Seis necesidades básicas y una cuestión teórica
Por: Fernando Martínez Heredia
Esta es la segunda parte de la conferencia realizada en junio de 2016 por el Grupo de Estudios sobre la Revolución cubana, donde Fernando Martínez Heredia presentó extensamente a sus miembros lo que él consideraba como los cinco problemas y las seis necesidades básicas para investigar la Revolución cubana.
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Vamos a las seis necesidades básicas.
La primera es estudiar lo que sucedió en sus hechos, sus problemas, sus procesos fundamentales, sus contradicciones y sus conflictos; hasta conocerlos. Hay que estudiar lo que sucedió, y ya es parte, pero es más ancho que la investigación. Uno va a investigar algo más acotado, pero tiene que profundizar en lo que sucede en las revoluciones. Estudiar sus hechos, sus sucesos, sus contradicciones, el transcurso de esto en el tiempo; que uno después no se desayune con cosas fundamentales. Ahí tenemos un problema gravísimo, porque la enseñanza cubana no ha hecho del graduado universitario un conocedor de la Revolución cubana; conocen batallas, ciertos hechos, fechas memorables, pero no así. En eso hay que ser implacables. ¿Por qué?: primero porque va a salir ganando la investigación de cada uno; después, si esto de verdad funciona como grupo, se puede ayudar la gente.
Hay que distinguir entre creencias y lo que ya se va estableciendo como conocimiento. Aprender a buscar, incluso cuando no se dice exactamente lo que uno está investigando. Es decir, pasar de lo que serían sentidos comunes, a lo que ya son conocimientos. A veces no es grande la diferencia, pero a veces es abismal, y entonces hay que encontrar puntos de ignorancia y puntos de silencio al mismo tiempo. Pueden ser bienintencionados, de un modo u otro, pero hay puntos de ignorancia y puntos de silencio en todo proceso de este tipo. Por eso digo que hay que ir desde las creencias a lo que se va estableciendo. Buscar…, buscar no es lo mismo que aceptar, y encontrarlos.
Creo que esa es la cuestión dentro de la primera necesidad básica. Hay que añadir detalles de tipo relevante de los campos de sucesos y acciones diferentes, y de los condicionamientos. Estoy separando ahora, como metodología, a los hechos y procesos de los condicionamientos, teniendo en cuenta que no es lo mismo decir: “yo estoy en un lío tremendo y en eso mataron al presidente de los Estados Unidos. Eso cambió mis cosas pero no era un problema mío, yo no lo mandé a matar”; o, “yo estoy en otro asunto y pasan tres ciclones. Terrible, yo tampoco los mandé a pasar”. Esos son accidentes. Y hay condicionamientos que son permanentes o duraderos; por ejemplo, la debilidad de Cuba como vendedor en el mercado internacional es un condicionamiento permanente tanto para fijar precios, para la utilización de monedas duras, como para la solicitud de créditos con los que se va a comprar, que es una de las bases de funcionamiento del comercio internacional en el último medio siglo: “te doy crédito para que compres lo que yo te vendo”. Eso del libre comercio es mentira. Pero además, países grandes se lo hacen a países grandes, no solo a los chiquitos.
En esta primera necesidad incluyo la intuición del investigador. La intuición no siempre sale en los manuales de metodología, pero la intuición es imprescindible; y si es posible, un poco de imaginación.
Segunda necesidad básica: comprender cada uno de los conceptos, las interpretaciones existentes de la revolución. O sea, hay más de una interpretación de la revolución. El investigador tiene que comprenderlas y conocerlas porque va a encontrar productos, pero casi ninguno dice “digo esto porque tengo tal interpretación”, eso no sucede, ese favor no se hace casi nunca. Hay que ver también cuál es el sentido de la naturaleza de esa interpretación, que puede estar, a mi juicio, equivocada, y tener elementos de mucho valor. Pero por lo menos hay que saberla, aunque no sirva para nada.
Ahora, yo decía aquí que la Revolución cubana, que fue anticapitalista de liberación nacional — como yo la entiendo — , consiste en un complejo de hechos políticos y de fuerza, ideológicos y culturales, que destruye el sistema de dominación; se vuelve un poder total sin perder aquellos primeros rasgos entre el 59 y el 63 y tiene una historia de ahí en adelante, cuyas interpretaciones y valoraciones deben ser establecidas por cada investigador.
Vuelvo a la cuestión. Yo estoy planteando algo que se articula con el componente económico cuando digo que la revolución consiste en un conjunto de hechos políticos y de fuerza, ideológicos y culturales, y que eso fue lo que pudo hacer que fuera subvertido el orden. Subvertir el orden existente en una sociedad es lo más difícil que hay. Por lo general, las subversiones que parecen más grandes son parciales. Subvertir totalmente parece imposible, por eso es tan famoso cuando se logra.
Esto no puede tocarse en Cuba sin acercarse a esos primeros datos entre 1959 y 1963. Lo digo en un conjunto de cuestiones que me parecen válidas todas, puede que no sean las únicas. La idea es tener una historia donde las valoraciones y la fundamentación general deben ser establecidas por cada investigador. Hay que manejar, lo más y lo mejor posible, nueve aspectos que nada más voy a mencionar:
Aparte, pero todavía dentro de la segunda necesidad básica: diferenciar y estudiar por separado los documentos, la oralidad, lo ignorado y los ocultamientos; pero integrarlos en la investigación. Y cuando digo por separado es por necesidades investigativas, cada uno tiene su manera de ser.
