¡Este es Frank País!

En el aniversario de su asesinato el 30 de julio de 1957

Por: La Tizza

Foto: Fernando Medina/Cubahora

[…]El traidor Randich se acerca al jeep y mira a Frank, le quita los espejuelos oscuros: «¡Coronel, este es Frank País!… ¡Este es Frank País, Coronel! »

Salas Cañizares agarra al muchacho por la camisa, lo saca a empujones del carro, grita unas palabrotas y con la culata del M-2 lo golpea brutalmente en el pecho. Frank rebota contra la pared verde. Raúl, dueño de una ferretería, 38 años, colaborador del Movimiento 26 de Julio y vecino de San Germán, desafía al esbirro: «¡Cobarde! ».

Los escoltas de Salas arrastran y golpean a Pujol. Con un odio que atraviesa las paredes, Salas descarga sobre él una larga ráfaga, hace una pausa y mira al otro lado. Aprieta otra vez el gatillo y dispara los proyectiles que le quedan contra Frank, que está a unos metros, en el Callejón del Muro. Sus cuerpos quedan tirados, casi en cruz, de una calle a la otra.

Mientras coloca otro cargador, Salas ordena a Mano Negra, a Basol y a los demás asesinos que lo acompañan que le tiren a Frank, quien yace boca abajo. El jefe de los asesinos regresa sobre sus pasos y sigue disparando a la espalda del cuerpo inerte. Frank tiene 36 heridas de bala y 22 años de edad…

Así, tremendamente, reconstruye la periodista Rosa Miriam Elizalde los últimos minutos de aquel 30 de julio de 1957, de la vida de Frank País García, joven revolucionario, ser humano extraordinario y excepcional líder del Movimiento Revolucionario 26 de Julio y Jefe de Acción Nacional de la organización.

http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/07/30/callejon-del-muro-en-santiago-de-cuba/#.XUCIaXspDIU

En esta tarde de 30 de julio, en su empecinada apuesta por rescatar y seguir re-descubriendo la memoria histórica de nuestras luchas, La Tizza reúne un grupo de cartas y recuerdos que resultan imprescindibles a quienes se interesen en conocer más de lo que fue su vida y su pensamiento. Se trata en su mayoría de documentos históricos, marcados por la inmediatez del momento en que se escribieron, a partir de la poca o mucha información con que contaba el autor en el momento. Como todo documento histórico, debe leerse tanto en el contexto histórico en que se elabora, como en el contexto específico de quien lo escribe. En la medida de lo posible se ha intentado identificar los nombres y personas de quienes se hace referencia en su contenido.

Al lector: Si identificas alguna otra información que pueda contribuir a una mejor comprensión de estas cartas y recuerdos de amigos entrañables y compañeros de lucha,escríbenos, La Tizza agradecería mucho tu aporte.


Un dolor muy mío en el alma

Carta de Frank País a Fidel Castro

[Consultado en los archivos de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado de Cuba]

Santiago de Cuba, 5 de julio de 1957.

Estimado Alejandro:

Tengo que volver a escribirte y sin pasarlo a clave, pues según informes de Norma todavía no te han podido entregar la carta en que te hablaba de ella.

Supongo que ya te habrás enterado de las últimas noticias, hasta la pluma me tiembla cuando tengo que recordar esa semana terrible… Fue nuestra «semana terrible», «nuestra Fernandina». Todas las cosas tan detalladamente planeadas, tan bien distribuidas, todas salieron mal, todas fallaron, unas tras otras venían las malas noticias hasta parecer que nunca terminarían.

La bomba de tiempo, tan cuidadosamente preparada y colocada falló al caerle agua unas cuantas horas antes; las granadas de mano fallaron; el segundo frente tan secretamente preparado fue abortado y perdimos armas y equipos por más de $20 000 y la vida de un compañero; aquí perdimos tres compañeros más sorprendidos cuando iban a realizar un trabajo delicado y que prefirieron morir peleando antes que dejarse detener, entre ellos el más pequeño que me ha dejado un vacío en el pecho y un dolor muy mío en el alma…

El hombre clave de nuestras comunicaciones y avisos enfermó gravemente con lo que lucía una embolia sin poder hablar ni escribir, los avisos para la orden nacional de sabotaje se dieron como pudimos, menos mal que el Movimiento en el resto de Cuba se portó muy bien, demostrando que no fueron en balde tantas comunicaciones ni tanta insistencia en disciplina y organización. Y para colmo de males tampoco Bienvenido ha podido salir de Cuba.

La idea que tú nos propusiste es buena para cuando se realice un mitin de la oposición pero no del gobierno, vinieron en amplio zafarrancho de combate, tuvieron que dar el mitin apoyados en tanques de guerra, con 3,000 soldados sobre las armas y más de 200 apapipios de Masferrer. Hubiera sido una masacre, aparte de que no podíamos arriesgarnos a jugar esa carta todavía. Lo que se planeó era suficiente para que la masacre hubiera sido simplemente de ellos. Lo único que salió fue la interrupción cuando hablaba Masferrer y eso solamente para la trasmisión de La Habana en que le dimos vivas a la Revolución y a Fidel Castro. Batista oyó esto último bien.

El pueblo se portó muy bien, nadie fue, había solamente unas 5,000 personas y eso que las trajeron de toda la República. Tal fue el fracaso que el gobierno ha trazado planes para Oriente. Masferrer se muda para Vista Alegre, su gente también se muda, ya hemos descubierto 2 casas cuarteles. Tú sabes, aquí es muy difícil que puedan trabajar y moverse sin que enseguida el pueblo los descubra y señale y ya nosotros estamos haciendo nuestros planes para Oriente también.

