Islamología. El diseño básico para una escuela de pensamiento y acción

Por Alí Shariati

Traducción: Leyner Javier Ortiz Betancourt

Edición y corrección: Ernesto Teuma

“La nación ha vencido” Fotógrafo: Kaveh Kazemi

Conferencia realizada a finales de los años sesenta del pasado siglo en Hosseineyeh-Ershad, institución islámica no tradicionalista. Forma parte de una serie de 27 lecciones bajo el rótulo “Islamología”.

I

Presento la figura geométrica de una escuela de pensamiento y una ideología que cada islamólogo y cada musulmán consciente debería tener del Islam, no solo como explicación de sus creencias religiosas, sino como logo de una escuela de pensamiento y una ideología.

Gaston Bachelard, uno de los mayores pensadores de nuestra era, comparable con Descartes y Platón, quien desafortunadamente murió hace algunos años siendo poco conocido, creía que, cuando una idea puede ser conceptualizada en una forma geométrica, ha encontrado el lenguaje apropiado en el que expresarse y explicarse a sí misma. Esto es, cuando una idea encuentra expresión geométrica, tal idea ha encontrado el mejor lenguaje para su expresión.

Cualquier idea que pueda ser conceptualizada y luego expresada a través de una forma geométrica, es en sí misma una prueba de su carácter válido y correcto. Los conceptos científicos más exactos en el mundo son los de las matemáticas. Si somos capaces de expresar nuestras ideas filosóficas e ideológicas en lenguaje geométrico o matemático, habremos encontrado tanto el mejor lenguaje para expresar nuestros conceptos como la mejor prueba del hecho de que las ideas intelectuales son lógicas, a diferencia de las filosofías y religiones que tienen que entrar en discusiones, argumentaciones, sofistería, debates y comparaciones para probar su lógica. En tal caso, se habrá elegido el lenguaje de expresión más débil desde el punto de vista del razonamiento y de la lógica.

Si, al contrario, se puede hacer uso de las matemáticas como el lenguaje de expresión para una escuela intelectual, filosófica o religiosa, e incluso literaria o artística, significa pues que tal escuela de pensamiento habrá tenido éxito en encontrar expresión a través del razonamiento lógico, al probarse a sí misma ser al unísono lógica y científica.

Me gustaría añadir solo un aspecto. Una escuela muestra si es o no una forma natural, si su curva es normal o anormal, si su forma es heterogénea u homogénea a través de la forma geométrica en que es expresada. Esto es, se pueden entender las cualidadesnaturales de una escuela a partir de su forma geométrica…

Faqihs y faqihs[1]

Hay una gran diferencia entre el conocimiento que ha sido entendido (fiqh) y el conocimiento que ha sido recién aprendido. Se pueden conocer personas que sean muy sabias respecto a una personalidad, libro o escuela con fama, pero que no entiendan a la persona, el libro o la escuela. ¿Cuál es la diferencia entre estas dos? Si tengo éxito en señalar la diferencia entre estos dos, habré tenido éxito en explicar la diferencia entre un faqih (=experto islámico) real y una persona que simplemente ha aprendido acerca del Islam pero que no lo entiende.

Hay faqihs que entienden el Islam y hay faqihs, muchos, de hecho, que solo han aprendido acerca del Islam. Por otro lado, están los que entienden el Islam bien pero no son considerados faqihs.

La misma diferencia existe en literatura, en el caso de profesores que saben, por ejemplo, cuántos manuscritos de los poemas de Hafiz[2] existen en el mundo, dónde está cada uno, cuál es el peso y la dimensión de los volúmenes, cuántos poemas y cuáles están incluidos en cada edición, así como los nombres y atributos de todos los que fueron elogiados por Hafiz, el efecto que tuvieron en él, cuál era su posición en relación a él, etc. Saben cuántas palabras persas o árabes existen en los poemas de Hafiz o saben todas las alusiones y referencias históricas hechas por Hafiz, pero, de ningún modo, entienden a Hafiz. Entender a Hafiz es algo más. Estos «hafizólogos» no tienen una empatía espiritual o intelectual con Hafiz. Por tanto, entender a Hafiz difiere de haber aprendido algunas cosas acerca de él.

Lo mismo es cierto con respecto a una persona. Mire a cualquier pensador o artista. Alguien puede venir y eliminar todas las características físicas de una persona y definir cada célula de su cuerpo, conocer su fisiología completa, su edad, etc. y tener información muy precisa sobre él, pero no entender a esta persona como un gran pensador o artista. Otra persona puede venir y en solo una reunión, un encuentro, con un simple intercambio de ideas, llegar a entender a esta persona mejor y con mayor profundidad que la otra con toda su información científica.

Es igual cuando se trata de conocer una escuela de pensamiento. Entender una escuela de pensamiento no es lo mismo que tener información técnica y detallada sobre ella. Es tener un sentimiento acerca de la orientación de esta escuela para entenderla como un todo y no solo conocer partes o secciones de la misma. Es sentir profundamente hacia una religión o una ideología, encontrar el espíritu y el significado que está oculto en una idea.

Esto es lo que quiero decir con entender el Islam o la islamología no como una cultura. Por supuesto, los aspectos valiosos de la cultura islámica y las ciencias islámicas, que son fuentes importantes de la civilización islámica, deben estudiarse. Por islamología me refiero al entendimiento de la ideología del Islam, no solo de las ciencias islámicas que se enseñan habitualmente en las escuelas y universidades. Es como los poetas, escritores y artistas del pueblo que entienden un poema, la literatura y el arte, no como aquellos educados por profesores de la Facultad de Letras.

Todas las escuelas literarias francesas de los siglos XIX y XX se formaron en cafés, no en las aulas de la Universidad de la Sorbona. Comenzaron al principio con las masas y los que tenían el genio, sentimiento, sentido del movimiento, entusiasmo y el coraje de crear una nueva escuela de música, pintura, literatura o poesía. Luego se extendió a grupos y reuniones en los cafés, así como a través de relaciones intelectuales y espirituales de personas de aquí y allá y en las calles.

Y fue entonces cuando la gente educada de las universidades comenzó a oponerse a la nueva ola o escuela de pensamiento refiriéndose a ella como una desviación. Utilizaron el argumento de que la intención era estropear el arte y la literatura y que las nuevas ideas perjudicarían la independencia de su cultura y literatura.