Tercera necesidad básica: la dimensión económica tiene que ser manejada seriamente, y eso no es usual. Lo usual es no saber casi nada de economía y se los digo por algunos lugares comunes, ocultamientos, falsedades o boberías. El modo de producción y la formación social, o económico-social del 58, más las acciones revolucionarias del 59 al 63, más la gran transformación de las relaciones económicas internacionales; eso hay que tratar de conocerlo.
Yo he escuchado a alguna gente, incluso muy seria, que se contenta con decir que había un programa de gastos compensatorios en la dictadura, y explícamelo: “tú lo dices porque lo leíste en el libro de Paquito López Segrera y él sí sabe lo que quería decir, pero tú no”. ¿Ustedes saben, por ejemplo, que en alimentos Cuba le compraba a Estados Unidos el 33 % del valor de todas las importaciones que hacía de 1950 a 1959? Esa es una condicionante que vuelve a ser constante. ¿O que le estuvo comprando trigo a la Unión Soviética a partir de 1972? Era un barco de trigo, otro barco de trigo, y nadie sabía qué hacer con el trigo. Mientras tanto, Cuba tenía siete millones de reses, el segundo per cápita de América Latina — el primero era Argentina y el segundo era Cuba — . Había más reses que personas en Cuba. Y no solo en 1959. El censo de 1968 dice siete millones once mil reses todavía. Entonces no había refrigeración de la leche, los soviéticos no refrigeraban nada y los americanos se fueron. Cuando tú tienes una cantidad enorme de leche — si alguno de ustedes es del campo lo entiende — , uno termina dándosela al ganado. Pero a la vez, cuando usted recibe los barcos llenos de trigo, ¿qué haces?: ¡pizzas y espaguetis! Pero si el pueblo cubano no tenía ninguna inmigración italiana, aquí no existía ninguna costumbre de comer comida italiana. Hasta mediados de 1963 y 1964 el pueblo cubano comenzó a comer pizza de tal manera que había una pizzería en todos los municipios. Yo no he visto un cambio de dieta más grande y en menos tiempo en ningún lugar del mundo.
Este tercer problema es gravísimo: la dimensión económica. Yo decía tres cosas, primero, el modo de producción, la formación económica o económico social de 1958. Es decir, saber eso. Segundo, las acciones revolucionarias de 1959 a 1963, saber eso. Y tercero, la gran transformación de las relaciones económicas internacionales. Pero imagínense ustedes, por ejemplo, que uno dice “y entonces los americanos dijeron que ya no vendían más petróleo derivado a Cuba”. Es verdad. “Sí queríamos, fue el gobierno norteamericano el que lo impidió”. También es verdad. “Y entonces la Unión Soviética dio el paso al frente y nos vendió”. También es verdad. Pero ¿dónde se echaba aquí el petróleo?, no servía para echar el soviético. Así simplemente. No servía. Porque la base del norteamericano era diferente. Es decir, cambiar las relaciones económicas internacionales no es simplemente que el principal socio cambió.
Un americano judío publicó un libro maravilloso que se llama La transformación económica de Cuba.[1] Un americano judío que vino para Cuba como comunista que se sentía — era un poco trosko — y trabajó con el Che como tres años. El libro está en español. La primera escena que él tiene, es poco después de llegar a Cuba por la noche — todo era por la noche además — , de madrugada: él está y se pasan horas con los técnicos que han venido de la República Socialista de Checoslovaquia a ayudar.
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Él fue para la JUCEPLAN (Junta Central de Planificación), sintió que aquello era una locura pero se logró ir para el Ministerio de Industrias que al menos era la vida real. En esas primeras noches, dice él que hubo una discusión brutal, ¿saben en qué consistía?: en que los técnicos checoslovacos les insistían a los técnicos cubanos en que no había que hacer inversiones en puertos, y entonces los cubanos decían que sí, que los puertos se iban a acabar y había que hacer inversiones en puertos. Y hay que decidir, cuando uno tiene dinero más todavía, en qué vas a invertir y en qué no. Dice este hombre que él no supo entender nada hasta tarde en la noche, que se dio cuenta y dijo: “coño, Checoslovaquia no da al mar”, y Cuba es una isla.
Nueve cosas nuevas en la dimensión económica, pero yo se las voy a interrelacionar así para molestarlos:
Estoy tratando de esquematizarles, porque se puede. Una de las cosas al investigar es esquematizar, diseccionar, porque si no uno se vuelve loco. Después uno tiene que integrar otra vez, pero son pasos necesarios. Uno no ve, por ejemplo, la tasa de inversiones — saber qué cosa es la tasa de inversiones forma parte de la cultura, igual que saber quién era Aristóteles — , que es una relación en términos relativos que se establece entre el Producto Interno Bruto o el Ingreso Nacional y la parte de él que se ha utilizado en inversión y no en otras cosas. Y se supone que si un país se quiere industrializar, tenga una tasa de inversión bien grande, aunque la gente sufra lo que sufra. La tasa de inversión del camarada Stalin le zumbó el aparato, pero lo logró. Pero el camarada Stalin, en la reunión de los cadetes de todas las Academias Militares de Moscú en el año 1931 les dijo a todos: “fíjense, la URSS tiene un retraso de cien años con relación a Europa. O nos ponemos al día en diez años o nos arrollan”. Y le salió después. En 1941 vinieron los alemanes y mataron a 27 millones de soviéticos, pero los soviéticos fabricaban ya, en 1943, tantos tanques y tantos aviones como los nazis; y en 1944 fabricaban más que ellos. Porque Stalin, además de matar a un grupo grande de compañeros, logró eso en diez años.
