«Este mundo sublunar». Cuatro poemas de Ernesto Cardenal

Introducción y selección de Luis Alvarenga / UCA El Salvador

Este poeta nacido en 1925 y muerto en 2020 era — para ocupar la expresión que usaba el investigador literario para referirse a otro poeta longevo, Rafael Alberti, como último representante de la Generación del 27 — , el monumento vivo de la generación nicaragüense del 20, con poetas del calado de Martínez Rivas, Mejía Sánchez y Cuadra. Es también, con Casaldáliga, la voz poética de la Teología de la Liberación latinoamericana. El poeta que enfrentó la ira del papa Wojtyla, nos lega una revolución poética que quiso hacer que se encarnara en su país. Así queremos recordarlo.


Salmo 150

Alabad al Señor en el cosmos

Su santuario

de un radio de 100.000 millones de años luz

Alabadle por las estrellas

y los espacios inter-estelares

alabadle por las galaxias

y los espacios inter-galácticos

alabadle por los átomos

y los vacíos inter-atómicos

Alabadle con el violín y la flauta

y con el saxofón

alabadle con los clarinetes y el corno

con cornetas y trombones

con cornetines y trompetas

alabadle con violas y violoncelos

con pianos y pianolas

alabadle con blues y jazz

y con orquestas sinfónicas

con los espirituales de los negros

y la 5ta de Beethoven

con guitarras y marimbas

alabadle con tocadiscos

y cintas magnetofónicas

Todo lo que respira alabe al Señor

toda célula viva

Aleluya


Raleigh

(Fragmento)

Al este del Perú, hacia el mar, en la línea del Equinoccio

sobre un lago blanco, de sal, de doscientas leguas de largo

está Manoa,

Manoa, mansión del sol, espejo de la luna,

Manoa que Juan Martín había visto un día

cuando le quitaron ante ella la venda al mediodía

y anduvo todo ese día hasta la noche por en medio de la

ciudad.

Y yo sabía de ella desde hacía tiempo por relatos

cómo riela de noche en el lago como luna

y el resplandor del oro al mediodía.

Todo el servicio de su casa, mesa y cocina era de oro,

dice Gomara

y hallaron cinquenta y dos mil marcos de buena plata

y un millón y trezientos y veinte y seys mil y quinientos

pesos de oro,

dice del tesoro de Atahualpa en el Cuzco,

que hallaron cinquenta y dos mil marcos de buena plata

y un millón y trezientos y veinte y seys mil y quinientos

pesos de oro.

¡Porque dijeron que las piedras que trajimos no eran oro!

Y yo conversaba con los caciques en sus casas

y daba vino en Trinidad a los españoles para que hablaran.

Y yo supe todos los ríos y los reinos:

desde la frontera del Perú hasta el Mar del Este,

desde el Orinoco hacia el sur hasta el Amazonas

y la región de María Tamball,

todos los reinos.

Y la vida que ellos hacen y sus costumbres,

sus ciudades sonoras llenas de traficantes y de intérpretes —

Orenqueponi, Taparimaca, Winicapora.

Los príncipes celebrando pactos bajo los árboles;

los caciques que dan una piedra pálida a sus esposas,

una piedra enferma, de brillo verde y que da sueño

y a lo lejos, las colinas de color de oro y plata,

los nómadas en los montes,

los ondulantes campos cuadriculados,

los pequeños ríos como reptiles allá abajo,

las canoas y cantos de los que vuelven

y el humo pajizo de los pueblos y el olor de cazabe:

como si todo lo estuviera viendo, oyendo de lejos.

Los indios de las costas, los de las islas, los Caníbales,

Caníbales de Guanipe,

los indios llamados Assawai, Coaca, Aiai,

los Tuitas sobre los árboles, los Sin Cabeza

y al norte del Orinoco los Wikiri

y al sur de la boca del Orinoco los Arwaca

y más allá los Caníbales

y al sur los Amazones.

Y entramos en Abril

cuando las reinas del Amazonas se juntan en las márgenes

y danzan desnudas y untadas de bálsamo y oro

hasta el fin de esa luna —

¡Y esperando llegar a Manoa a la hora de la ofrenda

con el pueblo aplaudiendo y el sol sobre el lago!


Cántico cósmico

(Fragmento)

Seres esencialmente cósmicos:

No podemos excluir a la tierra de la eternidad.

Esas luces allá arriba, la Jerusalén Celestial.

Si en matemáticas son infinitos los números,

los pares y los impares

¿por qué no una belleza infinita y un amor infinito?

Es una constante en la naturaleza

la belleza.

De ahí la poesía: el canto y el encanto por todo cuanto existe.

La tierra podría haber sido igual

de funcional, de práctica,

sin la belleza. ¿Por qué pues?

Todo ser es suntuario. ¿Necesario acaso que dieras

tan lujosísimas joyas

a tan efímeros peces

saltando este atardecer en el plan del bote?

Ámame, y si soy nada,

seré una nada con tu belleza en ella refractada.

Al fin y al cabo de la nada nació todo, nada vacía llena toda ella

de urgencia de ser.

Amor ciertamente fuera de este mundo sublunar.

Con esta vocación de algunos de un amor sin cromosomas…

Tu belleza te permite ser tirano.


Epitafio para Joaquín Pasos

Aquí pasaba a pie por estas calles,

sin empleo ni puesto y sin un peso.

Sólo poetas, putas y picados

conocieron sus versos.

Nunca estuvo en el extranjero.

Estuvo preso.

Ahora está muerto.

No tiene ningún monumento…

Pero

recordadle cuando tengáis puentes de concreto,

grandes turbinas, tractores, plateados graneros,

buenos gobiernos.

Porque él purificó en sus poemas el lenguaje de su pueblo,

en el que un día se escribirán los tratados de comercio,

la Constitución, las cartas de amor,

y los decretos.


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