Llegó un momento en que creímos que te tenían cercado cerca de Palma, nos extrañó que anduvieras por allí pero eran tantas y tan seguras las malas noticias que llegaban que hasta creímos esto. Ahora vemos que no, y esa fue nuestra primera buena noticia detrás de tantas malas. No sé qué juego se trae el ejército pues han movido cerca de 300 hombres, artillería ligera y hasta 2 tanques ligeros para Palma. Dicen que quedan elementos armados dispersos de nuestro S.F. [Segundo Frente] pero yo sé que es falso. Ya todos los que se salvaron están aquí y sé que no hay nadie por esa zona pero el Ejército continúa en sus movimientos. Hasta Manzanillo sé que la han acuartelado.

Me dijo Norma [Celia Sánchez] también que no te habías enterado del aviso de la llegada de Raúl Chibás, Robertico Agramonte y de Barrosito. Menuda sorpresa te llevarás cuando te enteres. Yo creo que es necesario que mantengas un Estado Mayor con ciertas figuras que le darían prestigio y visos aún mayores de peligrosidad para todos los factores nacionales que te contemplan o románticamente o con cierto recelo, pero al verte rodeado de esos elementos piensan que estás tratando de constituir programas y proyectos concretos de gobierno, a la vez que un gobierno civil revolucionario que le diera aún mayor prestigio y consolidación a la beligerancia de nuestro Movimiento. Ya habrás oído las declaraciones tendenciosas que tratan de situarte como un ambicioso rodeado de muchachos inmaduros que tratan de perturbar y aprovechar la situación existente pero sin fines concretos ni apoyo de factores serios y responsables. Una propaganda situándote ahora con Raúl Chibás, Felipe Pazos y Justo Carrillo cambiaría bastante las cosas, se tomarían de los pelos los del régimen, habría miedo en los predios enclenques de la oposición politiquera y ascenderían los valores en todas las capas sociales y económicas, situando al Movimiento como el único eje sobre el cual giraría la única solución.

Raúl Chibás llegó primero, pero a estas horas ya Felipe Pazos debe estar cerca de tu campamento pues ayer partió para allá, Javierito y algunos compañeros están esperando, pero quiero que primero se desocupe un poco el pueblo para que vayan poco a poco.

Supongo ya te habrán hecho llegar los informes militares de Lester. Eso no ha avanzado nada, se hizo el movimiento de mandos pero no situaron al señor que se esperaba en el mando determinado. Con respecto al segundo grupo, dijeron que en Julio y estamos en Julio, veremos a ver.

¿Qué te parece la fuga de Armando [Hart]? ¿Formidable verdad?, estoy esperando noticias de allá ahora, María [Haydée Santamaría] tiene el defecto de que no se comunica regularmente por más que se lo pido, ahora con Armando espero comunicaciones bastante largas.

Me he cansado de pedirle a Norma forma de enviarte uniformes, mochilas y botas, etc. pero me contesta vagamente, que sí, que mande todo lo que haya, pero es que no se puede hacer así, tengo que tener la seguridad de que llega, con el máximo de seguridad que se pueda. Para eso le he pedido que me diga qué cantidad puede pasar de cada viaje y cuan a menudo, sé que ustedes no deben tener uniformes nuevos y algunos que veo en fotos de los que hace Norma no me lucen muy buenos. Le mandaré un modelo para que los hagan iguales. Si tú me especificaras cantidad más menos que necesitas y más menos las tallas más necesarias pues te los mandaría. Así mismo quiero que me especifiques el parque todo que necesitas. Sé que no todos los fusiles son 30.06 y sin embargo nunca pides otro parque, sé de un fusil muy bueno calibre 270 que nada más fueron 200 balas, allá en el primer grupo y otro Winchester 250 que nada más tenía 100 balas y los 44 y los 22, que pueden utilizarlos de práctica, los revólveres 38 y 32 y 45 y las pistolas 32, 38 y 45 y las ametralladoras 45 que no deben tener mucho parque. Si tú me fijaras una cantidad yo te las iría enviando poco a poco junto con uniformes, comida etc. Así mismo si necesitas fundas para pistola y de qué calibre, fundas para peines de Ametralladora de qué tipo y cuántos, fundas para peines de M-1 de qué tipo y cuántos. Las balas 30.06 y de M-1 están escasas, pero de todo esto sí te puedo conseguir, mándamelo a pedir. Dime el número de botas que más se necesitan y en qué cantidad, el Che nos mandó un pedido así y vía, y enseguida se lo mandamos.

Del S.F. [Segundo Frente] se salvaron 25 armas, las mejores y un camión de comida, botas, uniformes y mochilas que no lograron ocupar. Ayer vi a René [Ramos Latour] y me explicó lo que había pasado, nos pusimos fatalísimos, a veces las cosas hechas a la ligera salen mejor que las planeadas hasta el último detalle. Lo que el Ejército busca es a René y 20 compañeros más que habían salido del lugar de ocupación y marcharon a pie muchos kilómetros para salvar esas armas de que te hablo y fueron avistados por muchos guajiros (todos les brindaron ayuda) pero que de alegría se pusieron a comentar y llegó al oído del Ejército de grupos armados y les buscan, pero ya ellos están aquí y las armas por el momento seguras. Dice René que no se alzó con ese grupo porque el camión de los uniformes, comida, mochilas y botas no había llegado. Ahora estamos esperando que se despeje la zona para sacar el camión con el equipo (mejor dicho el equipo, el camión descargó y se fue) de alimentos etc. para situarlos donde están las armas ahora y alzarse. Me dijo René sorprendido que los campesinos de esa zona son mejores, más entusiastas que los de la Sierra, que los espera buen éxito en cuanto se puedan realizar las cosas. Mientras eso se calma, vamos a dedicarnos íntegramente a producir para ustedes.