La lucha y el conflicto comenzaron, pero el determinismo del tiempo y la lógica fortalecieron la nueva ola de pensamiento y la armaron con una nueva lógica que debilitó, derrotó y destruyó la vieja lógica. Y luego, después de unos años, la nueva escuela «condenada» encontró aceptación oficial. Se impuso a la universidad. Los profesores de las universidades estaban ahora orgullosos de enseñar la «nueva poesía» y el «nuevo arte».

Por lo tanto hay dos tipos de entendimiento o conocimiento: Un tipo se ve en aquellos que dicen ser expertos de una escuela o cultura, que se han especializado en las ciencias y las ideas culturales de esa escuela. Lo han estudiado y son graduados universitarios. El otro tipo se ve en aquellos que pueden o no ser especialistas de esa escuela de pensamiento, pero la sienten. La sienten y, por lo tanto, la conocen y entienden mejor que el primer grupo porque el segundo grupo ha llegado a conocer el «espíritu» y la «orientación» de esa escuela o movimiento y no simplemente conocerlo científicamente.

Islam como cultura vs Islam como ideología

A lo largo de la historia de la civilización islámica, el Islam, en sentido de cultura islámica e Islam, en el sentido de las ciencias islámicas, se ha convertido en un complejo de pensamientos y palabras teológicas, interpretativas e históricas combinadas para formar lo que se conoce como ciencias islámicas, cada una de ellas con su propio campo de estudio especializado. Lo que uno hace es estudiar, adquirir conocimientos técnicos y convertirse en experto en un campo específico.

Pero uno llega a entender el Islam en el sentido de una ideología de otra manera. El Islam, como ideología, no es una especialización científica, sino el sentimiento que se tiene respecto a una escuela de pensamiento como sistema de creencias y no como una cultura. Es la percepción del Islam como una idea y no como una colección de ciencias. Es la comprensión del Islam como un movimiento humano, histórico e intelectual, no como un almacén de información científica y técnica. Y, finalmente, es la visión del Islam como una ideología en la mente de un intelectual y no como las antiguas ciencias religiosas en la mente de un erudito religioso. La islamología, entonces, debe enseñarse de esta manera.

Para alcanzar este fin, primero daré una imagen general de una escuela de pensamiento y explicaré lo que es una escuela de pensamiento. También explicaré a qué me refiero cuando digo que el Islam debe ser visto como una escuela ideológica, no como una cultura o un complejo de ciencias. Dos preguntas deben responderse: Primero, ¿qué es una escuela de pensamiento o doctrina? Y luego, ¿qué es el Islam mismo en tanto escuela ideológica? Trataré de dar una descripción precisa de los conceptos ideológicos.

La idea de una escuela de pensamiento

Primero explicaré una escuela de pensamiento como una idea y luego la ofreceré en forma de diseño geométrico. Cuando digo «maktab», escuela de pensamiento, me refiero a una colección armónica de conceptos filosóficos, creencias religiosas, valores éticos y métodos prácticos que, a través de una relación racional, crean un cuerpo móvil, significativo, dirigido y unido que está vivo, en el que todas las partes se nutren de un solo espíritu.

Un experto puede tener o no una escuela de pensamiento, pero si la tiene, incluso si, por ejemplo, es un físico, se puede saber cuáles son sus puntos de vista sobre cuestiones económicas o de clase antes de decir algo sobre lo que piensa. Si es economista y tiene una escuela de pensamiento, se puede prever cuáles son sus puntos de vista filosóficos con respecto a la naturaleza.

¿Por qué? Porque todos los puntos de vista sobre economía, sociología, religión, filosofía e incluso sobre arte y literatura de una persona que cree en una escuela particular de pensamiento, tienen una relación de causa y efecto entre sí.

Por tanto, al conocer una dimensión de sus puntos de vista, se pueden adivinar las otras dimensiones de sus conceptos intelectuales o sus intuiciones. Si uno cree en una escuela de pensamiento, sus creencias, emociones, forma de vida, política, opiniones sociales, conceptos intelectuales, religiosos y éticos no están separados sino interrelacionados. Están animados por el mismo espíritu, existiendo armoniosamente en una forma.

Un fascista, existencialista o marxista tiene una escuela de pensamiento. Puede conocer a un físico que es, por ejemplo, un fascista. En ese caso, se puede decir que desde el punto de vista psicológico, él cree en la psicología del racismo y la discriminación racial. Desde el punto de vista político, él cree en el nacionalismo y el realismo y, desde el punto de vista social, cree en la autenticidad de la familia.

Como tiene una escuela de pensamiento, sus creencias políticas, económicas o incluso literarias están en armonía, coordinadas y unidas. Estos desarrollan una forma general y esta forma se llama «escuela ideológica».

Por otro lado, tome un físico que no tiene escuela de pensamiento. ¿Cuál es su orientación? Desde el punto de vista económico, no tiene ninguna. No tiene opinión o, si la tiene, ¿cuál es? ¿Se mueve a la izquierda, a la derecha o al centro? No se sabe. Es preciso preguntarle. Esa persona discute temas de todos los lados. Primero se deben escuchar sus discusiones para ver cuál es su opinión y luego concluir que su punto de vista es este o aquel, porque es posible que en cada área adopte un enfoque diferente, una creencia particular, porque no cree en una escuela de pensamiento

Una persona que tiene un «maktab» piensa en todos los temas de la vida ideológicos, literarios, artísticos, históricos, lo que sea. Su conclusión sobre los problemas está coordinada y en armonía con su ideología y creencias.

Por ejemplo, puede haber un hombre que cree en una escuela social comprometida. Aunque no ha dicho una sola palabra sobre literatura o arte, porque pertenece a una escuela social comprometida de pensamiento, usted sabe que no cree en la literatura por el bien de la literatura, el arte por el bien del arte o la poesía por el bien de la poesía o en «la literatura como un lenguaje para los sentimientos personales», al contrario, esa persona debe creer que el arte y la literatura deben estar al servicio de la lucha social porque cree en una escuela de compromiso social.

Por tanto, una escuela de pensamiento y acción es como una galaxia en la que cada sensación individual, comportamiento social, carácter ético y, en particular, la idea filosófica, religiosa y social de una persona, son cada una como un planeta que gira alrededor de un sol en un galaxia coordinada, significativa, una galaxia que se mueve en una dirección y se coordina en movimiento. Esta es la imagen mental de una persona que cree en una escuela de pensamiento. Esta es la escuela de pensamiento que crea movimiento, construye y genera poder social. Es esto lo que le da una misión, compromiso y responsabilidad a una persona.