Hay que ver entonces el papel de cada cosa por separado y juntarlas. ¿Cuáles fueron las tasas de inversión nuestras?, nadie habla de eso.
Otro ejemplo, respecto a Gasto social y Pacto político, ¿qué quiere decir?: que tú tienes que decidir qué cosa va para el consumo productivo y qué cosa va para el consumo de la gente. O en un sentido más real inclusive, qué cosa tú vas a dar para los servicios sociales y la reproducción no material de la vida. Por ejemplo, en el caso cubano Fidel decide, hace casi cincuenta años, que el 1 % del Producto Nacional Bruto se debe dedicar a la investigación científica. Y solo 30 o 40 años después es que Naciones Unidas va a entender que eso debe ser así, que para la economía hace falta que una parte enorme de los costos sean de educación y de investigación científica. Y cuando él lo decide en Cuba, lo que están trayendo es nada menos que el programa que llamaban Plan Perspectivo, que quería decir “tenemos que ir logrando subir la producción de azúcar para liberar el comercio con la URSS hasta llegar a producir diez millones de toneladas en 1970”; que es la verdad. Y en ese momento él está diciendo “no, pero hay que destinarle a la investigación científica”, y por eso Cuba en 1969 produce la primera computadora de América Latina. Y por eso mandan a jovencitos a Italia y a Suiza, y vienen en 1968 y 1969 con la capacidad y fabrican en un laboratorio ciento diez tipos de quesos diferentes. ¡Ciento diez tipos de quesos diferentes en un país lleno de leche! Pero ¿qué pasa?, nunca podemos pasar de la investigación-desarrollo a la gran producción en unidades cooperativas convirtiéndose en exportadoras. Es que hay que comprender la economía, si no seguimos arando bueyes.
Entonces, enfrentando todo esto a los condicionamientos generales por los que comencé. Aquí volvemos a utilizar “palabritas” claves para ver cómo se sustituyen los conocimientos por otras cosas que son, a veces, detestables. Por ejemplo, “Zafra del 70”, esa es una frasecita: “La zafra del 70”. Fue una expresión relacionada con la idea de la locura: “que eso sí fue una locura”, “estaban locos”, “para qué hicieron eso”, “eso fue acabar con el país”, “todo fue un desastre”; o sea, se mezcla la verdad y la mentira a través del conocimiento. Otra, “El error del 68”: “eso sí fue funesto porque cogieron y lo nacionalizaron todo, hasta el último timbirichito”, “ese es el grave error [algunos autores actuales dicen] del cual, no hemos salido aún”. Tú dices ¿cuántos de los que hablan así se leyeron el discurso de Fidel Castro del 13 de marzo de 1968?, casi ninguno. O los “errores de idealismo”. Los “errores de idealismo” responden al Informe Central del IV Congreso de nuestro partido, por eso también es una broma de muy mal gusto.
Vamos a la cuarta necesidad básica: el conocimiento de la Historia de Cuba. Hay que manejar bien los hechos relevantes, los procesos — no solo los hechos — y las interpretaciones. Y hay que, en este manejo, referirse tanto a lo que llaman los franceses las largas duraciones, como a las cronologías diferentes que se pueden hacer, los eventos preferidos, las selecciones históricas, las acumulaciones culturales. Está claro que hay que conocer Historia de Cuba, puesto que esta — y versiones de ella — forman parte grande de nuestro negocio.
Quinta necesidad: datos principales e historia del internacionalismo cubano. Nosotros estamos en una situación de desventaja fuerte hoy sobre el internacionalismo. Que no lo estábamos, no era así. El internacionalismo se manejaba mucho, se manejaba bien, aparte que era un elemento importantísimo del cual yo, de pasada, voy a decir sus significados para el carácter de la Revolución cubana.
El carácter de la Revolución cubana y su internacionalismo tienen una relación profundísima. Para su fuerza real y su moral, tanto su fuerza real material como su moral, para el enfrentamiento con los Estados Unidos, para la política exterior de Cuba, y para la formación del pueblo revolucionario. Son cinco cosas. Ese es un punto que se ha debilitado mucho políticamente, pero nosotros para nuestras investigaciones lo tenemos que conocer a fondo también por eso. Porque bueno, ninguno de ustedes es objetivista.
Antes, cuando la gente se iba de guerrillero a nadie se lo decían, pero todo el mundo admiraba profundamente a su familia. “Ah sí, él está estudiando en la Unión Soviética” — decían — , y si lograban traer el cadáver, lo único que le hacían, cuando salían de la funeraria, era que le cambiaban la marcha fúnebre por “Guerrillero, guerrillero”. Del cadáver que iba por ahí no se decía ni media palabra más. Pero tenía un valor extraordinario en el pueblo. No era nada pequeño. Por eso el 7 de diciembre de 1989, ustedes eran niñitos, las FAR y el Partido lo organizaron y la gente se los comió y se los quitó a las FAR y el Partido, e hicieron el entierro popular por todas partes. Por aquí por la avenida 41 la gente llenó toda la calle. Yo recuerdo un muchachito de secundaria básica, ahí en el Carlos Marx, que estaba en la puerta con un fotuto en la mano y decía: “Pueblo, pueblo, disciplina. Si no tienen disciplina no pueden ver a los mártires”. Era demasiada gente.
