A propósito de un dossier de la revista cubana Referencias
Publicado originalmente en la revista cubana Referencias, de la Universidad de La Habana: Mayo — Junio de 1970. Versión recuperada de:
La revista Pensamiento Crítico, hecha desde Cuba, publicó en su Número 7 (Agosto de 1967) el trabajo «Sociología y espionaje», de Gregorio Selser, donde se divulgaban y analizaban interioridades del denominado Proyecto Camelot. Tres años después otra publicación cubana, la revista Referencias (Mayo — Junio de 1970), dio continuidad al tema con el dossier titulado «Imperialismo y Ciencias Sociales».
Las cuestiones presentadas y debatidas a través de una amplia polémica en aquellos años no han perdido importancia en los tiempos actuales. Como en la canción de Joaquín Sabina, vivimos bajo el asedio de «círculos viciosos». Ello tiene que ver con la persistencia, profundización y naturalización de los problemas asociados al sistema mundo capitalista y el imperialismo con su centro hegemónico en los Estados Unidos.
Con el permanente interés de contribuir a la historicidad de las discusiones contemporáneas, La Tizza recupera este dossier publicado en 1970.
Presentación
Los objetivos mundiales del imperialismo norteamericano — prevenir la revolución social y mantener el capitalismo bajo su hegemonía — lo obligan a disponer de un aparato capaz de colectar, analizar y evaluar información sobre los territorios bajo su control, y sobre las organizaciones y fuerzas sociales que amenazan o puedan amenazar el sistema.
En la séptima década del siglo XX ese aparato utiliza los desarrollos de las modernas ciencias sociales e instrumentaliza al mundo académico para servir a sus fines de dominación.
La Universidad capitalista ha devenido así en multiversidad, una corporación encargada de suministrar saber en cantidades industriales de acuerdo con los requerimientos del imperio.
Sus nuevas funciones abarcan desde innovaciones tecnológicas con preferencia en el área de las armas estratégicas y el desarrollo de la técnica espacial, el procesamiento de información referente a la formulación de políticas (y la elaboración de recomendaciones al respecto), el proporcionar cubierta científica para operaciones de la CIA (como en los casos de los proyectos de investigación social), el desarrollo de instituciones especializadas en el estudio de áreas conflictivas para el imperialismo (como el desarrollo de los estudios de contrainsurgencia en la década del 60), y la política de penetración cultural en el Tercer Mundo, mediante acuerdo de intercambios o de asesoramiento con Universidades de esta área hasta el adoctrinamiento de élites intelectuales.
Es en estas últimas funciones que queremos mostrar el aparato cultural del imperialismo, mediante dos de sus caras: los proyectos de investigación social y la ideología prevaleciente tras la ciencia social que se desarrolla en la Universidad burguesa.
Los proyectos de investigación social — prototipo de los cuales es el Proyecto Camelot — aparecen bajo una cobertura científica irreprochable y se proponen elaborar modelos predictivos de cambio social. En otras palabras, constituyen una investigación de las potencialidades revolucionarias y la elaboración de recomendaciones para su neutralización.
Su función no es buscar la causa del descontento, que reside en el sistema, para eliminarlo, sino sugerir cursos de acción para neutralizar el descontento sin eliminar las causas.
En este proceso acopian información vital para la estructura de dominación imperialista, que luego es utilizada contra nuestros pueblos.
Es, como acertadamente ha calificado Gregorio Selser,[1] un caso de espionaje sociológico.
La indignación y repulsa que provocó el Proyecto Camelot no ha detenido esta línea, si acaso, la ha vuelto más sutil como lo muestra el Proyecto Marginalidad.
Las clases dominantes no financian investigaciones perjudiciales a sus intereses: los recursos técnicos masivos, las mejores posibilidades de investigación están dados a aquellos que se adecúan a las reglas de la ideología y de las funciones que señala a la Universidad el sistema, independientemente de la buena o mala fe del científico.
La segunda parte está dedicada a tratar la relación entre ciencia social e ideología a través de diversos artículos.
Con este número queremos hacer llegar a los militantes del Partido y profesores de la Universidad, una información no necesariamente antológica, pero sí una muestra del debate práctico e ideológico en torno a los usos de las ciencias sociales en el mundo contemporáneo.
Textos en este dossier:
https://amauta.lahaine.org/https://amauta.lahaine.org/
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Notas:
[1] La revista Pensamiento Crítico publicó en su Número 7 (Agosto de 1967) el trabajo «Sociología y espionaje», de Gregorio Selser (Nota de La Tizza).
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