Experticia y ciencia no tienen el mismo efecto

Desde el momento en que el Islam pasó de ser una «escuela ideológica» a ser un «conocimiento cultural» y una «colección de ciencias religiosas», perdió su capacidad y poder para crear «movimiento», «compromiso», «responsabilidad» y «conciencia social» y se le impidió tener efecto o influencia alguna sobre el destino de la sociedad humana.

Cuando decimos que «una escuela de pensamiento es una forma intelectual completa de una persona que cree en una idea», ¿cuál es esa forma? No he tomado esta muy simple figura de alguna parte. La construí a partir de mis estudios sobre diferentes ideologías e investigaciones sobre ideas y creencias, así como de escuelas ideológicas, religiosas y sociales. Diseñé una forma que no solo es útil para expresar una idea, sino que también es útil como medio para enseñar y explicar lo que se llama «escuela ideológica de pensamiento», no solo como una forma, que es simple, sino como un medio de expresión desde sus contenidos, lo cual en sí mismo es de especial interés en un «maktab». Se basa en la teoría de que una escuela ideológica perfecta, que incluye todas las formas intelectuales de una escuela de pensamiento, tiene esta forma completa.

Figura 1. Escuela de pensamiento y acción [adaptación del esquema de Shariati]

II

Infraestructura y Supraestructura de un sistema de creencias

Cuando hablo de la infraestructura, me refiero a los fundamentos de un sistema de creencias o las actitudes desarrolladas a partir de los principios de ese sistema de creencias que tienen una relación causal con la supraestructura. Por supraestructura, me refiero a las ideas o efectos desarrollados a través de tres pilares que forman la «ideología» y se basan en la infraestructura de un sistema de creencias.

Cada escuela ideológica debe tener una infraestructura o un sistema de apoyo básico a partir del que todas sus ideas se desarrollen. Esto consiste en una «visión del mundo» que cada escuela de pensamiento tiene, sin excepción, así sea divinamente orientada, materialista, naturalista, idealista, fascista, marxista, etc.

Una persona que no tiene una visión del mundo es como una persona que tuviera abundante mobiliario y lo trasladara continuamente de casa en casa. Nunca las cosas estarían del todo desempacadas o puestas en su lugar correcto, de modo que se pueda hacer un uso adecuado de ellas…

Tener una gran cantidad de conocimiento compartimentado sin tener una visión del mundo definida es como tener todos los materiales necesarios para construir un edificio pero sin un diseño de lo que debería construirse. Sería mejor para una persona carecer antes de los materiales que del diseño. Aquí radica la verdadera diferencia entre Abu-Dharr y Avicena, entre un luchador fiel en el camino de Dios (mujahid) y un erudito experto, entre un intelectual comprometido y un científico explorador, entre una persona consciente, responsable y orientada y un experto infiel, no dirigido, entre una idea y una ciencia, y, finalmente, entre una ideología y una cultura.

La ciencia, el arte, la literatura, la filosofía, la industria, los seres humanos, la vida, la ética e incluso la existencia misma encontrarán significado, espíritu y orientación cuando se fijen en una fe y en el sistema ideológico de una escuela de pensamiento. Esto solo es posible cuando todos estos se basan en una visión del mundo y cuando se interpretan según sus estándares.

Visión del mundo

Todo pensador que tenga una escuela de pensamiento debe diseñar tal forma y luego responder la pregunta: «¿Cuál es tu visión del mundo?» Una persona que tenga una visión del mundo puede responder que su visión del mundo es materialista, realista, escéptica, taoísta, multi-teísta, dualista, monoteísta, panteísta, estética, existencialista, etc.

Una visión del mundo es la comprensión que una persona tiene sobre «el ser» o «la existencia». La diferencia entre Hafiz y Umar Khayyam es su visión del mundo. Khayyam dice: «Como nadie ha regresado del otro mundo para traer noticias de ese mundo (su visión del mundo), debemos disfrutar el presente (su ideología)». Hafiz dice: «Como nuestro destino se ha determinado en nuestra ausencia (su visión del mundo), si no está de acuerdo con nuestro gusto, no se queje (su ideología)». Por lo tanto, una ideología se desarrolla a partir del contexto total de una visión del mundo y estas dos tienen una relación de causa y efecto.

Una persona que cree que el mundo tiene un Creador que es Consciente y tiene Fuerza de Voluntad y que a partir de las cuentas y los cálculos exactos que se guardan, tendrá las recompensas de sus actos o será castigado por ellos es una persona que tiene una visión religiosa del mundo. Es en base a esta misma visión del mundo que uno diría: «Mi forma de vida debería ser tal y tal. Esto o aquello debe hacerse». Ella explica el significado de la vida, la sociedad, la ética, la belleza y la fealdad, la verdad y la falsedad. Esto es tener una ideología religiosa. Así, el idealismo de Hegel, el materialismo dialéctico de Marx, el existencialismo de Heidegger, Jaspers y Sartre, lo absurdo del futilismo de Albert Camus y Beckett, la religión del catolicismo y/o el Islam, el taoísmo de Lao-Tsé, el «karma» del hinduismo, el dolor y el «nirvana» de Buda, la unidad del ser de Hallaj, el determinismo pesimista de Khayyam, Schopenhauer y Metternich, son todas visiones del mundo.

Filosofía antropológica

Esto consiste en el tipo de actitud que tiene cualquier escuela de pensamiento sobre el ser humano y que forma su visión del mundo, de la forma: «¿Qué es un ser humano?», «¿Qué debe ser un ser humano?» Lo que quiero decir aquí es el tipo de conocimiento que existe en una escuela de pensamiento sobre un ser humano, no la terminología científica específica de la antropología, ni el significado general del humanismo. A lo que me refiero es al verdadero valor, misión y significado que tiene una escuela de pensamiento con respecto al ser humano, no en el sentido opuesto. Autenticidad humana es una frase utilizada por los antiguos griegos, el Renacimiento o las Escuelas del Radicalismo a fines del siglo XVIII y principios del XIX o el significado que el existencialismo le dio en el siglo XX.

Está claro que a una persona se le conoce de acuerdo con su visión del mundo y que cada escuela de pensamiento designa o define «ser humano» de una manera diferente. Una escuela llama al ser humano «un animal materialista». Otro lo llama «animal divino». Cada escuela define o describe al ser humano con otro adjetivo como: creador de lo ideal, racional, económico, productor de herramientas, libre, decisor, carente de sustancia, vacilante, prejuicioso, similar a Dios, natural, social, creador de cultura, civilizado, consciente, etc.

