que ha fracasado, como si en alguna parte hubiera “triunfado” el esquema de gestión estatal altamente centralizado que todavía existe en Cuba y que, en esencia, fue el modelo “clásico” de los sistemas socialistas que desaparecieron en Europa a principios de los 90s.

La manera de resolver esos dilemas necesita coherencia interna. Difícilmente pudiera ser compatible una fórmula que intentase combinar la responsabilidad por la gestión de la empresa a nivel de colectivos obreros con un modelo de gestión pública y con un esquema de apropiación pública del excedente. Un ejemplo reciente en Cuba pudo observarse en las discusiones que se produjeron alrededor de la polémica y fallida Resolución 17 de 2014 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS).

Cuando se revisan los comentarios que hicieron los lectores de Granma a propósito de la Resolución 17 (vinculación de los salarios a los resultados) puede constatarse que muchos de ellos –especialmente los más críticos- giraron alrededor de temas de poder y de empoderamiento, aunque no se hubiesen empleado esos conceptos. (3)

¿A falta de ley empresarial, sopa de letras?

Un tema que cabría discutir es si existirían más variantes de solución a esos dilemas. Pudiera ser, pero lo que he tratado de identificar aquí muy sucintamente es cómo se ha abordado el asunto en el marco de marxismo.

Para hacer ese tipo de reflexión sugiero tomar como punto de partida la siguiente pregunta: ¿Cuál sería la alternativa a ubicar la responsabilidad máxima de la empresa en consejos de trabajadores con un modelo de autogestión obrera que fuese compatible con un esquema de apropiación laboral del excedente?

Mi respuesta sería: ubicar la responsabilidad máxima de la empresa en agencias en entidades gubernamentales de “arriba” (ministerios o entidades sustitutas) con un modelo de gestión pública que fuese compatible con un esquema de apropiación pública del excedente.

Si nos fijamos bien, ese es el modelo que ha existido en Cuba. ¿Sería eficaz, en términos de promover “la realización de la propiedad social” ciertos ajustes marginales a ese modelo, o se necesitaría un cambio más audaz?

Cabe recordar que a mediados de 2015 se mencionaba que se contaría con una nueva ley de empresas en 2017, pero eso no ha ocurrido. La modificación institucional que se ha introducido en el sistema de empresas estatales ha intentado presentarse como un novedoso sistema empresarial formado por la combinación de tres niveles organizativos para gestionar las funciones empresariales: Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (OSDE), empresas, y Unidades Empresariales de Base (UEB).

No soy experto en temas empresariales, pero la valoración que han hecho sobre esa cuestión especialistas en cuyo juicio confío, como es el caso de la Dr. Ileana Díaz, del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), no parecen dejar lugar a dudas: “las OSDE verticalizan aún más a las empresas, le agregan un nivel o le mantienen el mismo y reduce los niveles de autonomía… Se reduce la cantidad de empresas, convirtiéndose muchas de ellas en Unidades Empresariales de Base (UEB), que no posee personalidad jurídica y su autoridad es en la toma de decisiones operativas… Nada de ello ayuda al crecimiento ni de la empresa y por tanto de la economía y esto se refuerza con el hecho de que tales estructuras, verticales y sin tener en cuenta la división del trabajo, rompe con las posibilidades de redes y de flexibilidad muy necesarias a la innovación… en ningún caso el aporte es hacía la descentralización, sino a una descentralización compartida, lo cual puede ser mejor que lo actual, pero no debería ser a lo que se aspire”. (4)

¿Cuáles reglas?

Hasta aquí he apuntado tres reglas para “construir” un sector socialista en Cuba:

Regla # 1: Utilizar la “Conceptualización” como marco político de referencia para reformar el sistema de empresas en su totalidad.

Regla # 2: La expansión del sector privado y la renovación del sector socialista son dos caras de una misma moneda. No se trata de dos “construcciones” separadas.