Entonces, eso tiene importancia de varios tipos. Por ejemplo, Estados Unidos siempre presentó como una cosa fundamental, para que Cuba pudiera conversar con ellos, que Cuba cesara su internacionalismo. Siempre. Eso fue desde Kennedy hasta hoy, o hasta que fue. Ese es un punto. Pero por eso también, el prestigio internacional de Cuba es mucho más grande que su poder material. Y el prestigio internacional te da cosas. Incluso te da cosas que a veces tú no sabes. Que un embajador en Naciones Unidas viene y te da una información porque te la quiso dar, porque cree que vale la pena. Y cosas de otro tipo. Es decir, el lugar de Cuba en el mundo, sus relaciones internacionales, su prestigio, es muy superior a su tamaño, a sus posibilidades económicas y militares. Entonces, tenemos que estudiar también eso. No es solamente las campañas –que son fundamentales– de formación del pueblo. Por ejemplo, en una ocasión yo planteaba que el internacionalismo había aquí sustituido, en buena medida, el problema de las generaciones; en cuanto que había una generación que tenía sus cosas como la lucha contra Batista, y entonces la otra tuvo el internacionalismo. Estuvieron cerca de 400 mil combatientes en Angola, se convirtió en una cosa de masividad y aquella idea de que cada uno puede tener su Moncada se volvió realidad. “Ah sí, ellos se la tuvieron que jugar pero yo fui a Angola. Ellos estuvieron aquí cerquita, yo me fui para un lugar que ni se sabía dónde era, al otro lado del mundo”. Y hubo nuevas emociones, multiplicó las posibilidades de desarrollo personal de cientos de miles de personas y de sus familias también, porque eran los familiares de los que estaban fuera. No me detengo mucho más. Yo he tratado de decirlo a veces como que ganamos mucho más de lo que dimos.
Vamos a pasar a la sexta necesidad básica: estudio, conocimiento cierto y seleccionado de la dimensión internacional de la revolución. La Revolución cubana que triunfó en 1959 fue una revolución autóctona, pero el mundo en que sucedió estaba cada vez más interrelacionado. Es decir, en los procesos revolucionarios, digamos clásicos, lo autóctono sin dudas se puede establecer bien; pero por ejemplo, tanto la francesa como la bolchevique fueron contrarrestadas militarmente por invasiones de sus enemigos. La cubana tuvo a los Estados Unidos, pero las tres fueron autóctonas. Ahora, la importancia del factor internacional en los procesos revolucionarios de la segunda mitad del siglo XX es mayor que nunca antes. Muchísimo mayor. Incluso hasta por el nivel de participación de fuerzas imperialistas, por el nivel técnico necesario, es decir, ¿cómo tú haces para tumbar un avión si no te dan un cañón de esos capaz de tumbar un avión? Hasta llegar a la situación actual, en que se supone que no puede haber revoluciones. Ya eso se había reflejado en España a finales de los años treinta. Pablo de la Torriente dice una cosa profundísima: “probablemente en España se va a dirimir en este momento lo que comenzó en 1917”. Lo dijo en 1936 y tiene muchísima razón. Es decir, estaba terminando la fase.
Yo les decía que esta dimensión internacional empezó por lo de la revolución autóctona, pero es necesario manejar — por lo menos como colectivo — algunos elementos de los principales, de 1945 a hoy, de la dimensión internacional. Es decir, no pueden ser simples palabras, por ejemplo, como la “Guerra Fría”. ¿Ustedes no han visto que el Granma del 17 de diciembre del año pasado tuvo el poco tino de poner que con lo que pasó el 17 de diciembre de 2014 era una de las últimas cosas de la “Guerra Fría”? Como si Cuba tuviera que ver con la “Guerra Fría”, como si la Revolución cubana hubiese sido la “Guerra Fría”. Yo les digo que pudiéramos periodizar — puedo estar equivocado — la “Guerra Fría” como 1946–1963, 1963–1979 y 1979–1991; yo les diría esto como las tres etapas de la “Guerra Fría”. ¿Por qué en el 1963? Porque aquí hubo la Crisis de Octubre en octubre de 1962 y se tensionan las cosas con la Unión Soviética. Y en el primer brindis, cuando Fidel cae allá que está peleado con los soviéticos por lo que hicieron, y Kruschev está tratando de caerle bien, en el primer brindis dicen: “bueno, que brinde el Comandante” y Fidel Castro levanta la copa y dice: “yo sigo muy indignado por lo que sucedió en Octubre”. Ese fue su primer brindis.