Debe mencionarse aquí que cuando una escuela de pensamiento habla de un ser humano, se refiere al significado y la verdad de un ser humano desde el punto de vista filosófico e ideológico, no la criatura real descrita o discutida en las ciencias de la fisiología, psicología, biología, teología, antropología, sociología, morfología, etc. Lo que quiero decir es la verdad del género humano en su ideología, su escuela de pensamiento y actitudes ideológicas y no de una manera estrictamente científica.

Es la verdad del ser humano lo que es descrito, no su realidad. Es como cuando la filosofía, la religión y el arte hablan sobre el ser humano, la forma en que Buda, Confucio, Sócrates, Platón, Rousseau, Hegel, Marx, Tolstoi, Sartre o Abraham, Jesucristo, el Profeta del Islam, Alí u Homero, Goethe, Hafiz, Rumi, Tagore, George Sands y Van Gogh describen, explican y pintan al ser humano, no como Claude Bernard, Darwin y Freud hablan sobre el ser humano.

Lo mismo es cierto con respecto a la historia. Por filosofía de la historia, me refiero al concepto, verdad, movimiento y objetivo que los filósofos o profetas tienen acerca de la historia. Es la visión de la historia como una realidad única que tiene su propio significado y orientación especiales como Ibn Khaldun, Virgo, Hegel, Marx, Emerson y Toynbee lo entendieron y lo describieron, y no como grandes historiadores e historiógrafos como Heródoto, Gibbon, Tabbari y Bihaqi mencionaron.

Lo mismo es cierto para la sociología. Es lo que la sociología significa como una escuela de pensamiento y no como una ciencia en el sentido de cómo lo describe un profesor de sociología en la universidad.

Considero que estos tres forman los pilares básicos de la visión de una escuela de pensamiento sobre el ser humano, la historia y la sociedad. Estos tres se han mostrado en la Fig. 1. Todos ellos surgen de una visión del mundo y tienen una relación lógica de causa y efecto con ella. Estas son las tres columnas que construyen una escuela de pensamiento, cuyo fundamento es la visión del mundo.

Toda la supraestructura ideológica está construida sobre ellos. Es como un individuo que lleva el peso de confiar en alguien. Cada individuo que haya alcanzado la fase de «conciencia» y siente dentro de sí mismo la carga de una misión para la humanidad, se encuentra como Atlas, quien soportó el peso del mundo sobre sus hombros.

Este concepto es un concepto de una escuela ideológica de pensamiento. Es una forma que lleva la verdad de un ser humano porque un ser humano, al final, no es más que fe y lucha.


III

Sociología

Con esto me refiero a la creencia humana especial, basada en las adecuaciones de la escuela de uno con respecto a la sociedad humana y la actitud de uno hacia ella. La sociología de una escuela de pensamiento primero define lo que reconoce como la realidad de la sociedad y, luego, cómo la ha llegado a conocer desde el punto de vista intelectual e ideológico. Esto se debe a que la visión social en una escuela de pensamiento tiene un compromiso para/con la sociedad como una doctrina para su ideología. No es solo una cuestión de análisis de la sociedad sin un objetivo o limitaciones.

En una escuela de pensamiento, la sociología está en armonía con las inclinaciones, ideales y puntos de vista especiales de esa escuela. Sobre esta base, juzga, critica y evalúa. Está orientada y tiene un compromiso como las opiniones de Durkheim y Gurwitsch, en oposición a las sociologías que se ofrecen con frecuencia en las universidades, donde el objetivo es solo analizar y conocer las relaciones y los fenómenos, estudiar exactamente lo que existe tal como es y como uno lo ve para estudiar solo los efectos, por así decirlo, sin prestar atención alguna a las causas.

La sociología del siglo XIX era principalmente ideológica o, como dicen los europeos: una visión social comprometida. Hoy, por el contrario, junto con la actitud general en otras ciencias, el énfasis está en distanciar la ciencia de la ideología e incluso eliminar cualquier sentido de compromiso, evitando cualquier determinación de lo bueno o lo malo.

Con respecto a los juicios de valor, se considera que la sociología solo debe juzgar las realidades en lugar de recurrir al bien o al mal, ofreciendo soluciones y orientación y aceptando la responsabilidad o el compromiso social, ético o incluso humano. En general, se niega a aceptar una idea o adoptar una dirección u objetivo determinado en teoría o práctica. En lugar de evaluación y orientación, se vuelve a la búsqueda de hechos y análisis.

También ha anunciado la tesis: Tener compromiso, una ideología o una meta dañará la ciencia y la limitará al marco de ideologías determinadas o particulares, a creencias particulares. Tomará automáticamente el problema en la mano. Lo dirigirá hacia la meta en la que ha posicionado su fe. Como resultado, la ciencia, en lugar de buscar objetivamente la verdad, sea lo que sea, estará obligada a buscar resultados predeterminados que sirvan y confirmen el sistema de creencias.

Esto se debe a que, desde este punto de vista, un «investigador comprometido» (alguien comprometido con la religión o el ateísmo, espiritualidad o materialidad, socialismo o capitalismo, libertad o dictadura, etc.) naturalmente no puede ser libre. Uno no puede ser un investigador que tiene opiniones ilimitadas o ilimitadas para que nada influya en la investigación de uno y contamine cualquier resultado que pueda lograr.

Por ejemplo, un sociólogo comprometido no puede ser un estudioso objetivo y libre de la historia. ¿Por qué? Porque en el estudio de la historia, uno solo busca la lucha de clases. Cada vez que uno lo encuentra, confirma su punto de vista y cada vez que no lo encuentra, lo justifica.

Dondequiera que uno encuentre algo que se oponga a este punto de vista, uno lo ignora. A veces uno ni siquiera lo ve y no puede verlo porque lleva gafas coloreadas de los puntos de vista ideológicos particulares.

Lo mismo es cierto, desde este punto de vista, de un físico religioso que continuamente busca a Dios en la investigación científica. Por contraste con esta persona, un físico materialista no ve Dios en ninguna parte. Por lo tanto, solo ese investigador puede comprender objetivamente el mundo físico, ya que realmente es quién está libre de ambos vínculos.

Vemos cuán firmes son estos argumentos y, desde un punto de vista, son sólidos en el sentido que vimos en la Edad Media, debido al compromiso religioso, a la ciencia y la investigación obligadas a probar solo aquellas verdades que previamente habían sido sugeridas por los eruditos religiosos. Alcanzaron los resultados que el cristianismo había predeterminado.

