Por Fernando Martínez Heredia
Segunda temporada de la serie: «Transición socialista, planificación y mercados»
Entrevista concedida por Fernando Martínez Heredia. En diciembre de 2016, pocos días después de la muerte de Fidel, un grupo de estudiantes de Brasil viajó a Cuba con el objetivo de conocer y estudiar su realidad. El grupo fue conformado por estudiantes de Historia, Economía y Relaciones Internacionales de varias universidades. Fernando fue una de las personalidades entrevistadas por el grupo el 16 de diciembre de 2016.
Entrevistador: ¿Cómo usted ve las actuales reformas económicas, la actualización del modelo económico, sobre todo en relación a la ampliación de los negocios privados y de la inversión del capital extranjero en Cuba?
Fernando Martínez Heredia (FMH): No puedo dar una respuesta que se atenga solo a la pregunta, porque no estaría bien. En mi opinión, en Cuba está sucediendo otra cosa que no es exactamente eso.
Yo no le llamo actualización porque no entiendo por qué le llaman así algunos.
En Cuba hay un sistema de tipo de transición socialista, como lo llamo, con una dirección comunista de revolucionarios nacionalistas y socialistas, que tomaron el poder desde hace casi 60 años. Y se fueron sucediendo cambios y transformaciones muy profundas.
Ninguna economía puede ser pensada fuera de la sociedad en la que está, pensar que «la economía es la locomotora de la sociedad» es un grave error. En el caso de Cuba se trata de la economía de ese país. Mientras ese país sea lo que yo acabo de describir la economía tiene que atenerse a eso.
Para Cuba lo fundamental es que la economía responda a la reproducción de la vida de las personas que vivimos aquí. De acuerdo al tipo de sociedad que tenemos aquí y, a su vez, de acuerdo al grado de soberanía con relación a cualquier país extranjero. En nuestro caso, sobre todo a nuestro enemigo histórico y actual que es los Estados Unidos, la soberanía nacional de Cuba frente a su enemigo imperialista. Esas son las condiciones sin las cuales es imposible hablar de la economía en Cuba. Nadie puede decir «debemos cambiar aquello o esto» a libre voluntad porque eso puede tener consecuencias graves o no. En la economía cubana toda la industria, el comercio exterior, el control sobre la tierra y la infraestructura son totalmente del Estado. En los demás elementos de la economía el Estado tiene un papel preponderante también, incluso tenemos un sector, siempre hubo un sector de la economía privada en Cuba. Era sobre todo de agricultores que han tenido la responsabilidad de producir una parte apreciable de la producción agrícola y algunas de las demás. Hay además un sector privado que lo ha tolerado y ha fomentado el propio Estado, pero no depende de ninguna fuerza interna o externa que haya podido hacerlo en contra de él, el Estado da licencia o no la da. El 11 por ciento de los trabajadores en Cuba están hoy en ese sector.[1] Sus líneas fundamentales son el ofrecimiento de servicios de comida, gastronómicos como decimos aquí, el alquiler de viviendas y algunos otros servicios. No desempeñan ningún papel importante en la producción y las demás cuestiones siguen absolutamente en las manos del Estado que es el total controlador.
El Estado debiera representar al proyecto socialista, cosa que sería otra discusión. Por lo menos es el Estado del poder socialista y que es bastante afectado a mi juicio por el fenómeno de la burocratización, algo que puede ser importante o no para su pregunta. En el caso de la pregunta creo que para algunos es importante — el Estado — porque impide que aumente la propiedad privada, para otros es importante como explicación porque impide que aumente el socialismo. Es por lo contrario.
Entrevistador: ¿Le parece que existan riesgos de un regreso del capitalismo en la sociedad cubana en un futuro de medio plazo, por el contexto externo, por la crisis del capitalismo mundial y otras dificultades?
