Coordenadas desde Caracas. La crisis económica.

Por Luis Emilio Aybar: “…esa fuerza telúrica llamada chavismo, en cuyo interior habita un tejido social subversivo…”

En mi texto anterior prometí abordar la crisis económica venezolana. Lo haré sin pretensión de análisis exhaustivo, sino más bien combinando algunas lecturas con experiencias y muchas preguntas que he hecho a venezolanos y venezolanas en estos días.

El proceso bolivariano guarda algunas semejanzas con el cubano. Una fuerza revolucionaria hace justicia social y por esa razón sus poderosos enemigos le aplican múltiples estrategias de boicot económico. La agresión combinada con insuficiencias propias genera una serie de distorsiones en la economía, la más grave de las cuales es la incapacidad de la mayor parte de los salarios para cubrir las necesidades básicas. Después, los agresores construyen un escenario de crisis humanitaria a partir de la crisis económica que ellos mismos han generado en primera instancia, y culpan al gobierno para justificar el sabotaje de la soberanía nacional.

En estos momentos el salario mínimo en Venezuela, 18000 bolívares soberanos, equivale a unos 6 dólares americanos, mientras la mayor parte de los precios se asemejan a los del mercado mundial o los superan. Los más de 18 millones de venezolanos que han aceptado incorporarse al sistema de apoyo estatal Carnet de la Patria[1], reciben bonos, alimentos subsidiados y otros beneficios sociales que multiplican varias veces su salario, pero de todas formas, como en Cuba, se les hace difícil llegar a fin de mes solo con esos recursos.

Diferentes estrategias, algunas de ellas bastante comunes en el resto de América Latina, han ganado mayor peso en la satisfacción de las necesidades básicas: remesas, negocios ilegales, comercio informal de productos escasos, corrupción en el puesto de trabajo, movilidad laboral hacia actividades mejor pagadas, pluriempleo, etc. Quienes no logran complementar sus salarios de esta manera viven en precariedad (con cifras de pobreza muy inferiores a las de antes de 1999) o emigran[2].

Este escenario tiene causas diferentes a las cubanas, porque acá predomina el mercado capitalista y no una economía estatalizada bajo un sistema de planificación. El gobierno no ha logrado tener el control de la moneda: el llamado “dólar paralelo” marca la tendencia en la tasa de cambio, generando la inflación más alta del mundo. Diversos estudios han demostrado los objetivos políticos y financieros que están detrás de las variaciones del dólar paralelo, que es manejado desde Wall Street y Miami[3].

En un debate en Facebook el pasado 25 de febrero, el compañero Jorge Martin ofreció una explicación pertinente sobre las causas de la inflación y la especulación financiera en Venezuela:

“…en realidad la economía venezolana sigue siendo capitalista, y como tal los capitalistas, banqueros y terratenientes usan su poder económico para sabotear la voluntad democrática de la mayoría”.

“Los controles que el gobierno ha introducido desde 2003 (principalmente el control de precios y el control de cambios) para impedir la fuga de capitales y proteger el poder adquisitivo del pueblo trabajador, nunca llegaron a funcionar correctamente por este motivo. Los capitalistas recibían dólares del Estado a precios preferenciales para la importación, pero los desviaban al mercado negro. Los grandes monopolios privados (sobre todo el Grupo Polar) evitaban el control de precios produciendo rubros no regulados,[4] especulando, vendiendo en el mercado negro, desabasteciendo el mercado y con contrabando de extracción”.

“En realidad, aunque muchos hablan del «fracaso del socialismo» como causa de la crisis económica que vive Venezuela, lo que ha fracasado es el intento de regular el capitalismo en beneficio de la mayoría. Los propietarios privados de los medios de producción han encontrado mil y una maneras (muchas veces en connivencia con funcionarios corruptos) para saltarse esos controles agravando la crisis económica”.

Los efectos de esta situación se hicieron sentir con agudeza a partir del 2014, cuando Estados Unidos realizó una serie de acciones para provocar una disminución del precio del petróleo y afectar a los países productores con los que antagoniza. A finales de 2013 el barril de petróleo venezolano estaba valorado en 97 dólares y ya a finales de 2015 se había desplomado hasta sólo 29 dólares. Durante el ciclo de bonanza, en vida de Chávez, el gobierno no logró aprovechar la extraordinaria renta de PDVSA para superar la matriz productiva venezolana, lo que se combinó con un alto endeudamiento externo para dejar al país en una gran vulnerabilidad frente al bajón petrolero[5].

Por “pura casualidad” en 2015 comienzan las sanciones económicas norteamericanas, que han costado 34 mil millones de dólares a la economía, y serán multiplicados con la reciente expropiación de activos venezolanos en Estados Unidos y Gran Bretaña. A ello se le suman los 95 mil millones de pérdidas que ha ocasionado el ataque a la moneda. Para que se tenga una idea de cómo esto se traduce en la vida cotidiana de los venezolanos: 4 mil millones de dólares bastan para importar los medicamentos, material médico quirúrgico y alimentos que demanda la población venezolana en un año[6].

