Formación política en Cuba. La experiencia de la Escuela Hugo Chávez

Por Proyecto Nuestra América — Centro Memorial Martin Luther King — Movimiento Sin Tierra

Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción genética. El conocimiento nos hace responsables. Debes ser duro, pero sin perder la ternura, nunca … Sobre todo, intenta sentir en lo más profundo de ti cualquier injusticia cometida contra alguien en cualquier parte del mundo.

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Hoy hacen falta más jóvenes comprometidos. Con críticas, pero con ideas. Con sueños en debate y compromiso. Con formación. El destino del mundo no puede ser la desilusión. Frente a esos y otros desafíos, nace la Escuela Política Hugo Chávez.

Sus orígenes se remontan a una experiencia de formación organizada por el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil (MST) en Cuba desde el año 2000. El objetivo de este espacio, llamado curso de vacaciones, era formar y acompañar políticamente a los militantes del MST que se encontraban estudiando en nuestro país. Para ello se abordaba la coyuntura latinoamericana y brasileña y se estudiaba la Revolución Cubana, partiendo de las experiencias vividas por los becarios en su cotidianidad.

En el año 2011 había surgido en La Habana un colectivo juvenil llamado Proyecto Nuestra América, con acciones de formación y trabajo internacionalista, que de inmediato comenzó a colaborar con el MST en la realización de su curso de vacaciones. Con el recorte de las becas para estudiantes de medicina, y la consecuente disminución de su brigada en nuestras tierras, el MST invita al Proyecto Nuestra América y al Centro Martin Luther King a continuar la experiencia de formación. Es así como estos tres parceiros desarrollan en conjunto, desde 2014, lo que se va a dar en llamar Escuela de Formación Política Hugo Chávez.

No hacía mucho tiempo que Chávez se había sembrado, y de diferentes maneras estábamos marcados por su mística, su prédica, su audacia y su creatividad. Chávez se había sumado a esa guerrilla de líderes históricos que significan una escuela para nuestra generación, un cajón de herramientas y convicciones y una fuente de inspiración.

De año en año, siempre en la primera semana de agosto, venimos realizando este curso presencial, convivencia incluida, donde confluyen militantes de organizaciones cubanas, del resto de América Latina y del mundo. El objetivo general de la Escuela es potenciar las estrategias de lucha de los pueblos para transformar el contexto en una dirección socialista. Con tal empeño aporta herramientas teóricas y prácticas a los colectivos y organizaciones participantes, fortalece la capacidad crítica de los militantes, visibiliza la causa común que subyace en nuestras luchas e identidades específicas, apuesta al poder popular y procura una pedagogía coherente con los valores que la animan.

Esto último es muy relevante pues nuestro credo comunista nos compromete a formar sujetos activos, de ahí que la Escuela se inspire en pedagogías críticas, en especial la Educación Popular, y combine teoría y práctica, estudio y trabajo grupal, con una orientación ideológica manifiesta. Procuramos integrar lo político y lo pedagógico con lo lúdico, lo místico, lo artístico: el sentir con el pensar. En el proceso global podemos a un tiempo ser y contemplar la obra de arte, que es como decir nuestra convicción acendrada y nuestra mente afilada para la acción.

La Escuela Hugo Chávez ha demostrado la tremenda importancia de la formación política, a menudo relegada o dogmatizada entre las organizaciones revolucionarias dentro y fuera de Cuba, y que, por tanto, exige ser recreada y multiplicada de forma sistemática.

El 2020 nos planteó un reto enorme. La crisis sanitaria ha imposibilitado la cercanía física y no había forma de reunir a 40 o 50 personas en un mismo lugar por una semana sin que fuese un acto irresponsable con el cuidado colectivo tan necesario en estos momentos. Así surgió el Primer Taller virtual de la Escuela Política Hugo Chávez, que realizamos en días recientes, entre el 1ro y el 9 de septiembre. Elegimos la plataforma WhatsApp porque, a pesar de sus limitaciones para la socialización, es la más ahorrativa y funcional tomando en cuenta las dificultades de cobertura de la conexión a internet en Cuba y sus altos costos. Ahí tratamos de llevar en la medida de lo posible la dinámica habitual de la Escuela presencial.

Realizamos cinco encuentros virtuales de dos horas, los que aparecen en la imagen a continuación:

Al final de cada encuentro se daban las orientaciones del siguiente, y los educandos debían leer o visionar con antelación los materiales y realizar las tareas orientadas. El día en cuestión se debatía durante dos horas a partir de preguntas problematizadoras. Era el momento colectivo luego del aprendizaje y reflexión propia. Los valiosísimos saberes y experiencias que traían los participantes jugaron un papel fundamental no solo para realizar sus tareas individuales, en diálogo con los textos y videos colocados, sino también para volcarlos en el debate y compartirlos con sus camaradas.