FMH: Siempre hubo el riesgo en Cuba del retorno al capitalismo, en una primera etapa, en razón a la fuerza militar de los Estados Unidos que intentó que en Cuba hubiera una oposición armada que fue derrotada en varios años, o incluso a través de una invasión directa o de mercenarios. Después ya no ha podido ser más así porque los Estados Unidos se enredaron totalmente en la guerra de Vietnam y enseguida las circunstancias geopolíticas del mundo cambiaron de otro modo; pero en general los Estados Unidos excluyeron el uso de la vía militar para liquidar la revolución porque saben que la revolución es poderosa militarmente, no solo por sus fuerzas armadas sino también porque toda la población es capaz de tener cierta o mucha preparación militar, hay una moral de lucha muy alta y los símbolos de defensas no solamente del socialismo sino de la soberanía nacional son muy altos. Ese factor me parece no va a ser alterado por mucho tiempo.
Por otra parte, ocurrieron en Cuba experiencias de cierto crecimiento de la producción mercantil, más o menos controladas y anteriores a la actual, mas esta es la mayor en los últimos siete años y no cinco como parece.
Digamos, del 2009 en adelante ocurrieron cambios con la introducción de elementos de situación sociales correspondientes al capitalismo, de pequeña propiedad privada, de pequeñas empresas; y a mi juicio fue importante también la expansión de valores capitalistas, que no se pueden medir como se miden las cuestiones económicas pero que pueden ser en algunos casos más importantes que ellas.
Hay también un cierto grado de no participación en lo político de una parte de la población que es minoritaria, pero que es importante y que ha sufrido un golpe inmenso en los últimos 15 días con motivos del fallecimiento de Fidel Castro. Y eso hace más interesante para los analistas de los países y de las sociedades el ser profundo en los análisis, no ser superficiales. Yo mismo, que hablé sobre no participación en lo político, tengo que decir sin embargo que la mayoría de la población de Cuba se mostró muy politizada ante el fallecimiento de Fidel y siete millones de personas firmaron un compromiso revolucionario con el socialismo firmando esta declaración famosa de Fidel y alrededor de todo el país las manifestaciones de ese tipo fueron enormes y eran muy claras: eran de revolución socialista y defensa de la soberanía nacional, de identificación, además, con quien fue un símbolo de todo eso. Entonces, esto no cabe duda que tenemos que tomarlo en cuenta y sin embargo insisto hay deterioro de valores y eso es importante; hay relaciones sociales que corresponden al capitalismo hay «efectos de demostración», como diría un sociólogo, que corresponden también al capitalismo.
Tenemos ya una cantidad enorme de turistas, son éxitos que tienen su contrapartida, las personas — sobre todo la clase media e incluso media baja — que ahorran durante el año para pasar vacaciones como turistas, a donde llegan parecen ricos porque vienen a gastar el dinero que ahorraron y se promueve alrededor de ellos no solo la prestación de servicios sino también el ansia por el dinero que se relaciona con ello.
Cuba tiene un reconocimiento sobre lo que son las relaciones mercantiles que es antiquísimo. A diferencia de otras colonias y neocolonias, en Cuba el dinero era el equivalente general de las mercancías hace siglos. Entonces, la revolución — entre otras cosas importantes — le dio un enorme golpe al valor del dinero que retrocedió totalmente, de tal modo que el desempeño laboral, la actividad práctica del cubano se relacionaba muy indirectamente con su nivel de vida, con su calidad de vida y al mismo tiempo con sus ingresos. Al contrario de la mayoría de los países, el salario real de un cubano siempre fue muy superior a su salario nominal, que sería un complemento de todos los servicios fundamentales y algunos que no lo son se convirtieron en gratuitos y universales. Esto ha sufrido cierto deterioro.
El valor del dinero ha tomado auge, ese es un factor que hay que tomar muy en cuenta y observarlo, porque es un factor de erosión del socialismo.
Entrevistador: En su opinión, ¿cuáles serían las directivas principales para una profundización del socialismo en Cuba?
FMH: Siguen los telegramas. Este tipo de preguntas son telegráficas y los problemas no lo son. De todos modos, sin ánimo de dar un recetario porque no es posible, sin dejar de ser omiso yo diría que varias cosas que parecen muy diferentes tienen que suceder a la vez.