El boicot financiero, la expropiación de activos, la fuga de capitales, el descenso de los precios del petróleo, la corrupción, y el deterioro de la gestión de PDVSA se han combinado para reducir significativamente el monto de divisas a disposición del Estado.

Simultáneamente, las sanciones dificultan materializar las actividades de comercio exterior: se prohíbe a suministradores externos negociar con el gobierno chavista, se impiden las transacciones financieras, se expropian dineros ya depositados, se decomisan mercancías ya compradas antes de llegar a puerto venezolano. Todo ello ha reducido drásticamente la capacidad importadora del país. Por ejemplo, en 2013 se importó mercancías por un monto de unos 60 mil millones de dólares, y en 2017 ya había bajado a 12 mil millones[7].

Aún en este escenario, el gobierno de Maduro ha mantenido la política de desmercantilización de derechos, una de las principales potencialidades del proceso bolivariano desde el punto de vista socialista: salud, educación, vivienda, alimentación, empleo, cultura, asistencia social, entre otros, que en total conformarán un 75% del presupuesto estatal en el 2019. Esto es un hecho muy significativo si lo comparamos con países de nuestra región que también han sufrido el descenso de los precios de las materias primas y han aplicado paquetazos neoliberales, como Argentina y Brasil. O con otros donde una gran masa de la población no ha conocido la bonanza ni el amparo, como Haití, Honduras, Guatemala, Paraguay. Los titulares que les correspondían en los medios hegemónicos han sido dedicados siempre a Venezuela.

De cualquier manera, por las causas ya mencionadas, la política social del gobierno solo ha podido atenuar los impactos de la crisis sobre la población, no evitarlos. El sector más afectado es la salud. En el campo de los medicamentos las sanciones norteamericanas obstaculizan importar la cantidad necesaria en el momento oportuno, aun teniendo el dinero para comprarlos. Esto ha disminuido enormemente el abastecimiento estatal a los centros públicos de salud, que los entregan gratuitamente a sus pacientes.

La concreción de esta ayuda sufre otra grave disminución, cuando lo que entra a los almacenes es vendido por fuera, o desviado antes de llegar. Los establecimientos FARMAPATRIA, donde se expenden medicamentos a un costo menor que el del mercado, también sufren escasez. El gobierno desarrolla planes y campañas especiales para mejorar la situación sanitaria, y subsidia seguros de salud en clínicas privadas a muchos trabajadores, pero el acceso a medicamentos e insumos hospitalarios es un punto altamente sensible. Una gran parte de ellos solo se encuentra en el mercado negro o en farmacias privadas, a un precio incosteable con los salarios vigentes.

La confianza depositada en la capacidad de Nicolás Maduro para superar esta situación en un segundo mandato presidencial, se explica por el sostenimiento de la vocación social de su gobierno en medio del bloqueo y de sus propias carencias administrativas. Existe la convicción en esos más de 6 millones de electores de que la oposición no podrá hacerlo, porque son los mismos partidos que han alentado el boicot de los abastecimientos básicos y proponen un Plan de Transición de corte neoliberal.

Sin embargo, estos factores no bastan para entender las elecciones del 20 de mayo de 2018 ni la aplastante marcha del 23 de febrero, que viví directamente. Para ello tenemos que dedicar un tercer artículo a analizar esa fuerza telúrica llamada chavismo, en cuyo interior habita un tejido social subversivo que constituye la auténtica amenaza para los intereses del imperialismo.

Notas:

[1] De los casi 32 millones que conforman la población total.

[2] Aunque la mayoría de los que emigran son de clase media a alta. Véase Franco Vielma, Algunos mitos a cuestionar sobre la diáspora venezolana, disponible en http://misionverdad.com/columnistas/algunos-mitos-a-cuestionar-sobre-la-diaspora-venezolana. También http://misionverdad.com/la-guerra-en-venezuela/falacias-e-imprecisiones-sobre-la-migracion-venezolana.

[3] Véase William Serafino, Así se define el precio del dólar paralelo en Venezuela, disponible en http://misionverdad.com/la-guerra-en-venezuela/así-se-define-el-precio-del-dolar-paralelo-en-venezuela. Véase también Pascualina Curcio, Paralelo, DICOM, Interbanex: ¡Preparados, listos, fuera!, disponible en http://www.15yultimo.com/2019/02/08/paralelo-dicom-interbanex-preparados-listos-fuera.

[4] O sea, disminuyen o cesan la producción de rubros de la canasta básica cuyos precios han sido topados por el gobierno para hacerlos más accesibles a la totalidad de la población (Nota del autor de este trabajo).

[5] Véase Simón Andrés Zúñiga, Crisis de la deuda externa y viabilidad política del chavismo, disponible en htttp://www.rebelion.org/noticia.php?id=234460

[6] La economista venezolana Pascualina Curcio lo explica muy bien en Acelerar el colapso, disponible en http://www.15yultimo.com/2019/02/18/acelerar-el-colapso/

[7] Para un análisis integral del bloqueo económico contra Venezuela, véase el trabajo de Misión Verdad, Bloqueo financiero: cronología de una estrategia para destruir a Venezuela, disponible en http://misionverdad.com/entrevistas%20/sanciones-como-parte-de-la-guerra-por-desconfigurar-a-venezuela.


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