Por Ariel Dacal Díaz: “Venezuela es hoy el campo de batalla y toda postura al respecto será una nota ética sin disimulos posibles”.
Me pregunto si Donald Trump leyó a Rosa Luxemburgo alguna vez. Lo cierto es que el reciente discurso de este capitalista furibundo es impugnado por la disyuntiva “socialismo o barbarie”, lanzada por la marxista europea un siglo antes.
La situación creada por Estados Unidos contra Venezuela desnuda el carácter antagónico de un conflicto que lo es, esencialmente, entre paradigmas civilizatorios.
Donald Trump intensificó desafíos que van más allá de Venezuela, sus dilemas internos, sus límites y alcances revolucionarios; más allá del continente americano, su mapa ideológico y su condición de patio trasero; y más allá de las capacidades imperiales manejables por Estados Unidos.
En este contexto es necesario analizar con mesura los datos geoestratégicos, los sujetos de la política real, la correlación de fuerzas y otras variables que, en su conjunto, operan como condiciones para un desenlace u otro.
Sin embargo, pretender una lectura aséptica de estos datos es punto menos que imposible. La situación en curso describe un dilema dramáticamente ético que no da crédito a las medias tintas.
– Estás a favor del antimperialismo o estás a favor del imperialismo.
– Estás a favor de la cooperación y la complementariedad o estás a favor del egoísmo arrasador.
– Estás a favor de la decencia o estás a favor de la masacre contra la verdad.
– Estás a favor de la indignación liberadora o estás a favor del odio destructivo.
– Estás a favor de la política que incluye y dignifica o estás a favor de la moneda asfixiante.
– Estás a favor de los “condenados de la tierra” o estás a favor de las oligarquías fratricidas.
– Estás a favor de la vida humana o estás a favor del capital depredador.
– Estás a favor de la economía moral y popular o estás a favor de la economía tiránica.
– Estás a favor de la república democrática o estás a favor del imperio plutocrático.
El dilema está planteado: “socialismo o barbarie”. Venezuela es hoy el campo de batalla y toda postura al respecto será una nota ética sin disimulos posibles.
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