En el siglo XIX, las ciencias, en particular, las ciencias sociales como la historia y la sociología, se opusieron fuertemente al científico que tenía un sistema de creencias e ideas predeterminadas fijadas por varios partidos que involucraban las leyes de la clase ideológica o anti-clase, el racismo o el nacionalismo, hasta el punto en que apareció una especie de neoescolasticismo. La ciencia, que había sido liberada de servir a la religión en la Edad Media, en el nuevo siglo pasó a ser empleada por una escuela de pensamiento.

La necesidad de liberar a la ciencia de las estrechas limitaciones de las ideologías, su compromiso de demostrar la posición de un partido y justificar los deseos raciales, nacionales, de clase, políticos y económicos de los ideólogos y filósofos creó la situación más adecuada para que, debido a un error hábil, quienes apoyaran este punto de vista pudieran separar la ciencia de su misión y responsabilidad esencial de servir a la humanidad y llevar conciencia y guía a la gente.

En su estudio de las realidades en la búsqueda de la verdad, aislaron y separaron la ciencia de las personas con argumentos como «verdad objetiva», «investigación libre», «ciencia pura», «el no compromiso del científico», «prejuicios a evitar», «ideas prefabricadas», que eran todos atractivos y lógicos. Esto fue particularmente cierto con las ciencias sociales como la historia, la sociología y la literatura que, más que otros campos, podían ser la conciencia para los intelectuales y la orientación para las masas en todo el mundo.

Lo que sucedió fue que, usando estos argumentos, la ciencia moderna ya no podía proponer soluciones, hacer juicio de valor, determinar direcciones, explicar objetivos, probar o negar ideas, dar métodos para el procedimiento, mostrar el camino, criticar las realidades existentes, sugerir propuestas de mejora o prever situaciones adecuadas. Básicamente estudió y analizó problemas, dejó en claro cuestiones científicas desconocidas y descubrió causas lógicas y efectos en fenómenos. Ya no existía la misión de una orientación profética.

La ciencia se ha separado del tejido de la sociedad. Ha perdido contacto con los pensamientos de las personas. Al no poder criticar la situación actual, ya no podía ayudar a resolver los problemas de la vida. Ya no podía guiar a la sociedad en la dirección que debería, dejando en claro los elementos esenciales, disminuyendo la ignorancia pública y ayudando a los seres humanos a darse cuenta de las causas de sus miserias pasadas y presentes. Ya no se preocupaba por el destino de la sociedad y su capacidad para controlar su propio destino y alcanzar sus ideales.

Al igual que las personas piadosas y devotas que están aisladas por su piedad, lo que las hace presa fácil de saqueadores, personas impías y engañosas, los defensores de la «objetividad», en nombre de la «objetividad», separaron a la ciencia de su compromiso y responsabilidad de traer conciencia, iluminación, orientación y ayuda a los seres humanos para que la ciencia pueda alcanzar mejor sus objetivos y metas.

La sociología y la historia se desarrollaron a partir de esto. Ni los historiadores objetivos ni los sociólogos sin misión describen lo que ha pasado o está pasando para los seres humanos, ni lo que deben hacer ni en qué se basa su salvación. Fueron negligentes pues cuando dejaron de lado su compromiso con la humanidad y se volvieron irrestrictos e indiferentes a un objetivo o meta, fueron utilizados como herramientas por aquellos que juegan con la historia y los elementos poderosos de la sociedad, ¡para contribuir a que ellos alcanzaran sus objetivos!

Al separar la ciencia de su servicio a las personas y su responsabilidad de llevar la perfección, la conciencia y la salvación a la sociedad, se utilizó automáticamente para servir a los enemigos del pueblo. Se convirtió en una herramienta para promover el declive, la ignorancia, la servidumbre intelectual y social del ser humano. Como vemos hoy, las ciencias naturales se han liberado de su compromiso de buscar la verdad del universo o de probar o negar la existencia de Dios, pero a todos los efectos prácticos, se han convertido en esclavas del capitalismo.

La sociología ya no se ve perturbada por la fe, como lo fue en la Edad Media, ni por una ideología, como lo ha sido en los últimos siglos. Se ha convertido en una ciencia que propone investigación y enseñanza a puertas cerradas. Se utiliza para saturar los egos de los profesores, para divertir a los estudiantes o para mostrar a instituciones, secretas e imperialistas, cómo humillar, desviar y saquear a las masas occidentales y/o a las desposeídas naciones orientales. Sirve a organizaciones capitalistas o antipopulares desarrollando formas y medios por los cuales pueden diluir, contaminar y esencialmente destruir el espíritu humano, lo que resulta en el estancamiento y el deterioro del hombre.

Acepto el argumento de que el prejuicio y el dogmatismo ideológico perjudican la investigación científica y que el científico que ya cree saber cuál es la verdad no puede ser un buen científico, porque la investigación significa explorar, analizar, explicar y medir los problemas para encontrar la verdad. El fisiólogo que antes de hacer cualquier estudio cree que el «alma» existe o no, ciertamente no puede encontrar la verdad real. Un capitalista o comunista creyente, cuando comienza a estudiar historia para encontrar la verdad y comprender el movimiento intelectual de la historia, finalmente descubrirá esas verdades en las que ya creía.

La Tradición establece claramente; «Cualquiera que interprete el Corán con su propia“opinión” será quemado en un incendio», y así explica el principio científico enunciado.

«Opinión» aquí es lo mismo que prejuicio. Es un juicio previo que, consciente o inconscientemente, hace que el científico cambie el significado del Corán para que esté de acuerdo con su propia opinión predeterminada, en lugar de interpretar su significado. Es por esta razón que vemos que cuando sunitas, chiíes, sufíes, filósofos, etc., estudian el Corán, logran los mismos resultados que antes de comenzar. El Corán se ha convertido en un medio para probar sus ideas, no para que obtengan sus ideas de él.

¡Es a la vez divertido y trágico que alguien interprete la palabra «opinión» en la Tradición como «intelecto», concluyendo que nadie tiene el derecho de interpretar el Corán con su propio intelecto! ¡Como si hubiera algo más que el intelecto para entender cualquier cosa!

Han hecho esto a propósito para que la gente no entienda el Corán. Lo mismo ocurrió en la Edad Media, donde la lectura y la comprensión de la Biblia y el Pentateuco pertenecían exclusivamente a los sacerdotes y clérigos. Impidieron la traducción, interpretación y distribución para que las personas no pudieran referirse a ellos. De esta manera, los libros de salvación permanecieron en posesión del clero religioso oficial.