Las recaudaciones han bajado un poco (y precisamente en estos momentos), así que vamos a ver qué hacemos para aumentarlas. La Habana gasta demasiado, $4 000 y a veces más mensualmente. Esto es exorbitante y según me explicó María el culpable o el que los gasta casi íntegramente es René el flaco. Me enteré con disgusto y con asco que las acusaciones de la policía son realidades, René les paga a cada hombre por las bombas que ponen, prefiero que no las pongan a que haga eso, además habiendo tanta gente dispuesta, eso es corromper y dar un ejemplo malísimo a la juventud, ojalá que esta verdad no se riegue antes que le podamos poner remedio.

Las cosas en Manzanillo no andan muy bien, el gallego Morán «chivateó» a todo el Movimiento allí, yo se los advertí a Norma y a Sierra, que aprovecharan que se estaba regalando allí y lo ajusticiaran antes de que hiciera mayor daño, pero Sierra es un cobarde y un irresoluto. Ahora el daño está hecho y creo que lo menos que se merece Sierra es la expulsión del Movimiento por negligencia y falta de capacidad constantes. Él fue el culpable en mayor parte del grupo ese descarriado. Dijo que tenía vía rápida y que urgía el envío de hombres (40) y yo les mandé 20 hombres con 23 armas, pero fundamentalmente aproveché la ocasión para que ellos sirvieran de transporte y llevaran gran cantidad de parque y alimentos, mandé además más de 30 uniformes y más de 30 pares de botas. Él dijo que tenía 30 hombres equipados todos de Manzanillo, le dije que los dejara en los 20 mejores. Resultado, ni tú habías pedido los hombres, ni tenía vía ya segura de mandar a nadie ni tenía enlace con nadie, pasó por encima de la disciplina y recogió «niños» en Bayamo, Holguín y hasta de Camagüey, no tenía equipo para ellos. Imagínate 93 hombres con veinte y pico de armas y treinta y pico de uniformes y botas. Un desastre. No intento justificarlos pues es natural que cunda la indisciplina, el recelo, el miedo, y hasta la deserción en hombres escogidos así, mandados así y en tales condiciones, bastante tardó en producirse la hecatombe, unos 15 días aguantaron, perdidos, sin saber de ti ni si iban a llegar y cercados por el Ejército. No les envidio los momentos que vivieron, máxime cuando yo siempre catalogo a los hombres, como hombres normales, no como superhombres, ni superhéroes, eso se demuestra después, mientras tanto todos son hombres normales sujetos a los mismos defectos de todo el mundo. No es bonito que se «embarque» así a uno por mucha convicción que se tenga. Que las cosas salgan mal después de haberse preparado es una cosa y que desde el principio se vea que se está en las más pésimas condiciones es otra. Para no seguir, lo que me interesa es saber si llegaron las armas, la comida, el fusil ametrallador Masden, el parque y sobre todo los «clips» con parque de Garand que supongo necesitarás para los Garands que ahora tienes.

Estoy leyendo ahora en el periódico otra ola de detenciones en Manzanillo, toda buena gente. Obra del gallego Morán también. Dicen que ahora está aquí en Santiago y que vive en el Moncada, vamos a chequear si es verdad y tirarle un «gancho».

Sabrás que por fin después de tantos trabajos salió para E.U. «el gordito» [Léster Rodríguez]; al fin. La muy benemérita y apreciada embajada americana nos venía ofreciendo cualquier ayuda a cambio de que no siguiéramos robando armas en la Base. Se lo prometimos a cambio de que nos dieran visa para el gordito por 2 años y que nos lo sacara para el extranjero. Hoy cumplieron su compromiso, el cónsul lo sacó personalmente y le sacó en su valija diplomática todos los papeles, cartas y mapas que necesitaba sacar. Buen servicio, a cambio, nosotros no sacaremos más armas de la Base, (entre paréntesis ya hay tanta vigilancia que tampoco se podía) ahora solamente sacaremos parque, (de eso ellos no hablaron). Las armas si todo nos sale bien las traeremos directamente de los E.U. ahora.

[…]


En corto tiempo estaremos en condiciones de dar la sacudida final

Carta de Faustino Pérez a Bienvenido

[Consultado en los fondos de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de estado de Cuba. Fondo Faustino Pérez].

La Habana Agosto 9 1957

Querido Bienvenido:

A nuestras manos ha llegado el segundo informe que tú hacías a David. Muy tarde va ya esta respuesta, pero la caída de nuestro inolvidable compañero produjo tal impacto dentro y fuera de nuestras filas, que al mismo tiempo que sufríamos por el terrible golpe, teníamos que afrontar la enorme reacción popular que como ola incontenible se extendía por toda la isla. “La siempre problemática Habana” como le llamara David, no respondió con suficiente fuerza para dar el toque culminante del Paro General que de seguro hubiese sido definitivo. Aún no estábamos suficientemente preparados. Pero de todas formas ha sido un signo formidable de cuyas consecuencias la tiranía ya no se repondrá. Creemos que en corto tiempo estaremos en condiciones de dar la sacudida final.