En ese momento, el 10 de junio de 1963, el presidente Kennedy hace su famoso discurso en la Universidad Americana de Washington donde dice: “el mundo entero está compuesto por personas buenas, no nos vamos a matar unos a otros, la guerra nuclear es imposible, y tenemos que ponernos de acuerdo”. Ese mismo año se firma el Tratado de prohibición parcial de ensayos nucleares en la atmósfera, en el espacio exterior y bajo el agua — excepto subterráneas, creo — . Nosotros tenemos que saber eso. ¿Por qué?, porque es por eso que Kennedy se hace simpático y todo lo demás. Primero porque se da cuenta que los cubanos son un hueso demasiado duro de roer, y segundo, porque él tiene que ponernos en alguna relación con la política de su potencia, de su superpotencia frente a la otra. Incluso, algunos técnicos sesudos dicen “tenemos que tratar de convertir a Cuba en una Yugoslavia”, “que Castro vea que puede seguir si se separa de la URSS”. Nosotros tenemos que saber de todo esto.
En 1979 termina la fase que comienza en 1963, pienso yo. Porque para nosotros también es importante el triunfo de la Revolución sandinista en Nicaragua. Cuando la Revolución sandinista triunfa en julio de 1979, Estados Unidos descubre que ahí, detrás de San Antonio de los Baños, hay un montón de militares soviéticos y que en Cuba, al parecer, hay miles de militares soviéticos. Llevan 17 años en Cuba, se quedaron aquí en 1962.
Ese es el momento en que Cuba es presidente de los No Alineados. Momento cumbre, Cuba ha logrado que los No Alineados sean antimperialistas y no meramente que no están ni con uno ni con otro, un camino que empezó en Argelia en 1973. Y en ese momento la presidencia de Cuba de los No Alineados es saboteada completamente. Vino el proceso de invasión soviética a Afganistán que es No Alineado, y es invadido por una superpotencia; China invade Vietnam y Vietnam le responde y resiste, porque el ejército vietnamita era el mejor del lejano oriente; pocos meses después, Iraq ataca a Irán, los dos son No Alineados, pero Irán — además — acaba de hacer su revolución; lo que conviene para atacar a Irán le conviene a Estados Unidos, pero en Iraq hay constructores cubanos — no pocos — y entonces el canciller de Cuba es enviado siete veces a Teherán y siete veces a Bagdad, seguidas. Fue imposible. Nos acabaron la presidencia de los No Alineados en menos de un año. Entre Afganistán, los chinos con los vietnamitas y, sobre todo, Iraq con Irán, eso era insostenible. Pero Afganistán también, porque era la URSS ocupando un país; se lo pedía el gobierno, pero el gobierno estaba puesto por ellos.
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Les digo algo más para que se acaben de divertir. En 1980 la idea de Kissinger de que había que bombardear varios lugares de Cuba en 1976 — que no se aprobó, pero sí tumbar el avión de Barbados — difería, ahora que triunfan los sandinistas. Se ve la revolución y el efecto dominó — detrás vienen los salvadoreños — . Estados Unidos trata, por un lado, de que los sandinistas se separen completamente de los cubanos y si no es posible, por lo menos que no venga ningún soviético; y que los cubanos no actúen en El Salvador. En las dos cosas fracasaron ellos, sobre todo en la segunda. Pero entonces, qué pasa en Polonia, el movimiento de Solidaridad empieza a desencuadernar al régimen polaco, que ya se había desencuadernado en 1970, pero calladamente. Cuando se empieza a desencuadernar completamente, qué viene por parte de los Estados Unidos: una propuesta fina, vamos a ver qué le hacemos a Cuba con relación a lo que pasa en Polonia. ¿Por qué eso se pone tan grave?, porque en 1980 ya el gobierno polaco no logra controlar la situación. En ese mismo año nosotros estábamos metidos en la guerra salvadoreña y en Nicaragua; para que se salvara la Revolución sandinista porque tiene que ver con esto. Entonces, en ese momento, en la República Democrática Alemana (RDA), Honecker dice “yo no puedo permitir una Polonia capitalista, porque entonces estoy cogido entre la RFA y la Polonia capitalista. Si sucede, yo invado Polonia”. El ejército de la RDA era el mejor ejército de Europa central. Claro, si ellos le hacen eso a Polonia era un fenómeno tremendo, los Estados Unidos se tienen que ver frente al Helsinki –la durabilidad de las fronteras europeas de 1975–, pero Cuba no. Cuba tiene un “pequeño problemita” que por suerte se supo, es el GAML (Golpe Aéreo Masivo Limitado): los Estados Unidos, cuando Alemania invada a Polonia, van a empezar a bombardear La Habana, Cienfuegos, las zonas mineras del norte de Oriente y no me acuerdo que otro lado. Es decir, un Golpe Aéreo Masivo, pero limitado, no va a salir ni en los periódicos. Entonces por eso, si ustedes se leen el Informe Central del primer secretario Fidel Castro al II Congreso del Partido de 1980, se dan cuenta de lo que acabo de decir. No es que lo diga ahí, él dice: “y los comunistas cubanos le pedimos a los compañeros polacos que resuelvan sus problemas entre ellos mismos”.