Esto mismo se ha hecho con el Corán. Al evitar que la gente estudiara el Corán y pensara en él, los eruditos religiosos lo convirtieron en un libro del que solo la forma quedara para la gente. Su espíritu, propósito y objetivo quedarían desconocidos. Lo convirtieron en frases y versos de palabras secretas sin que se entendiera su significado. Como se ha señalado y como advirtió el Corán, interpretaron el Corán con sus propias ideas preconcebidas y no con sus mentes o el uso de la lógica.

Por lo tanto, hay dos teorías básicas. La primera: la ciencia al servicio de un sistema de creencias hace de la ciencia el medio para justificar nociones preconcebidas. La segunda, la ciencia libre de cualquier sistema de creencias y solo por el bien de la ciencia hace que la ciencia sea ineficaz y sin valor. En nombre de la objetividad, carece de propósito. Como resultado, el científico ya no sirve a las personas y a la sociedad y, a todos los efectos prácticos, la ciencia o se vuelve estéril o se utiliza para servir a los poderosos, ricos y/o engañadores.

Propongo una tercera forma: los científicos, antes de emprender cualquier investigación, deben estar libres de creencias particulares y después de lograr resultados, deben estar sujetos a ellas.

Antes de emprender cualquier estudio, los científicos no deben comprometerse en la medida en que a través de los estudios que están a punto de realizar, probarán, necesariamente, sus propias nociones preconcebidas. Más bien, los resultados de la investigación en sí, no los investigadores, deberían mostrarles la verdad y luego esta verdad comprobada se convertirá en una creencia para los investigadores. Después de conocer la verdad, deben comprometerse con ella y tener en cuenta su responsabilidad para/con ella, así como su responsabilidad hacia las personas y sus tiempos para su propia conciencia científica. Eso es, la creencia o idea que su investigación les demostró.

De esta manera, ni se esclaviza a la ciencia ni se confirman ideas preconcebidas. No se impide que la ciencia realice su función de guía y muestre el camino de salvación a la gente. No le quita atender las necesidades del ser humano, servir a la sociedad humana, criticar, ofrecer soluciones y mostrar la verdad y la falsedad. No aísla la ciencia en la universidad ni es indiferente a que sea utilizada exclusivamente por los oportunistas poderosos o por aquellos que desean engañar.

Los sociólogos, historiadores o antropólogos no deben permitir que sus conocimientos se utilicen para justificar y confirmar sus nociones preconcebidas y no científicas. No deben permitir que aquellos que creen usen la ciencia como un medio para alcanzar sus objetivos. Tampoco deberían detenerse con este conocimiento, es decir, estar satisfechos con un análisis lógico y científico y una explicación de las causas de la historia, la sociedad y los seres humanos actuales.

Más bien, después de descubrir la verdad, después de una búsqueda objetiva y sin prejuicios, deben presentar tanto las causas como los efectos negativos y positivos. Deben guiar a las personas de una manera profética. Deben recordar las causas del retraso y la degeneración de la sociedad o la clase o la humanidad en general, alcanzadas a través de la investigación objetiva, y luego mostrar el camino hacia el progreso y la salvación. Deben esforzarse por este camino y comprometerse con él, ni «ciencia por ideología» ni «ciencia por el bien de la ciencia». Más bien: una ciencia orientadora comprometida con la verdad. El compromiso con una creencia antes de la investigación perjudica a la ciencia y engaña a las personas, pero el compromiso con una creencia después de la investigación es la misión profética del científico.


IV

Filosofía de la historia

Algunos creen que la historia es inútil. Una de las personas que no creía en la historia era Napoleón, quien dijo: «La historia no es más que mentiras que son aceptadas por todos».

Hay algunas personas famosas que vieron la historia como un arte y no como una ciencia. Se basaban en la creencia de que la historia no es una realidad objetiva como una montaña, la naturaleza, un mar, un hombre, una sociedad o la vida misma, sino un poema. El poema no es una realidad pasada de moda que el poeta descubre. Más bien, el poeta usa diferentes sustancias y crea un poema. Lo inventa y crea lo que no había existido. Usando el mismo argumento, la historia es el poema que canta el historiador y no una realidad externa que descubre. Un historiador lo canta de una manera y otro, de otra. De esta forma, todos lo cantan como desean o como pueden.

Un francés contemporáneo dice lo mismo pero con más seriedad: «La historia es como una montaña para la que me gusta que todos los demás hagan mis propios bloques de piedra para construir el diseño que yo mismo tengo. Es decir, entro en la historia y selecciono cualquier cosa y cualquier forma que desee, la corto y la cambio y luego uso las piezas seleccionadas en la construcción de un edificio histórico donde yo mismo soy el diseñador, constructor y arquitecto».

Por ejemplo, la historia de la Revolución Francesa no es una realidad que los historiadores descubren y luego expresan. El historiador la crea. Es la montaña antes mencionada que un historiador comienza a construir de acuerdo con sus propios gustos, creencias, necesidades y capacidad creativa al seleccionar los bloques de piedra para la construcción de la historia que desea hubiese ocurrido.

Pero la filosofía de la historia no cree que la historia sean accidentes separados del pasado, accidentes hechos de personalidades: los poderosos, líderes militares, héroes y conquistadores. No ve la historia como material almacenado en el pasado que un escritor selecciona de acuerdo a sus propias necesidades y gustos.

La historia es el proceso continuo y unido que se mueve y crece desde el comienzo de la vida de la humanidad de acuerdo con la ley científica determinista de causa y efecto. Atraviesa coercitivamente diferentes etapas y encuentra puntos determinados que pueden preverse. Finalmente, ciertamente y por necesidad alcanza sus objetivos, que fueron predeterminados por la ley del movimiento de la historia.

Así como una planta o un pollo crece o como la tierra se mueve dentro de un cierto período de tiempo, la historia es una realidad viva y natural. Por lo tanto, de acuerdo con las leyes científicas y los principios de causa y efecto, tiene su propio movimiento y evolución. En consecuencia, no es una herramienta para ser utilizada por esta o aquella persona. Tampoco es un proceso ilógico o accidental sin tener ningún objetivo.