Era nuestro propósito consultar tu informe con los compañeros de Santiago, que de seguro entenderían algunas cosas mejor que nosotros; pero como han pasado muchos días y la situación que describes puede haber variado, quiero dirigirme a ti, para que digas lo que aún está vigente y actuar en consecuencia.

De todas formas quiero decirte lo siguiente:

1. El tal Careneski que también se hace llamar Bob Johnson etc., parece ser un bandido peligroso. Ha formado unos líos enormes tanto aquí como en Miami (infórmate con Zamora). Creo que es muy saludable perdérsele, aunque sería conveniente poder averiguar a qué Raúl vio él en Santiago, pues de tratarse de Raúl Pujol (que cayó con Frank), pueden haber sido terribles las consecuencias de sus relaciones con él y no podríamos dejar eso así.

2. Aquí se habla insistentemente por parte de la gente de Prío y del Directorio, que ahí se ha llegado a un acuerdo completo (pacto) entre ellos y el 26 de Julio que tú estás representando. Queremos nos informes al respecto. Estimamos útil todo acuerdo con vistas a la acción coordinada que conlleven la posibilidad de hechos de mayor envergadura; pero sin contraer compromisos para más allá de esos mismos hechos. De todas formas es indispensable nos mantengas informados en la mayor brevedad posible para evitar contradicciones perjudiciales.

3. Hemos logrado contactos de importancia con los elementos de Uniforme que lucen muy sólidos y serios, sobre todo con los de la Marina. Sin abandonar ni subordinar a nada nuestros propios planes, estamos llegando a acuerdos de coordinación que de llevarse a la práctica creemos resultarían decisivas.

4. Mantennos al tanto del avance de tu trabajo en Miami como en México. Dime cómo van las cosas de Fouche y Cojímar. No sé si habrás hecho algo, pero si no lo has hecho, mete mano y acaba con la anarquía del Movimiento en Miami y en casi todo el exilio. Exige como ha sido pedido por el propio Alejandro, que todas las recaudaciones se canalicen hacia el trabajo que estás haciendo tú con Pedro y Gustavo. Pon freno a las declaraciones imprudentes.

En Miami hay un compañero a quien creo ya tu has visto, pero parece que él no confió plenamente. Se trata de Zamora (Filiberto) que vive en: 40 N.W. 26 ST Miami. Es una persona seria, bien integrada al movimiento, que realizó aquí magnífico trabajo. Creo te puede ser muy útil. Debes ayudarle si su situación lo requiere. Para que sepa que representas oficialmente al Movimiento, si aún no lo sabe, debes enseñarle esta parte de la carta.

Para enviar cualquier informe o localizarnos, puedes hacerlo a la siguiente dirección: [dirección tachada]

Debes enviarnos la dirección más apropiada para dirigirnos a ti en esa y en Méjico a Gustavo o Pedrito.

Termino por ahora. Espero rápido informe.

Deseando estés bien te abraza

Fausto.


Estuvo a punto de vencer a la dictadura después de muerto

Carta de René Ramos Latour a Fidel Castro.

[Consultado en los fondos de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado de Cuba. Fondo René Ramos Latour]

Agosto 14/57.

Estimado Alex [Fidel Castro]:

He esperado hasta hoy noticias tuyas. Realmente nos preocupa ya ese prolongado silencio.

Por medio de Aly [Celia Sánchez] tratamos de tenerte informado del curso de los acontecimientos.

Recibimos tu cálida y enardecida exhortación y la hemos hecho llegar a todos los Cuadros de nuestro Movimiento.

Sin embargo, en aquellos momentos terribles para ti y para nosotros, aun no tenías noticias del impacto brutal que había causado su muerte[1] dentro y fuera de nuestras filas.

La pena terrible que nos embargaba a todos hizo que nos estrecháramos apretadamente [¿para así?] con la fuerza de la unión llenar aquel enorme vacío que nos dejaba su partida.

Te envío copia de la carta que hice a los compañeros de La Habana describiéndole los hechos aquí ocurridos.

Pocos pueden sentir como yo su irreparable pérdida. Primero le vimos formarse con esa enorme capacidad de acción de que hizo gala en todo momento. Le vimos madurar asimilando responsabilidades y contratiempos. Siempre estuvimos en íntimo contacto con él en los trabajos que antecedieron al 30 de Noviembre. ¡Cómo he de olvidar su entereza, su espíritu indeclinable en aquellos días terribles en que no sabíamos nada de ti y de tus hombres, en que vimos fallar nuestros cuadros a través de toda la isla!

Luego yo me incorporé a la lucha en las montañas, él cayó preso. Al encomendarme tú aquella importantísima misión en momentos que señalabas como difíciles y que posteriormente los hechos confirmaron, tuve la fortuna de encontrármelo nuevamente en la lucha, libre ya de las sombrías rejas de la cárcel. Cumplí mi misión con el mejor de los éxitos y le expuse a él tu opinión de que debía irse conmigo e incorporarse a nuestra lucha en las montañas. A pesar de que le sedujo siempre esa idea, su clara conciencia de la responsabilidad que en cada momento le correspondía, le hizo comprender que su puesto estaba aquí. ¡Y cómo habría de demostrarlo! Su impulso creador dio forma y espíritu a lo que es hoy el Movimiento 26 de Julio en toda la Isla, una organización poderosa, enraizada ya en el corazón de todos los cubanos, que desarrolla sus actividades en una forma coordinada y que se supera día a día disciplinando y perfeccionando sus cuadros.

