Diez consejos para un debate constitucional

Por Ariel Dacal Díaz: “Lee, estudia e interpela el proyecto de constitución desde tu propio sueño”

El 19 de abril las cubanas y cubanos supimos, de manera oficial, que tendremos una nueva constitución, que podremos pronunciarnos sobre sus contenidos y proponer modificaciones, y que luego, con el voto directo y secreto, podremos refrendarla o no.

Esta constitución es un nuevo pacto social. Es la puesta a punto de las reglas generales que regirán las relaciones de los sujetos sociales, económicos y políticos de Cuba en lo adelante.

Definir los contornos constitucionales de la nación no es un asunto menor. Se puede coincidir o no respecto a su alcance, a las fuerzas políticas que confluyen para su elaboración, a la calidad del pacto que se esgrime, a los métodos y límites del proceso y a la concepción que sustenta sus principales postulados; pero no tiene caso negar su rotundo valor político, normativo e histórico.

Si bien un proceso constituyente sería más democrático que la consulta popular a la que se te convoca, no es menos cierto que esta es una oportunidad poco frecuente por su dimensión ética, ideológica, legal y política. Parto de esa comprensión y anoto algunos consejos para tu participación en el proceso:

1. Aprovecha la oportunidad

La consulta popular es una oportunidad para validar tu condición de soberano. Aferrarte a los límites que veas en el proceso no te permitirá colocar tu visión, tu opinión, tu propuesta. En política no existen espacios vacíos, el que no ocupas alguien lo hace por ti. Si no te ocupas de la constitución alguien lo hará por ti.

2. Sueña el país que quieres

Sueña primero el país que quieres, cómo pretendes que se organice, qué principios son para ti esenciales. No pongas barreras a tu sueño. No obvies ningún detalle. Mira en el pasado, en el presente y hacia el futuro. Qué te gustaría mantener, qué cambiar, qué añadir. Lee, estudia e interpela el proyecto de constitución desde tu propio sueño.

3. Haz valer tu derecho

No pidas disculpas por opinar, por afirmar o por discrepar. Es tu derecho manosear cada palabra, cada punto y cada coma del proyecto de Ley de leyes que regirá el país. Nadie te hace un favor al escucharte ni le compete velar por la “pureza” de tu criterio. Eres el soberano, ciudadano y ciudadana, es tu derecho. Eres el sujeto más importante del proceso y la consulta su momento más democrático.

4. Debate políticamente

Los desafíos de la constitución son políticos, no meramente técnicos. Los/as juristas, las/los correctores de estilo traducen al lenguaje jurídico el mandato tuyo, el soberano, tu sueño de país hecho opinión política. No pueden desestimar tu criterio por cuestión de lenguaje. Recuerda que ningún lenguaje es neutral, todos son, en última instancia, la traducción de una concepción del mundo, una posición política, un interés privado o público que se concreta en propuesta.

5. Contempla la historia

Los momentos cumbres de la liberación cubana produjeron sus propias normas, principios y ordenamientos. Los sueños no se limitan al futuro. Mira el pasado constitucional liberador. Valora qué defender de lo alcanzado, de lo ya escrito en la historia de muchos modos. Recuerda que ningún momento histórico parte de cero. No es una ley natural renunciar o afirmar los contenidos de lucha y las utopías. Cualquier renuncia o afirmación,también en materia constitucional, es siempre una decisión política.

6. Enriquece tus criterios

Los asuntos diversos y complejos que están a debate se resisten a una sola opinión posible. Busca informaciones y perspectivas disímiles. Confronta tu propia opinión, argumenta y elige. Escucha sobre todo el criterio distinto, tal vez no lo sea tanto. La democracia es también diálogo de saberes. Nadie es dueño/a de la verdad. Comprender es más útil al debate democrático que juzgar como primer acto.

7. Trabaja en propuestas colectivas

Si bien participas desde tu condición personal, no eres un individuo aislado. Tienes un lugar social concreto, con visiones del mundo e ideas que te colocan en un grupo social, en una colectividad específica, gremial, territorial, ideológica, clasista, cultural. Comparte tu opinión, enriquécela con el criterio de otros y otras, crea una idea colectiva, colégiala y defiéndela en esa condición superior.

8. Asume que la última palabra no está dicha

Ninguna propuesta puede asumirse como definitiva previo a la consulta popular. Eres tú, el soberano, quien aceptas o no los argumentos, los rehaces o colocas otros. Nada es así porque sí. Detrás de cada afirmación y de cada palabra hay posiciones diversas que tienes todo el derecho a rebatir, enriquecer o reafirmar. Las palabras están cargadas de símbolos que también son políticos aunque aparenten ser insustanciales en sí mismas.

9. Pon atención al método

Este no es un espacio para aclarar dudas. Es para proponer, debatir y decidir. Es necesario estudiar el documento previamente, comprender su estructura, sus lógicas, tener claridad en los temas que contiene y las posiciones que difieren. Presenta tu argumento sin descalificar a priori a quien piensa diferente. Respeta las comprensiones diversas sin renunciar a tus ideales. No dejes ningún tema para después. A cada asunto una propuesta, a cada propuesta un debate y una decisión, por consenso o por voto.

10. Haz propuestas concretas

El debate sobre el proyecto de constitución no es una reunión de servicio, una tribuna abierta, ni una rendición de cuenta. Es el momento de argumentar con precisión, de exponer ideas claras, de defender principios, y sobre todo, de hacer propuestas concretas. Cada título, capítulo, sección, artículo y disposición deben ser analizadosde manera específicay con rigor. Es cierto, el debate se condiciona por un documento elaborado, pero no está determinado que cada punto, coma, principio, sustitución u omisión quede. También depende de ti.Este debate es una oportunidad personal para defender visiones colectivas. Es un momento político para convertir en Carta Magna el sueño de país que tienes como soberano.


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