Como el flujo de la historia es científico, si me encuentro en medio de este flujo, si descubro con precisión las leyes del movimiento de la historia, puedo prever el destino de cualquier sociedad dentro de trescientos años. Es justo como la meteorología por la cual al conocer las leyes de la atmósfera, que son leyes lógicas de causa y efecto, uno puede prever con precisión los cambios climáticos, el aumento y la disminución de las temperaturas, la posibilidad de lluvia, la llegada de nubes, la aparición de una tormenta y el soplo de vientos.

Por lo tanto, si descubrimos el flujo del movimiento de la historia, podemos adivinar lo que sucederá en el futuro. Una persona que se adhiere a los principios de X, que cree en una filosofía de la historia o, mejor aún, en una ciencia de la historia, cree que la historia es una realidad científica y un movimiento que fluye de acuerdo con leyes científicas fijas.

Por lo tanto, el destino de la humanidad a lo largo de los siglos no es accidental. No está hecho por personas ni se para, se mueve, se inclina o progresa de acuerdo con los deseos de X o de esa persona. Se mueve de acuerdo con las leyes científicas coercitivas existentes que existen en el tejido mismo de la sociedad y el tiempo. Este movimiento que ocurre de acuerdo con leyes científicas en la sociedad se llama «historia».

Por lo tanto, la historia es un flujo continuo y determinista que se mueve de acuerdo con ciertas leyes estrictas. Esto es creer en la filosofía de la historia.

¿Pero cómo se mueve? ¿Según qué leyes científicas? ¿Cómo se pueden prever? ¿Qué dirección toma? La respuesta a estas preguntas crea la filosofía especial de la historia de cada escuela de pensamiento. Cada escuela de pensamiento responde a estos según sus propios puntos de vista. Como la «ciencia de la historia» no está aun descubierta o no ha sido aun completamente reconocida y aceptada por todos, lo designamos en una escuela ideológica como la «filosofía de la historia» y no como una ciencia probada, confirmada y fija.

Ideología

Las ideologías incluyen tanto una creencia como su conocimiento. Es tener una actitud y conciencia especial en relación con uno mismo, su posición de clase, base social, situación nacional, destino mundial e histórico, así como el destino de la propia sociedad de la que depende. De acuerdo con la ideología de uno, uno explica los puntos anteriores y sobre esa base encuentra sus propias responsabilidades, compromisos, direcciones, soluciones, deseos, posiciones y juicios particulares. En consecuencia, se adhiere a un comportamiento especial y un sistema ético de valores. Es decir, es según la visión del mundo y el tipo fundamental de sociología, antropología filosófica y filosofía de la historia que una persona desarrolla sus creencias sobre la vida, la relación del «yo» con los demás y con el mundo.

Deja en claro cómo se debe vivir, qué se debe hacer, qué tipo de sociedad se debe formar, cómo se crea un sistema social ideal, cuáles son las responsabilidades y compromisos de un individuo con la sociedad, qué tipos de conflictos, relaciones, ideas, necesidades, creencias, valores positivos y negativos, comportamientos colectivos, escalas del bien y el mal, identidad humanitaria y social se deben crear y establecer.

Por lo tanto, la ideología es un sistema de creencias que interpreta la orientación social, racional y de clase de un ser humano, así como el sistema de valores, orden social, forma de vida, individuo ideal, situación social y vida humana en todas sus diversas dimensiones. Responde las preguntas: ¿Cómo eres? ¿Qué haces? ¿Qué debes hacer? ¿Qué debe ser?

Los diversos aspectos de la infraestructura (i.e. la visión del mundo) y la supraestructura (antropología filosófica, sociología y filosofía de la historia que forman una ideología) encuentran significado, pueden entenderse y convertirse en vida y movimiento en una escuela, cuando se aclaran dos puntos: sus puntos de vista sobre la ciudad ideal y el ser humano ideal.

La sociedad ideal (Utopía)

La utopía es la sociedad ideal que uno concibe en la propia mente, deseos y luchas para que la sociedad humana tome esa forma. Todas las filosofías, religiones y seres humanos tienen un tipo diferente de utopía en sus mentes. El paraíso es la utopía o sociedad ideal en la mente de un hombre religioso. La utopía de Platón era la ciudad ideal para los aristocráticos griegos e intelectuales de su época. La Ciudad de Dios de San Agustín, la Ciudad Sagrada de Jean Isolah y la Sociedad de Justicia Universal de los chiitas, al final de los tiempos, son todas sociedades ideales.

En muchos de los libros antiguos, como la filosofía de Jabalwa y Jabalsa, ciudades ideales han sido descritas, ciudades con personas, gobierno, religión, organización política, clases sociales, ética, economía, fundamentos sociales, pensamiento y cultura idealistas. Por lo tanto, al contrario de lo que se dice superficialmente, la creación de utopías es el resultado de una necesidad para todo idealista o persona orientada a objetivos. Todo esto muestra que el deseo de tener una forma más alta de sociedad existe tanto en la naturaleza primordial de cada ser humano como en la conciencia de cada sociedad. Es la manifestación del espíritu evolutivo de cada ser humano.

Esta «forma superior de sociedad» en una escuela de pensamiento no es una sociedad imaginaria o ficticia, sino una sociedad ideal formada a partir de la ideología de esa escuela de pensamiento. Esto se debe a que los creyentes de cada escuela de pensamiento creen en una forma de vida humana, libre e ideal y no solo en la posibilidad de tal vida y su certeza, sino que luchan por crearla.

La forma de sociedad deseada, ideal o superior es la imagen mental ideal de esa sociedad que un individuo o grupo que cree en esa escuela de pensamiento tiene al respecto y, de forma consecuente, trata de cambiar la sociedad humana para alcanzar ese tipo de sociedad.

Esencialmente, la existencia de una sociedad imaginaria demuestra que el ser humano siempre se está moviendo de la «situación actual» a una situación más «deseable», ya sea imaginaria, científica, la utopía de Platón o la sociedad sin clases de Marx. Pero la sociedad deseable en una escuela de pensamiento es una sociedad científica y potencialmente objetiva que está en armonía con el espíritu y la orientación de esa escuela de pensamiento, basada en su visión del mundo y de acuerdo con su objetivo final y filosofía de vida.

Prototipo ideal

El ser humano ideal está motivado por el deseo de lo que «debería ser» y en lo que «debe convertirse». Fue en esta persona en la que los místicos intentaron convertirse. El prototipo universal (Enson-e-Kamel) se menciona claramente en nuestros tratados, particularmente en los de filosofía e iluminación. Es la persona que ha alcanzado el nivel más alto al que un ser humano puede llegar y evolucionar. Es una persona que ha liberado el «yo» de las ataduras de la «lujuria» y la «pasión» y ha ascendido como ser humano.