A instancias de él prolongué indefinidamente mi estancia aquí, a pesar de que mis mayores deseos eran retornar al seno de lo que en poco tiempo constituyó mi hogar y mi familia: la Sierra y mis queridos compañeros.

Tres meses trabajé a su lado estrechamente. Él, que siempre había sido hermético, me puso al corriente de todos los asuntos. Quizás si previniendo su trágico final. Como su situación en Santiago se había hecho muy difícil al extremo de que no podía apenas salir y mucho menos recibir muchas visitas, por mediación mía resolvía la mayoría de los asuntos.

Había estado con él tratando sobre el material que te habíamos enviado solo una hora antes de que fuera salvajemente asesinado.

Estuvo a punto de vencer a la dictadura después de muerto. No llegó a lograrlo totalmente pero la enorme conmoción que se produjo ha enseñado al régimen nuestro poder y ha despertado las pocas conciencias que permanecían dormidas en estas provincias. Nos hemos colocado en condiciones de acelerar todos los trabajos a fin de darle la batalla final a la tiranía en un futuro mucho más próximo.

Hasta el presente hemos logrado que las actividades hayan seguido desarrollándose normalmente en nuestra organización. Para ello hemos contado con el respaldo unánime de todos los compañeros responsables que desde el primer momento han redoblado sus esfuerzos y vienen colaborando en la misma forma que lo hacían con nuestro inolvidable Frank.

Hoy salgo para La Habana en vista de que me resulta más fácil el viaje y ante las dificultades que han tenido Jacinto, María y Fausto para trasladarse aquí. Te envío carta de Jacinto donde me habla del asunto. Espero regresar dentro de 2 ó 3 días y organizar, de acuerdo con las noticias que espero recibir de ti, el envío de 20 ó 25 hombres lo mejor armados posible ya que ahora se nos hace más difícil ocuparnos del S.F. (Segundo Frente) y creemos más conveniente poner a tu disposición muchas de las cosas que teníamos reservadas para esta empresa.

He copiado a máquina los párrafos más importantes de la carta de Bienvenido que llegó hace pocos días a nuestras manos.

En su primer informe Bienvenido hablaba de 4 puntos que habían sido copiados por David con una observación personal y cuya nota te incluyo.

No obstante todo esto, hoy conversamos con el padre de Renato Guitart que estuvo durante todos estos días en México con Pedrito y Gustavo y que más tarde vio a Bienvenido en Miami. Ellos le encargaron hacer contacto con nosotros e informarnos que Emma y Lidya seguían actuando por su cuenta haciendo caso omiso a las conversaciones sostenidas con Bienvenido y a las cartas de David.

Supo en Miami que Bienvenido había sostenido una acalorada discusión con Prío en vista de que este no acababa de concretar la ayuda ofrecida. Sobre todo esto te informaré ampliamente tan pronto reciba noticias de Bienvenido al que ya hemos escrito.

Acompaño también copia de las Circulares dirigidas a todos los responsables de Acción en la Isla y el Plan # 3 de Acción y Sabotaje que hubimos de confeccionar siguiendo de ese modo el criterio de Frank de planificar y coordinar la acción en toda la República a fin de ir entrenando y disciplinando nuestros cuadros de Acción.

Queremos tu opinión sobre la integración de las milicias que es también un proyecto de Frank.

Para esos efectos estamos ya confeccionando las insignias desde Coronel a Cabo. Espero poder enviarte todas las necesarias, así como uniformes, cocinas, algún parque que estamos consiguiendo y otras cosas más dentro de breves días.

Para llevar a cabo y dejar perfectamente organizados los Cuadros en toda la Isla respondiendo a esta estructuración militar se hace necesario que tú ocupes la posición de Coronel. Espero estés de acuerdo pues las fuerzas de nuestro Ejército habrán de crecer si logramos los resultados que se esperan en este nuevo empeño.

Necesitamos saber si el Che Guevara se encuentra operando en otra zona pues de Bayamo nos hablan de vías de abastecimiento y de contactos que desconocemos y tú sabes que tenemos prohibido usar otros canales que los acordados entre tú y Aly.

A mi regreso de La Habana habré de informarte de cómo marchan las cosas por allá. En tanto espero lleguen noticias tuyas.

Con un abrazo revolucionario para todos

René

(ahora Daniel)

P.D. Un especial saludo para Chuck.

Espero hayas recibido la nueva planta de radio que te enviamos. Infórmanos si se puede poner a funcionar.

El contacto que habíamos hecho con la Marina y del cual te había hablado David sigue firme y, aunque nada pudo hacerse durante los días de la Huelga, continúan los trabajos dentro de ese cuerpo y nos mantienen informados. Creo David te explicó que se trataba de contactos muy sólidos con personas que desean trabajar única y exclusivamente ligados a nosotros.

[1] Se refiere al asesinato de Frank País el 30 de julio de 1957.


Es una lástima que no se vean más vinculadas esas dos figuras

Haydée habla de Frank País y René Ramos Latour

[ Fragmentos extraídos de Todo es una sola cosa. Una entrevista con Haydée. En Ana María Cabrera Marsden (compiladora). Haydée Santamaría. Colección Vanguardia. Ocean Sur, 2018. pp. 14–57.]

Jamás olvidaré aquella cara de Frank

[…] Frank no era un muchacho muy alto, era más bajo y delgado que Armando [Hart]. Lo digo porque entra precipitadamente y agarra a Armando, lo cargaba y lo levantaba, no sé cómo. Y decía: «¡Jacinto,[1] Jacinto, ya. Jacinto, ya!». Pero ¿qué pasa, Frank? –le digo–. Y me agarra a mí: «¡María,[2] María, ya, María, ya, ya!». Pero, Frank, que te están oyendo –y no sabíamos qué le pasaba.