Un punto clave en el éxito de esta experiencia es la selección de los participantes. La Escuela integra militantes, personas que ya están involucradas en prácticas políticas y sociales organizadas, y que, por tanto, tienen acumulados y sensibilidades previos, los cuales se busca potenciar mediante la formación política. Hemos aprendido que lo más coherente y correcto no es invitarles a título individual, sino como representantes de sus experiencias de transformación, para que las coloquen de manera consciente en el trabajo colectivo y sientan la necesidad de devolver los aprendizajes a las prácticas de sus organizaciones.

Es tradición de la Escuela Hugo Chávez el lograr la participación de movimientos populares de muchos países. Esto juega un papel destacable, pues permite aprender y contrastar sus diversas realidades y experiencias de lucha y resistencia, y generar un fuerte espíritu internacionalista. Con ello se amplían los horizontes de la militancia y toma cuerpo la causa común de la liberación de todos los pueblos del mundo.

En el caso cubano, desde las primeras ediciones ha habido una presencia significativa de colectivos que se han venido a sumar a las organizaciones históricas, conformando un espacio emergente, tales como el propio Proyecto Nuestra América, la Red de Educadores/as Populares, la Red Ecuménica Fe por Cuba, el proyecto Escaramujo, el proyecto Malatesta, Payasas Terapéuticas, La Tizza, la Red Feminista Berta Cáceres, el proyecto Manos Verdes, Casa Insurgente y diversidad de proyectos comunitarios vinculados a los Talleres de Transformación Integral del Barrio de la capital. Tienen en común el trabajo en campos específicos, poco visibles o que necesitan de nuevas fuerzas al interior del país; la utilización de concepciones y metodologías participativas en el trabajo político y social; la intención de aportar a la profundización del socialismo cubano.

Se desarrollan mediante el trabajo voluntario de sus integrantes y sus relaciones con las instituciones estatales son de cooperación y complementariedad, no de antagonismo, aunque en algunos casos pudieran ocurrir tensiones e incomprensiones. Su contribución al socialismo cubano y al enriquecimiento de su tejido social es indudable, de ahí su destacada presencia en las diferentes ediciones de la Escuela Hugo Chávez.

Pronto se sumaron participantes con roles activos en espacios de base de las organizaciones históricas: Federación Estudiantil Universitaria (FEU), Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), Partido Comunista de Cuba (PCC), Federación de Mujeres Cubanas (FMC). También delegados y delegadas del Poder Popular. Haciendo un balance de la participación cubana, vemos que se congrega una diversidad de sujetos revolucionarios que hacen suyo el proyecto socialista y trabajan por realizar viejas y nuevas metas, nutridos por seis décadas de aciertos y desaciertos, que son también importantes para orientar las acciones de hoy.

En la edición de este año 2020 participaron los siguientes colectivos y organizaciones populares: Patria Grande y Pañuelos en Rebeldía (Argentina); Movimiento Sin Tierra (Brasil); Congreso de los Pueblos y Marcha Patriótica (Colombia); Entrepueblos (Estado Español); Colectivo Nuestra América (México); La Junta y Foro Juvenil de Izquierda (Perú); Frente Cultural de Izquierda y Movimiento de Pobladores (Venezuela).

Por Cuba participaron la Red de Educadores y Educadoras Populares, la Red Ecuménica Fe por Cuba, la FEU y el Comité primario de la UJC de la Facultad de Ingeniería Eléctrica de la CUJAE, el Comité primario de la UJC de la Facultad de Ingeniería Industrial de la misma universidad, el Centro Martin Luther King, el Movimiento Estudiantil Cristiano, la FEU de la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Habana, la FEU y el Comité primario de la UJC de la Facultad de Matemática y Computación de la misma universidad, el Proyecto Nuestra América, el Comité primario de la UJC del Instituto Cubano de Radio y Televisión, La Tizza, el Comité del PCC del Centro de Inmunología Molecular, y profesoras de la Escuela Superior del Partido Ñico López. También invitamos a voluntarios del Consejo Popular Latino, del municipio Cerro, La Habana, quienes han estado involucrados en el servicio de mensajería a ancianos de la comunidad para prevenir los contagios, experiencia donde la FEU ha tenido mucho liderazgo.

Estuvieron representadas 25 experiencias, entre ellas once organizaciones internacionales, de ocho países para un total de 48 militantes.

Los objetivos de la Escuela apuntan a consolidar las apuestas anticapitalistas y socialistas entre la militancia, potenciar un pensamiento estratégico en esa dirección y develar las prácticas de dominación en la sociedad y en nuestra cotidianidad, pero no busca alcanzar consensos absolutos. No obstante, suelen reiterarse ideas y surge un reconocimiento mutuo que permite realizar algunas síntesis. A continuación, dos imágenes para acercarse — solo acercarse, a la riqueza de lo acontecido — y que son resultados del taller.

El cuerpo colectivo de la Escuela convocó a hacer de la praxis revolucionaria una tarea permanente, a impulsar el poder popular como estrategia principal, y a convertir las crisis en ventanas para nuevos instrumentos de lucha.

La mejor manera de resistir, es crear.


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