Entonces Fidel manda a Raúl Castro a la URSS poco después, a decirles que nosotros necesitábamos saber la verdad; y Brézhnev le dice sinceramente a Raúl que la Unión Soviética no va a entrar en ningún conflicto por Cuba. Y él va a decirle: “bueno, danos todo el armamento que nos toca de 1981 a 1985. Dámelo ahora mismo, si nosotros estamos en casa del carajo”. De ahí nació la Guerra de Todo el Pueblo y las Milicias de Tropas Territoriales, de la cual formaron parte los padres y madres de todos ustedes. Y el movimiento obrero cubano seleccionó cerca de 20 mil personas que se formaron como oficiales de las Fuerzas Armadas sin pasar a ser del Ejército, y se distribuyeron fuertes almacenes de armas en todos los municipios de Cuba. Después vino la gran prueba de mandar 55 mil hombres a Angola y toda la Fuerza Aérea de combate, por lo cual nos hubieran dado un golpe descomunal en ese momento. Si uno no conoce estas cosas, hay muchas cosas principales que no conoce. Por eso son necesarias, esto es lo que pasó, uno tiene que estudiar las condicionantes de lo que pasó, lo que no pasó, lo que no pudo pasar, lo que sí, por qué se tuvo que tomar una decisión u otra. Porque frente a esto está, por ejemplo, el acuerdo del año 1985 con los Estados Unidos y a la vez Radio Martí. El acuerdo es 20 mil personas por año pueden ir de Cuba a Estados Unidos, y a la vez me estoy preparando porque sé que lo que viene para acá es un fenómeno.
Entonces, digamos que en la primera etapa Cuba es roja, hasta 1962 en la idea norteamericana, Cuba es roja. La idea era acabarnos, pero se ve que es imposible, sobre todo porque aquí se demostró que era imposible. Entonces, de allí hasta Carter hay un espacio; y de allí a la Perestroika hay un espacio, que es de fines de los ochenta a 1991 que nos quedamos solos. Pero obvio en cuestiones concretas. Estados Unidos y la Unión Soviética comenzaron a intercambiar información de inteligencia sobre el movimiento subversivo desde 1987. Entonces tú dices: lo que viene para mí, estoy perdido, esta gente están intercambiando información.
También hay que conocer lo que pasó en determinados países de América Latina. Hay algunas cosas que para nosotros tienen su importancia en determinados momentos, en otros menos. Por ejemplo, Brasil. En los primeros años de la Revolución Brasil era un factor importante en la dimensión internacional de Cuba, se esperaba mucho de los gobiernos de Quadros y Goulart; después del ALN (Acción Libertadora Nacional) de Marighella. Aquí se entrenaron más de trescientos brasileños militarmente, de Marighella, y tú dices “en un país tan chiquito para un país tan grande”, pero nosotros lo hicimos, ¿y si ganan? Si ganaban nos salvábamos. Si ganaba Brasil nos salvábamos. Cuba se lanza con Perú, y empieza a hacerle la corte a Velazco Alvarado que es un militar pobrísimo de nacimiento, que tiene un régimen militar allí. Entonces toda la izquierda peruana era antimilitarista, y salían a la calle contra el régimen militar. Cuba intenta, y comienza a tener una relación militar con Perú. Cuando gana las elecciones Allende, Cuba trata de hacer del Perú un flanco militar de Allende. Y le pide a la Unión Soviética que ayude, que den dinero para la represa del río Olmos que permitirá la electrificación de zonas del Perú, que le venda aviones al Perú. ¡Ninguna de las dos cosas! Sin embargo, les vendieron todas las eléctricas al Brasil de los militares. Por eso en el discurso del 26 de julio de 1968 Fidel es tan agresivo cuando dice: “y se comercia con las dictaduras peores de América Latina”, y salía en Tiempos Nuevos –la publicación soviética– que el presidente Leoni había hecho de Venezuela una democracia moderna; mientras se asesinaba a los militantes guerrilleros –entre los que había varios comunistas también– en ese momento en Venezuela. Hay una política cubana para América Latina. Ustedes deben manejar que Cuba se jugó bastante por Cheddi Jagan en Guyana. Tú dirás que Guyana es poca cosa pero está ahí, es grandísima. ¿Qué quiero decir? Uno tiene que saber, para poder estudiar de una manera investigativa, un número de cosas. Claro, también Europa occidental, el África, la URSS.
Aquí vuelvo a lo de las boberías que se repiten mucho. Por ejemplo, “la URSS nos subsidió siempre a nosotros”. Ustedes no lo han oído porque son muy jóvenes. Pero eso se decía como un axioma. Entonces decían “Cuba es para la URSS, como tener un hijo bobo estudiando en los Estados Unidos”. Por ejemplo, Sergo Mikoyan, el hijo de Anastás Mikoyan, publicó en Harvard un estudio que explica detalladamente por qué es mentira que su país subsidió a Cuba. Está publicado en Harvard en 1995. Pero unos años antes, en 1989, Zimbalist y Brundenius publicaron La economía de Cuba.[2] Tiene un capítulo entero dedicado a las relaciones económicas de Cuba con la URSS donde ellos, por ejemplo, explican cómo la URSS finalmente pasó del sistema de relación comercial basado en precio fijo para el azúcar (azúcar crudo a 6 ctvs. la libra) desde que comenzó hasta 1973, a veces era más que el mercado mundial, a veces era menos que el mercado mundial; sobre todo en los últimos años es menor que en el mercado mundial porque es el boom de la materia prima. Y entonces, cuando se pusieron de acuerdo se inventó el precio resbalante. El precio resbalante es un precio acordado entre los dos países para beneficiar a Cuba que es, a partir de la formación de precios de los últimos años, el precio de los cinco años siguientes. Entonces ahí ellos se las dan todas como economistas y dicen, el mejor quinquenio la URSS le pagó a Cuba 310 dólares por tonelada de azúcar, producir una tonelada de azúcar en la URSS cuesta 915 dólares. ¿Ustedes lo entienden? Cuando mejor pagó, pagó un tercio de lo que le costaba producirla a ella. Adam Smith era un tipo delicioso. Adam Smith decía que los países que tienen mucho frío deben ser industriales, y los países que tienen mucho sol lo que tienen que hacer es producir materia prima para los países industriales. Lo que pasa es que esto ocurre 180 años después.