Agitaba un papel y decía. «¡Ya, ya podemos!» Y yo cojo el papel, y leo el telegrama con la contraseña. El Granma había partido.

Jamás olvidaré aquella cara de Frank: era una de las caras más llenas de felicidad que he visto nunca. Y Frank no era una persona alegre. Tenía una sonrisa profundamente triste, siempre lo sentí así. Porque hay veces que uno, al faltar la persona, empieza a ver las cosas distintas, pero yo siempre lo vi así. Y unos ojos muy tristes. Él sonreía habitualmente, pero me daba la impresión de que era triste, muy triste. Y creo que uno de los pocos días que vi a Frank con una verdadera y gran sonrisa, y con unos ojos muy alegres, fue ese día.

Recuerdo mucho a Frank, mucho, y cuando pienso en lo que estaría haciendo hoy, no me cabe la menor duda de que Frank estaría en el Ejército. Hay personas que opinan que Frank no estaba realmente hecho para la acción, que fueron los acontecimientos los que lo llevaron a eso. Yo diría –sin negar que las circunstancias muchas veces nos empujan a determinado tipo de acciones, aunque aparentemente no esté en nosotros actuar así, y no lo hayamos pensado nunca–, yo diría que a pocos compañeros he visto tan enteramente hechos para la acción como Frank, tan de acción como Frank. Él, por supuesto, hubiera ido disciplinadamente donde lo mandaran, donde fuera necesario, tenía condiciones sobradas para ir a cualquier parte. Pero a mí no me cabe la menor duda de que si le hubieran dejado escoger, Frank hubiera elegido estar en el Ejército.

Él siempre hablaba poco y muy preciso

Frank era muy organizado, muy disciplinado. Tenía una or­ganización acentuadamente militar hasta para él mismo. No me refiero en su relación con los grupos de Acción y Sabotaje — porque era lógico que la tuviera — sino a que Frank era muy estricto con su disciplina personal.

[…]

Recuerdo que cuando nos encontramos con Fidel en la Sierra, mientras todos estábamos hablando, conversando — toda la noche fue poca para contarnos todas las cosas — , Frank empezó a revisar las armas de los compañeros, las pocas armas que habían quedado del Granma. Las vio sucias y empezó a limpiarlas una a una. Y mientras nosotros conversábamos, él oía. Estaba ahí a nuestro lado, pero limpia que limpia, limpia que limpia… Creo que limpió hasta la del Che.

Frank habló poco — él siempre hablaba poco y muy preciso — , se pasó la mayor parte del tiempo haciendo aquella tarea, y solo comentó: «Las tienen un poco sucias».

Esto ocurrió en el primer viaje a la Sierra.

Había otra vez un Abel

El plan que habíamos hecho con Frank era el de retirarnos hacia la Sierra a reunimos con Fidel una vez que hubiéramos terminado las acciones de apoyo al desembarco en Santiago Nos dimos a la tarea de preparar un camión con armas y comida — en aquella casa había una impresionante cantidad huevos y los hervimos todos — . Montamos todo en el camión. Con nosotros en ese vehículo subiría un contingente de compañeros. Como ya se había estado combatiendo fuertemente en varios puntos de la ciudad se discutía si la salida hacia la Sierra iba a ser posible o no, pues el Ejército debía estar tomando sus medidas. Mandamos un yipi por delante para ver si los caminos estaban tomados. Ya la salida era imposible, las carreteras estaban bloqueadas por las tropas de la tiranía. Quedaba entonces luchar y luego dispersarnos dentro de la propia ciudad.

Al principio los combatientes que había en la casa eran bastante numerosos, pero cuando vimos que ya incluso nos estaban sobrevolando helicópteros, se les fueron dando diversas misiones a los compañeros, para hacerlos alejarse del lugar sin que se sintieran afectados; se sacó primero a las muchachas y luego se fue mandando a los compañeros, quedándose al final un grupo reducido. Suponíamos que la casa ya debía haber sido descubierta y podría estar siendo cercada, por algunos informes que traían compañeros que llegaban a reportar el cumplimiento de sus acciones. Frank quiso quedarse combatiendo hasta el fin allí, para darle más tiempo a Fidel y sus compañe­ros para desembarcar y remontarse en las lomas.

Ese día reviví con enorme fuerza la experiencia que había­mos pasado en el Hospital cuando el Moncada: esperamos allí, nos rodearon, y no pudimos salir. Me había quedado siempre
 pensando que si hubiéramos salido un poco antes, cuántos compañeros no hubieran quedado vivos, entre ellos, quizás, el propio Abel. También habíamos sabido que muchas manos amigas santiagueras se tendieron a los compañeros que habían participado en el Moncada, y que gracias a eso varios habían podido escapar. Me había quedado pensando desde entonces que las cosas hubieran podido ser distintas de como fueron.

Y el 30 de noviembre, cuando Frank propone quedarnos combatiendo hasta el fin en la casa de Santa Lucía y San Félix, me asalta nuevamente el recuerdo de lo del Hospital, en otro sentido. Cuando el Moncada, había sido necesario quedarse combatiendo para garantizarle a Fidel la retirada hacia las lomas. Naturalmente que si en Santa Lucía nos hubieran rodeado enseguida, no hubiera quedado más remedio que combatir, pero yo veía enormes posibilidades de salir aún, y además me daba cuenta de que el parque que teníamos no iba a permitir sostener una acción prolongada. Era preferible combatir en la calle que en aquellas circunstancias, y morir en la calle si esta era la alternativa.