Hay que asegurar la fortaleza del poder, a veces algunos dicen: «no, para que se profundice el socialismo el Estado debe casi desaparecer». No estamos locos, la fortaleza del poder tiene que mantenerse y muy grande. Ahora, debe sufrir transformaciones en varios aspectos, la democratización de él va a tener que hacerse con arreglos al cambio de la legitimidad de las autoridades.
En Cuba ha sido legítima la autoridad durante 60 años con motivo de su gran revolución. Incluso se puede personificar en Fidel, sobre todo, pero también en Raúl. Después de Raúl se acabó, ese aspecto histórico de legitimidad se acabó. ¿Cómo hacer ahora? Puede haber más de una respuesta, la mía es que no podemos invitar al capitalismo. O sea, hace 200 años se defendía que lo mejor para crear una democracia es que haya tres poderes: el Judicial, el Legislativo y el Ejecutivo y que se contrapesen entre ellos. Creo que no es necesario explicarles a los brasileños lo que eso significa en realidad. Entonces no hace falta, y nosotros no podemos pensar que haciendo eso va estar todo bien.
Ahora, ¿haciendo qué nos va a ir bien?
Tenemos que correr riesgos y ahí viene un problema: hay que ser creativos, no queda mas remedio. No se trata de que seamos propensos a ser creativos, es que no hay otro remedio.
En ese sentido el poder deberá encontrar, por un lado, su legitimación de nuevos modos y, por otro lado, aumentar su eficacia como poder que tienda a ser poder popular y no el poder de un grupo.
El poder de un grupo lleva a una degeneración tal que pretende quedarse con todo y después legitimarlo como el poder de un grupo. La única manera de evitarlo es que se expanda el compartir ese poder de muchas maneras, que tampoco es decir demagógicamente: «ahora es el poder popular porque todos…», eso es mentira.
Hay que tener un camino y hay que andar el camino. Decía el Che Guevara, para mí, uno de los grandes pensadores: «tenemos que partir hacia el comunismo desde el primer día aunque nos pasemos la vida entera tratando de construir el socialismo». Fidel Castro cuando fundó el Partido Comunista, el 3 de octubre de 1965, se refirió a lo que él llamó la necesidad de construir paralelamente el socialismo y el comunismo y no como decían por allá, por etapas. Eso sigue siendo no solo una verdad, sino también un dolor de cabeza porque hay que hacerlo así.
Tenemos muchas cosas a nuestro favor y unas cuantas en contra, por eso yo prefiero no tratar de ser profeta, porque no me queda bien, sino decir que lo que sí me parece a mí es que ha quedado muy claro, con las demostraciones posteriores a la muerte de Fidel, que el pueblo cubano no va a ceder en nada con respecto a dos sabidurías que tiene como pueblo. Una, que si se restableciera el capitalismo la mayoría sufriría y perdería casi todo lo ganado. Encontraría nuevas formas de ser subyugada, humillada, explotada y aplastada. Dos, Cuba consiguió — después de 450 años siendo colonia y neocolonia — ser libre totalmente y en medio de una geopolítica terrible. Ha sido así durante 60 años. Ese es otro saber que tiene el pueblo cubano y eso no se cede. Ahí no hay nada que negociar. El imperialismo puede cambiar lo que le parezca, son sus cosas internas, pero no hay nada que negociar de la soberanía de Cuba. El capitalismo puede ser atractivo en algunos aspectos y terrible en todos los demás, pero los cubanos saben bien qué es eso. En ese sentido, a partir de lo que acabo de decir, no digo que se van a resolver todos, pero por lo menos es factible resolver los problemas que vienen.
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Notas:
[1] Según el último anuario publicado existen en Cuba 617 mil trabajadores por cuenta propia, de un total de 4.585,2 mil ocupados, para un 13,5 % de este total. Fuentes: Anuario Estadístico de Cuba. 2020. Con datos del 2019.
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