Uno tiene que saber datos. Los datos del bloqueo de verdad son horrorosos todos. Italia comenzó a comprarle el níquel a Cuba en 1967, con lo cual Cuba podía aspirar a comprarle productos industriales a Italia que tiene todavía, en el norte, uno de los antiguos centros industriales de Europa (Milán y Turín); y entonces los Estados Unidos le comunicaron a Italia que cesaban de comprarle productos industriales. Los tipos dijeron “ha sido un placer, pero no podemos comprar níquel de Cuba”. Japón le compró a Cuba 1 millón de toneladas de azúcar en el año 1971 y otro millón en 1972, porque la devastación completa de la producción australiana llevó a Japón a esa situación, y para nosotros fue bueno. Le vendimos a Japón dos millones de toneladas en dos años. Todos esos barcos de marina mercante antigua que los han dejado joderse se compraron con todos esos dineros. Porque Cuba quería ser independiente con los fletes y tener una marina mercante propia. Y por eso después, en 1975, se mandó el primer batallón de tropas con tanques a Angola en un barco que no fuera de los soviéticos sino nuestro, en noviembre de 1975. Fue el Sierra Maestra. Y por eso el primer barco que entró al puerto del estrecho de Haiphong, antes de que Silvio lanzara Madre, fue un barco de la marina mercante cubana, que ellos le abrieron el estrecho para que pudiera entrar. El embajador de Canadá en La Habana declaró que en política exterior todos los países son Sancho Panza, menos Cuba, que es Don Quijote. Es muy simpático, pero son cosas reales. Entonces, cuando Japón nos compró todo eso no se pudo hacer ni siquiera un convenio general de pago, para pagar a créditos y que nos vendieran los chips para nuestras computadoras CID 301 y 302 y pasáramos como China y Japón a ser los caballos de Atila. No, porque la sexta flota de Estados Unidos está frente al mar de Japón, y los japoneses pagaron en la mano y se acabó.
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Del mismo modo en que Cuba, con la primera reserva de níquel del mundo, y la segunda de hierro del mundo en el mismo lugar — quizás alguno conozca Nicaro, Moa — que ahí cuando tú sacas el mineral de níquel, el 49 % de las bolas es hierro, no es tierra; imagínense ustedes. Eso es completamente una maravilla. Uno de los mejores técnicos de su tiempo hizo un estudio de factibilidad en el año 1969, y ese estudio dio que en las mejores condiciones del mundo Cuba podía producir 21 de las 27 formas de níquel mejorado que había en el mercado mundial — el que produce cuatro o cinco ya está hecho — y quedábamos con 19 mil millones de toneladas de hierro como la base potencial. Nunca se pudo. Por el bloqueo norteamericano, y los soviéticos jamás nos vendieron ni siquiera una siderúrgica. Ellos tuvieron con Cuba treinta años de relaciones y no nos vendieron ni una siderúrgica. Venía en los acuerdos quinquenales pero no se hacía. Igual que una fábrica de automotrices en Artemisa. Se midió todo ese terreno, primer Plan Quinquenal.
Hay otras cosas de ese tipo, de la parte de la política internacional, como en América del Sur “la Revolución sin paredón”, que es en los años sesenta. Es una experiencia reformista que es el caso democristiano en Chile, es decir, Cuba es el paredón, entonces la revolución que podemos hacer y debemos hacer es sin paredón, y los americanos con la Alianza para el Progreso. Es decir, no hagan como Cuba, vamos a hacer una Alianza para el Progreso. Es importante, porque incluso entre nosotros, estas cosas eran muy rechazadas, pero en la segunda etapa de la Revolución en el poder, aunque seguían siendo rechazadas por la máxima dirección, había su cosita. Y una de las cosas fue la idea de que había contradicciones interimperialistas. Eso se manejaba como un elemento que debía discutirse. Entonces, la política exterior de Cuba debía tener muy en cuenta las contradicciones interimperialistas y sacarle provecho a ellas. Con esto se referían a los Estados Unidos, Japón, Europa occidental, y que nosotros podíamos jugar con eso, lo cual en la práctica jamás pudo ser.