Y es que también la historia volvía a repetirse de otros modos. Los hechos volvían a reunirse en otra forma y se en­tremezclaban: había otra vez un Abel, había un Boris, había una Melba. Nuevamente personas tan queridas a mi lado. No, aquello no podía repetirse. Había que salir a la calle, atacar a tiros a los esbirros, buscarlos en lugar de esperarlos. Era mil veces preferible morir así que ser acorralados vivos otra vez. Por otra parte, había posibilidades de que algunos pudieran salvarse. Estaba segura, lo sentía así.

La insistencia mía hizo que Frank tomara finalmente la deci­sión de salir de aquella casa. Él era el Jefe de Acción, pero me vi en la necesidad de apelar a mi condición de combatiente del Moncada para hacerle oír mi punto de vista en aquel momen­to. Y le dije, además, que él tenía el deber de vivir, que tenía que quedar vivo porque Fidel lo necesitaba. Acabó aceptando mi planteamiento, lo encontró lógico. Entonces nos dispersa­mos. Frank se fue para el Instituto, donde los muchachos aún estaban combatiendo, a ver qué había sido de un mortero que teníamos allá, y ahí se entró a tiros con los guardias — esto lo supimos después, porque estuvo dos días sin aparecer por casa de Vilma — . Armando y yo salimos poco después con Vilma para la casa de San Jerónimo.

Frank dejaba que la gente se riera

De la primera vez que vi a Frank, una de las cosas que recuerdo es su cara tan joven. A mí no me asombró la madu­ración de Frank en la lucha sino su madurez en el momento inicial. Vi a Frank y me sorprendió cuando me dijo la edad. Es que, además, era un muchacho efectivamente, si hasta se veía que apenas empezaba a despuntarle la barba. La primera vez me pareció un muchacho de pocas palabras, después hasta me quedó la preocupación de si no era que se cohibía conmigo, por ser yo ya una mujer — él era un muchachito al lado mío — . Y lo comenté con Armando. Pero Armando me dijo: «No, si él conmigo es así también». Entonces fui viendo que no, que lo que pasaba era que Frank era muy observador, y que observaba de una manera atenta, como pocas veces he visto hacerlo. En pocos momentos lo vi como a los demás de su edad, alegre o hablando de fiestas, y no sé por qué, porque entre nosotros éramos muy alegres.

Recuerdo siempre esa vida en la casa de Vilma, en la calle de San Jerónimo, que únicamente es comparable a 25 y O. Ese mismo espíritu, esa misma fraternidad, y los compañeros alegres como eran en 25. Pero Frank no, Frank dejaba que la gente se riera. Siempre había en San Jerónimo una alegría muy grande y Frank observaba, observaba.

A veces hacíamos cosas que eran hasta de chiquillos, un día nos compramos unas pistolitas de agua y nos caímos a «tiros» por toda la casa… Hacíamos unas largas sesiones jugando Monopoly y Frank provocaba a Armando en broma para hacerlo discutir.

Después que uno lo conocía, se daba cuenta de su infinita sensibilidad, una sensibilidad y un amor por los seres humanos enorme, que hasta muchas veces él ocultaba, escondía lo que estaba sintiendo. Creo que en todo el tiempo que convivimos ese grupo tan unido, Frank manifestó ser una de las personas más sensibles, ante todos los hechos y ante todas las personas, pero a la vez demostró ser extraordinariamente enérgico.

Cómo voy a tener que consultar a Josué

Muchas veces en aquellos primeros tiempos en Santiago, cuando teníamos discusiones sobre los distintos problemas, y sobre todo cuando eran problemas ideológicos, recordaba a los compañeros que antes habían caído en el Moncada y él, tan sensible, sin que yo hubiera pronunciado palabra, me decía: «Haydée, no consultes tanto a los muertos, estos momentos son distintos». Y muchas veces me decía: «No piensas más que en los muertos». Con el mejor sentido, para darme una lección. Y después de que lo asesinaron — cuando eso ocurrió yo estaba en La Habana — recibí una carta suya muy conmovedora que había escrito muy poco después de la muerte en acción de su hermano Josué, donde me pedía perdón por haberme reprochado que consultara tanto a los muertos, que qué duro había sido conmigo, que ahora se lo iba a tener que decir a él porque le parecía que cada cosa de su vida se la iba a estar consultando a Josué. Decía: «Hermanita, yo sé bien que tú me comprendes, porque tú siempre me has visto con mucho cariño, pero cómo voy a tener que consultar a Josué».

Con esto solo quiero resaltar esa sensibilidad, porque esto podría dar la imagen de un Frank débil, pero no es así.

Hizo esa carta inmediatamente después. A la vez recibí otra carta de él, fechada cinco o seis días después, en la que me decía que la cosa se estaba haciendo cada día más seria en Santiago. Que él veía muy difícil su situación, que nada más le pedía a la vida que le dejara un mes. Luego me decía que debíamos ir para allá, que él creía que por muy mala que es­tuviera la cosa en Santiago, allá peligraba menos que en La Habana. Se deducía que había superado el momento más de­presivo causado por la muerte de Josué. No sé si tuvo tiempo de que se le pasara, porque todo fue muy rápido. Cayó un mes después que su hermano.