El fascismo habla de un «superhombre». Nietzsche habla del hombre que se convierte en el heredero de los dioses. Hegel, en su filosofía de la historia, que se basa en su idealismo especial, prevé un futuro en el que el «ideal absoluto», después de pasar las etapas evolutivas de la autoconciencia de la forma más elevada del hombre, alcanza la «conciencia absoluta» y en esta etapa, el prototipo universal.

El socialismo ético del siglo XIX en Alemania, en el que creían la mayoría de los estudiantes de Hegel, estaba tratando de lograr al ser humano con una «disposición sana», «el ser humano que es humano», cuyos talentos han progresado libre y sólidamente, luchando contra «esta mundanalidad» burguesa y la piadosa «ultraterrenalidad», porque ambas hacen a una persona defectuosa, metamorfoseada y alienada de la verdad del «yo» y de la naturaleza primordial de sí mismo.

Incluso el marxismo, que se basa en el «materialismo» y, como explican nuestros intelectuales, «el ser humano» para ellos es un animal económico, habla de «un ser humano total». Esta persona es una persona total, perfecta y completa. No se ha vuelto imperfecto, paralizado, cortado en trozos o alienado. El sistema no lo ha vuelto loco ni lo ha metamorfoseado. Él no sufre de una sensación de desapego. No adora la riqueza. No es unidimensional. No es colonizador ni colonizado. No es amo ni esclavo. No es un buscador de lujurias, un monje o un asceta. No es un trabajador sin trabajo debido a la existencia de elementos reaccionarios y desviados, condiciones económicas, sistema de clases y condiciones de trabajo inhumanas.

Por lo tanto, todas las escuelas de pensamiento, ya sean materialistas o místicas, tienen un concepto mental del «tipo perfecto», una persona total, un prototipo ideal de humanidad. De lo contrario, una filosofía social, una escuela ética de pensamiento y un camino a seguir en la vida de uno no tiene sentido porque carece de orientación.

Un modelo humano es uno que da dirección y nos hace movernos. Requiere que nuestras manos y nuestros pensamientos se utilicen para buscar o alcanzar ese modelo.

El modelo puede ser utilizado como una escala de vida, una ética, un medio para entrenar y enseñar a los seres humanos. No es posible disciplinar a los seres humanos sin reconocer el prototipo universal y sin tener un prototipo universal para la raza humana. Debemos conocer al ser humano potencial para crear a esa persona por medio de una técnica o método desarrollado, preciso y científico.

Disciplina significa «convertirse en un ser humano» y acercarlo al prototipo universal. Si preguntamos a aquellos que se dedican a la formación del ser humano qué se pretende que sea cada persona, no pueden responder que tal problema no es motivo de preocupación, porque tienen la intención de cambiar la posición actual del ser humano. Por lo tanto, el prototipo universal debe ser claro y se debe dar a conocer qué tipo de persona es.

No podrían argumentar: «Somos expertos y solo somos responsables de su capacitación y enseñanza. El prototipo universal no nos concierne. Depende de la filosofía y la religión dejarlo en claro». Tal capacitación y enseñanza es similar a la de un carpintero que ha reunido un centenar de piezas y equipamientos y varios tipos de madera y es experto en trabajar con ellos, pero cuando se le pregunta qué está haciendo, él responde: «No tengo idea. Soy realista. No soy un idealista. Solo corto madera, pero no tengo idea para qué sirve y quién la usará».

Debemos considerar el punto de que el sistema de valores humanos está determinado por el prototipo universal que está en nuestros pensamientos y en el que creemos como un ser humano modelo, un modelo simbólico, el ser humano exaltado que debemos ser y aun no somos. El objetivo principal y el esfuerzo de la capacitación y la enseñanza es hacer que los seres humanos crezcan más similares a ese modelo generación por generación. Por lo tanto, cada escuela de pensamiento debe presentar su imagen ideal del prototipo universal, de lo contrario, todos sus esfuerzos serán en vano y su movimiento, sin objetivo.

Debe señalarse aquí que un prototipo universal o sociedad que se mueve hacia símbolos exaltados, modelos ideales y ejemplares siempre destruye moldes y estándares fijos en su camino. El prototipo universal de individuo o sociedad es la fuerza atractiva que identifica la orientación de un movimiento, pero no identifica la forma final o fija.

Es el factor de movimiento que niega los factores inmóviles y prohibitivos. Los estándares fijos ponen al ser humano en formas y dimensiones preconstruidas. Moldea a la persona como quiere mientras busca el ideal, libera al individuo de estas formas y lo saca del estancamiento de cada curso de acción y sistema. Mueve a la persona en las corrientes de tiempo hacia el océano y/o la eternidad absoluta.

Por lo tanto, como mencioné al comienzo de mi conferencia, así como no creo en moldes fijos y preconstruidos, tampoco creo en la falta de compromiso, el no-compromiso y la irresponsabilidad. En lugar de liberación o limitaciones, creo que la orientación debe seleccionarse no en su «forma de ser» ni «en ser sin forma», sino como un eterno devenir evolutivo, un movimiento eterno y una migración, no para llegar a un punto, sino para orientarse hacia una dirección.

Por lo tanto, un diseño para una escuela de pensamiento consiste en una infraestructura de una visión del mundo y una supraestructura de una filosofía con respecto al ser humano, la sociedad y una filosofía de la historia (los pilares principales) que forman la ideología, desarrollando el ideal. sociedad y el ser humano ideal.

Figura 2. Escuela del Islam [aproximación al esquema de Shariati]

Notas:

[1] Faqih: experto islámico.

[2]Hafiz o Hafez (1315–1390), uno de los más notables poetas persa.


Alí Shariati (1933–1977), intelectual revolucionario iraní. En su condición de musulmán estuvo comprometido con las luchas populares desde joven y hasta su muerte. Depositario de una fértil intersección entre Islam y marxismo que lo hizo ser reconocido a posteriori, por muchos, como el padre intelectual de la revolución del 1979. Estudioso de las corrientes intelectuales de su tiempo (no solo occidentales), de espíritu cosmopolita y de ética militante, fue encarcelado por el régimen del shah en diversas ocasiones hasta su exilio y posterior muerte, en condiciones que hacen sospechar un asesinato a manos del SAVAK (servicio de inteligencia del shah). Su legado intelectual se suele catalogar, con justicia, como teología de la liberación islámica.


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