La Tizza reúne un grupo de visiones diferentes e incluso contrapuestas acerca de los sucesos que tienen lugar en Nicaragua…
En esta ocasión, La Tizza reúne visiones diferentes e incluso contrapuestas acerca de los sucesos que tienen lugar en Nicaragua desde el inicio de las protestas estudiantiles que se desencadenaron a raíz de la decisión del gobierno de ese país centroamericano de aplicar reformas al sistema de seguridad social.
Los revolucionarios de todo el mundo tenemos el deber de pensar, de manejar con honestidad intelectual los datos que cada situación social arroja, de no confundir las declaraciones diplomáticas con los análisis. La búsqueda de la verdad nunca discurre por vías expeditas, y por intrincadas y desafiantes que estas sean, solo ellas pueden evitarle a la praxis emancipatoria el claustro de los laberintos. Tan claros son los síntomas de corrosión del proyecto liberador nicaragüense bajo la dirección de Daniel Ortega y Rosario Murillo, como los intentos de la burguesía doméstica, la derecha, la OEA y el imperialismo — a los que ha convocado el gobierno para encontrarle solución a la crisis— de asociar esa corrosión con la pretendida “inviabilidad” de la aspiración original sandinista, defendida una y otra vez con sangre de sus militantes y el pueblo.
Al exponer el mosaico de posicionamientos e interpretaciones que la coyuntura de Nicaragua destapa, la Tizza no diluye su toma de partido: la única salida efectiva para que no fracase definitivamente la revolución es reencauzarla por la senda de Augusto César Sandino, el que peleó a los yanquis y sus gendármenes internos en Las Segovias, el que arengaba a sus hombres harapientos con alusiones al Arcángel Gabriel y no con citas de marxismo. Ese legado sigue siendo la verdadera y única alternativa.
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