Cuba y el 20 de mayo

Por La Tizza

A propósito de la fecha del 20 de mayo, traemos a colación los siguientes textos:

https://medium.com/la-tiza/apuntes-sobre-el-20-de-mayo-10379defa59bhttps://medium.com/la-tiza/apuntes-sobre-el-20-de-mayo-10379defa59bhttps://medium.com/la-tiza/apuntes-sobre-el-20-de-mayo-10379defa59bhttps://medium.com/la-tiza/apuntes-sobre-el-20-de-mayo-10379defa59b

El primero, es un texto de 1947, publicado en la revista del Partido Socialista Popular, Fundamentos, en ocasión del 45º aniversario de la inauguración republicana de 1902. Destaca por poner de relieve, desde el campo del partido comunista, tópicos que preceden con mucho tiempo de antelación, a narrativas y sentidos comunes que se creen construidos con posterioridad a 1959, tales como: el 20 de mayo es una fecha para recordar, pero no es la fecha gloriosa que defienden quienes usufructuaron sus beneficios; las revoluciones de independencia quedaron inconclusas el 20 de mayo de 1902, por lo que corresponde concluirlas; las luchas de las clases subalternas — que en este texto, Aguirre simboliza en los «obreros», aun cuando no es exacto — son parte de aquellas revoluciones inacabadas.

El segundo texto, un discurso de Fidel Castro en la conmemoración de la «festividad patriótica» del 20 de mayo, en Pinar del Río, en 1960 — según fue recogida en la revista Obra Revolucionaria, número 6, correspondiente al 6 de junio de ese año, junto a otro discurso conmemorativo de la fecha, pronunciado por el comandante Ernesto Guevara — ; coloca interesantes puntos de la reflexión fidelista sobre el renacimiento republicano que habría significado el triunfo revolucionario de enero de 1959. El discurso de Fidel Castro sintetiza la idea de que la Revolución es una obra de beneficio de las clases humildes, lo cual entronca con la visión de que la República no estaba completa si no lograba asegurar la dignidad para el mayor número posible de personas. Nótese en el discurso el tratamiento que hace Fidel del término «ciudadanos», la construcción de una noción de la unidad y la necesidad de la defensa del proyecto revolucionario.

El ensayo de la investigadora cubana Ana Cairo Ballester reconstruye, desde las voces diversas de testigos históricos, el ambiente de la constitución oficial de la República. El análisis de la prensa de la época y el uso de fuentes literarias franquean una comprensión del parteaguas desde el sentimiento popular y la vida cotidiana en las semanas previas y posteriores al 20 de mayo de 1902.

Por último, Fernando Martínez Heredia, en un artículo publicado a propósito del centenario de la fecha de marras, desentraña móviles políticos de las visiones falseadas sobre el inicio de la existencia del Estado-nación en Cuba, propone una asunción sin cortapisas de la memoria, llama la atención sobre los vínculos entre independencia y revolución y se vale de un audaz marco interpretativo que no descuida la dimensión de clases para acceder al conocimiento de las reformulaciones que logran los dominantes.

Esperamos que este dossier contribuya con la comprensión de un momento ambiguo como pocos en el devenir de la nación cubana y propicie que identifiquemos mejor entre todos los desafíos de la profundización de la transición socialista, en cuyas disputas la Historia sigue siendo madre y maestra.


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