Su caída fue como un terremoto

Sí puedo decir que hemos tenido oportunidad de co­nocer grandes compañeros, a los que estaremos añorando siempre, pero te puedo decir que Frank es uno de los que más hemos sentido, que más hemos llorado. Además, es que era una real necesidad para nosotros. Era un pedazo de la Sierra en Santiago, y su caída era la de ese pedazo de la Sierra. Su caída podía hacer difícil la situación de nuestros compañeros de la Sierra, que eran nuestra mayor preocupación. Frank siempre les dio una prioridad tremenda a los compañeros de la Sierra, así que su caída fue algo violento para nosotros. Tanto, que escoger al compañero que ocupara el lugar de Frank fue algo muy difícil, pero muy difícil. Para todos nosotros su caída fue como un terremoto. Escoger quién iba a sustituirlo, que tuviera siempre a la Sierra como lo principal […].

Los que convivimos con Daniel quisiéramos que se conociera más su historia

Cuando empezamos a valorar compañeros para sustituir a Frank, se analizaron muchos nombres. Ahora, coincidimos, por lo menos aquellos que estábamos tan unidos a él, cerca de él, Vilma, en primer lugar, y Armando y yo, coincidimos enteramente en elegir a Daniel. Y era muy difícil sustituir a Frank. Cuando se lo dijimos, Daniel se quedó un poco espantado. Daniel era un compañero de una vergüenza extraordinaria, de esos compañeros que siempre pensaban a quién habían sustituido. Muchas veces tuvimos que decirle que él no debía consumirse pensando en eso, que él tenía una tarea por delante y no podía pensar en eso. Pero Daniel era un hombre de un valor y una vergüenza como en pocos compañeros hemos visto. Se consultó a la Sierra, y al poco tiempo llegó la respuesta aprobando también esta selección.

Es difícil hablar de los compañeros caídos, sobre todo cuando fueron tan queridos. Trato de ser lo más objetiva, y quisiera poder decir todo lo que siento. A Daniel lo vimos día a día trabajar mejor y mejor, esforzándose por llevar dignamente el peso que significaba haber relevado a alguien tan respetado, querido y sobresaliente como Frank, tanto para la Sierra como para el Llano. Los que convivimos con Daniel quisiéramos que se conociera más su historia.

El propio Frank hubiera escogido a Daniel

Cumplió cabalmente su papel. Nunca me arrepentí de haber participado en su selección. Y eso que inevitablemente tendíamos a estar «consultando a los muertos». Pensando ante cada situación qué hubiera opinado Frank, qué hubiera hecho Frank, uno tiende a hacer comparaciones. Efectivamente, ese era el hombre que podía, que tenía que haber sustituido a Frank. Como es natural, hubo compañeros que pensaron que para ocupar esa posición era necesario un prestigio, haber venido en el Granma, haber sido un jefe destacado
 en la Sierra. Pero nunca dudamos. Había otros compañeros muy valiosos, pero nunca dudamos. Recuerdo que Armando y yo estábamos en La Habana y recibimos una carta de Vilma consultando nuestra opinión. Ella consideraba que tenía que ser Daniel, lo mismo que ya nosotros habíamos pensado. El mismo Daniel tuvo reparos. Él decía que no eludía las responsabilidades pero que para sustituir a Frank tenía que venir un compañero del Moncada o del Granma, con un gran prestigio.

No nos arrepentimos en ningún momento. Nunca desme­reció la confianza que se depositó en él. Lo vi en momentos muy decisivos para el Movimiento, en circunstancias muy conflictivas, y ante decisiones muy difíciles de tomar. Lo vi siempre actuar con firmeza, conscientemente, consultando, discutiendo, con un gran espíritu de dirección colectiva. Hasta que decidió ir para la Sierra y así lo pidió. Yo no estaba ya en esos momentos en Cuba. Me alegré mucho porque pensaba que así su vida estaría mucho más segura, ya que su vida en Santiago era muy difícil, como también lo era para el Movi­miento en general. Y cuando Vilma me mandó a decir que Daniel iba para la Sierra, me sentí más tranquila y, francamente, ya en ese momento no pensé quién quedaba en su lugar. Desde allá lejos, lo que pensaba era en la necesidad de preser­var la vida de Daniel. Pero cayó en combate, exactamente un año después que Frank, en la misma fecha.

Y su coraje y su vergüenza los demostró también en Sierra y en la muerte. Siendo un compañero de poco tiempo en la Sierra, donde tarda uno en adaptarse, demostró desde el primer momento toda su inmensa capacidad como jefe y como compañero. Tal vez no tuviera toda la preparación que debiera tener una figura como él, pero en cambio había esa talla de vergüenza y coraje que en pocos compañeros he visto.

Muchas veces hemos dicho que las figuras de nuestros compañeros son tan grandes que hay veces que una es eclip­sada por la otra. De todas formas una y la otra son la misma. La figura de Frank era enorme y difícil de sustituir. Pero creo que Frank y Daniel, y Daniel y Frank estaban tan vinculados que, tengo la seguridad, el propio Frank hubiera escogido a Daniel, que era uno de los compañeros que él más estimaba. Y es una lástima que no se vean más vinculadas esas dos figuras. Deberíamos hacerlas ver como las vemos nosotros. Cualquiera de nosotros los ve unidos, en nuestros sentimien­tos y en nuestro pensamiento. Esas dos figuras se unen en una sola. Así los debemos recordar. Porque todo esto es una sola, una misma cosa.

[1] Uno de los nombres de guerra utilizados por Armando Hart.

[2] Uno de los nombres de guerra utilizados por Haydée Santamaría.


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