Regla # 3: Debe existir coherencia interna en la manera de resolver los siguientes tres grandes dilemas: a) gestión empresarial que responde a bases ciudadanas vs. consejos de trabajadores de la empresa; b) un modelo de “apropiación pública del excedente” vs. un modelo de “apropiación laboral del excedente”; y c) el modelo de “gestión pública” vs. el modelo de “autogestión obrera”.

Agregaré cinco reglas más que considero que abordan cuestiones específicas mencionadas por Aybar, pero antes de proseguir, conviene aclarar que esta discusión no se refiere a la construcción de un sector socialista en toda su amplitud, sino que se focaliza en el sector empresarial socialista.

Regla # 4: La creación de nuevos actores económicos debe acompañarse con la definición de los derechos constitucionales de esos nuevos actores. Es mucho menos importante que una Constitución enuncie taxativamente un listado de medios de producción fundamentales (algo que puede cambiar rápido), que la Constitución reconozca el derecho adquirido por los ciudadanos a establecer una empresa privada, como resultado de la reforma del modelo. Si el nuevo modelo incorpora la empresa privada nacional, esa decisión debería reflejarse en un correspondiente fundamento legal en la Constitución.

Regla # 5: La reorganización y el redimensionamiento del sector empresarial estatal debe contar con un mecanismo eficiente y eficaz de traspaso de activos estatales (no necesariamente con una cesión de propiedad) hacia personas naturales y jurídicas no estatales (cooperativa, privada, economía social y solidaria, etc.) para evitar, o por lo menos reducir, la “chatarrizacion” de esos activos.

Regla # 6: La gestión de un tejido empresarial complejo, con diversas formas de propiedad y de gestión, necesita un enfoque que garantice un “equilibrio” en la operación de ese sistema. Siendo el término “equilibrio” un concepto polémico en Economía, se precisa que aquí ello se entiende como la ausencia de “cuellos de botella” en el funcionamiento del tejido empresarial. No implica necesariamente una equiparación del peso relativo de los componentes. Existe experiencia acumulada en Cuba en relación con la gestión de esos “equilibrios”. Unas son positivas (p. ej. la rama tabacalera) y otras son negativas (p.ej. sistema de Acopio de viandas y hortalizas).

Regla # 7. La idolatría del crecimiento no tiene sentido, pero la desestimación de la importancia de este o la antipatía hacia el crecimiento pudiera ser fatal. Queda claro que el crecimiento no puede ser infinito y que muchos modelos actuales han conducido a callejones sin salida, pero para un país como Cuba la importancia del crecimiento –cuando menos a niveles anuales superiores al 5% o 6%- es crucial. Es eso, o mantenerse en el subdesarrollo. Aquí no valen medias tintas.

Regla # 8: La decisión respecto a cuál “forma” (socialista o capitalista) gana o pierde ocurre en el plano de la realidad. Depende del contexto especifico. No puede ser predeterminada. Discurrir en abstracto sobre el asunto pudiera ser una buena forma de perder el tiempo. Para que una empresa o sistema de empresas (capitalista o socialista) pueda “ganar” se necesitan esencialmente tres condiciones: cálculo económico realista, mecanismos de retroalimentación efectiva y capacidad de innovación. Como dice un amigo, todo lo demás es lírica.

Notas

1 La respuesta de Aybar se publicó con el título “El socialismo solo ganará estableciendo sus propias reglas”, La Tizza, 15 de noviembre de 2018 https://medium.com/la-tiza/el-socialismo-solo-ganar%C3%A1-estableciendo-sus-propias-reglas-db82b8704a7c . Mi comentario a su artículo anterior fue publicado en este blog, “Propiedad y Constitución en el modelo económico cubano “actualizado”: ¿ganarán las “formas capitalistas”?, El Estado como tal, 4 de noviembre de 2018 https://elestadocomotal.com/2018/11/04/propiedad-y-constitucion-en-el-modelo-economico-cubano-actualizado-ganaran-las-formas-capitalistas/ . El articulo original de Aybar se titula “El único que debe concentrar la propiedad es el pueblo”, La Tizza, 2 de noviembre de 2018, https://medium.com/la-tiza/el-%C3%BAnico-que-debe-concentrar-la-propiedad-es-el-pueblo-cc73873ae536

2 Algunos textos relativamente recientes que he publicado sobre el tema son los siguientes: “La empresa estatal en Cuba: ¿nace una estrella constitucional?”, El Estado como tal, 16 de julio de 2018, https://elestadocomotal.com/2018/07/16/la-empresa-estatal-en-cuba-nace-una-estrella-constitucional/ , “La reforma constitucional cubana y la empresa estatal: ¿redefiniendo derechos y obligaciones del Estado?”, El Estado como tal, 6 de julio de 2018, https://elestadocomotal.com/2018/07/06/la-reforma-constitucional-cubana-y-la-empresa-estatal-redefiniendo-derechos-y-obligaciones-del-estado/, “Esperando la reforma empresarial en Cuba: notas sobre la experiencia vietnamita”, El Estado como tal, 9 de abril de 2018, https://elestadocomotal.com/2018/04/09/esperando-la-reforma-empresarial-en-cuba-notas-sobre-la-experiencia-vietnamita/ , “Reforma empresarial en Cuba: las nuevas normas que nos trae diciembre”, 13 de diciembre de 2017, El Estado como tal, https://elestadocomotal.com/2017/12/13/reforma-empresarial-en-cuba-las-nuevas-normas-que-nos-trae-diciembre/ , “Un programa de estabilidad económica para Cuba”, El Estado como tal, 15 de noviembre de 2018, https://elestadocomotal.com/2017/11/15/un-programa-de-estabilidad-economica-para-cuba-2/ , “La empresa estatal cubana: reforma, aparta de mí este subsidio”, El Estado como tal, 25 de agosto de 2017, https://elestadocomotal.com/2017/08/25/la-empresa-estatal-cubana-reforma-aparta-de-mi-este-subsidio/ , “El presupuesto de Cuba: entre la excelencia social y el saco roto empresarial”, El Estado como tal, 18 de julio de 2017, https://elestadocomotal.com/2017/07/18/el-presupuesto-de-cuba-entre-la-excelencia-social-y-el-saco-roto-empresarial/ , “Empresas “públicas”, PYMES estatales y PYMES privadas: ¿miramos hacia China?”, El Estado como tal, 5 de mayo de 2017, https://elestadocomotal.com/2017/05/05/empresas-publicas-pymes-estatales-y-pymes-privadas-miramos-hacia-china/ , “¿Es la empresa estatal perfectible?”, El Estado como tal, 4 de mayo de 2017, https://elestadocomotal.com/2017/05/04/es-la-empresa-estatal-perfectible/ , “¿Sobran empresas estatales en Cuba?”, El Estado como tal, 3 de mayo de 2017, https://elestadocomotal.com/2017/05/03/sobran-empresas-estatales-en-cuba/ , “Si la empresa privada es la respuesta, entonces: ¿cuál es la pregunta?” Cuba Posible, 10 de mayo de 2016, https://cubaposible.com/si-la-empresa-privada-es-la-respuesta-entonces-cual-es-la-pregunta-2-aa6-5-aa-8-5/,

3 Arlin Alberty Loforte, “Resolución 17: de la letra a la empresa”, Granma, 2 de julio de 2015, http://www.granma.cu/cuba/2015-07-02/resolucion-17-de-la-letra-a-la-empresa

4 Ileana Díaz Fernández, “Las nuevas medidas a empresas estatales: retos para el crecimiento, Centro de Estudios de la Economía Cubana”, blog Cuba y Economía, 28 de mayo de 2015 https://cubayeconomia.blogspot.com/2015_05_28_archive.html


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