Aquí terminan las seis necesidades básicas y yo tenía una cosa que le puse Nota teórica. Yo no quería ponerme grave con la cosa teórica, primero porque esto es muy largo, demasiado largo lo que hemos hecho; y segundo porque hemos tenido también, a falta de una buena formación teórica, algunos mitos como el de que es necesario primero tener una fundamentación teórica, igual que, por ejemplo, hacer un proyecto. Yo no conozco a nadie que sin saber nada de algo haya hecho un buen proyecto antes de hacer una investigación. Sin embargo, lo han exigido por la administración científica como si fuera de verdad algo bueno, y no sirve para nada. Si tú no llevas por lo menos la tercera parte de la investigación hecha ya, no puedes hacer un proyecto. Pero bueno, esas dos cosas a mí me limitan, y pienso que sin embargo el problema teórico aquí es muy importante. Primero, por las deficiencias en la formación teórica en nuestro país, que son fuertes; y segundo por lo que dije antes, que investigar revoluciones dentro de las Ciencias Sociales no es de las cosas ni más desarrolladas ni más fáciles. No es un terreno acotado. A mí no me gustan las palabras esas que son muy largas como lo interdisciplinario y lo transdiciplinario, yo creo que tratan de suplir la realidad de que las Ciencias Sociales son compartimentos estancos. Son compartimentos estancos como un sumario, y así son porque hay una tradición que hizo que eso fuera así. Pero bueno, apartándonos de esa tendencia mía a la izquierda, a mí me parece que hay que tener muy en cuenta a Marx, a Engels, a Lenin, y también a Trostky, a Gramsci y a Mao. Dentro de los autores hay que tenerlos en cuenta. Engels, que ha sido ninguneado por algunos problemitas que tuvo con el Anti-Dühring y eso, es un autor muy interesante sobre la revolución. Él se interesó mucho, hizo estudios de diferentes cuestiones políticas y militares, tiene un estudio que se llama La guerra de los campesinos en Alemania que es muy interesante. Ahora, Carlos Marx lo que tiene es fenomenal. Y Lenin se dedicó a eso a tiempo completo. Él inventó eso del revolucionario profesional, y ahí sí hay una cantidad válida de cosas. Trostky tiene esta obra que es fundamental para ciertas cosas, que es la Historia de la Revolución rusa; que es un intento de poner ya en el siglo XX la cuestión desde la historia, digamos, un poco psicologista, que es la primera escuela historiográfica importante del siglo XX. Gramsci trató de llevar a cabo un proyecto fenomenal que era de la Italia del Renacimiento al Resurgimiento, es decir del 1500 al 1870 y en ese sentido mira la cuestión de cómo hacer un país para no hacer ninguna revolución; u otra cosa que es más famosa, que es la de la Revolución pasiva.
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En el caso de los cubanos, a mí me parece que es imprescindible tener en cuenta a José Martí como teórico de la revolución, no solamente político, que lo es realmente. Entre otras cosas se pone de manifiesto cuando me referí a esto de la Guerra del 68 y del 95. Él pretendía hacer un partido político y sin embargo, todos aquellos analfabetos que él se encontró cuando se tiró por Baracoa hasta que murió le gritaban: “ ¡Presidente, presidente!”. Él tenía una idea clarísima de un país que no conocía casi, no había vivido casi en Cuba, y cómo la tropa analfabeta lo quiere como Presidente de la República. Él sabía que tenía que hacer una política modernísima, que si no, no iba a salir. Fidel Castro también se dio cuenta que debía hacer una política modernísima porque si no, no iba a salir. Que hay todavía a quien le agradaba mucho porque era una persona de talento, y además le gustaba estudiar a todos los que son estos pensadores europeos de la Historia de la Filosofía y la Ilustración, él se estudió a Locke, a Hobbes, a Rousseau; lo que él abandonó todo eso porque, necesariamente, él tenía que vérselas en otro tipo de asunto con gente muy elemental. Fidel tiene una adaptación deliciosa. Cuando está la ofensiva batistiana en su apogeo, en una de las seis grandes batallas que la cosa está muy mala — no sé si fue donde cayó Sánchez Mosquera — , cuenta él que en medio de todo aquello le dicen “aquí tenemos un preso, un prisionero, un hombre. Nosotros se lo traemos a usted porque no entendemos nada”. Entonces entra el hombre, era un hombre blanco, con melena, muy bien portado que le dice “Ah, usted es el jefe”, y dice Fidel “ ¿Qué le pasa? ¿Quién es usted?”; “Mire, yo le estoy explicando a los muchachos y no me hacen caso. Yo no tengo nada que ver con la guerra de ustedes, yo ni soy batistiano, ni soy antibatistiano, nada de eso. Yo vengo aquí a la Sierra Maestra y todo el mundo me quiere y mire, ellos me han ocupado aquí el dinero que yo traía encima, porque es dinero contante y sonante, porque yo le vengo a pagar a todos la marihuana. Aquí todo el mundo sabe que yo vengo a comprar la marihuana y que nunca he engañado a nadie y nunca he pagado menos”. Y Fidel no sabe qué hacer con esas cosas. El nivel de salvajismo ustedes no se lo imaginan.
Entonces, ir obteniendo, fijando y levantando conocimientos de lo que yo llamo metódicos y teóricos. Esa es una distinción que a mí no me gusta. Pero bueno, cada uno tiene su librito como dicen, pero hay que hacerlo de todas maneras. Eso puede lograrse más como grupo, hay que ser ambiciosos.
Yo insisto mucho en que hay dos zonas de realidades. Cuando uno estudia hay un orden de realidades que es fechable, medible, que se presta para hacer no solo cronologías sino análisis de un tipo determinado, o incluso narraciones también. Y hay otro tipo de realidades que es menos considerada, que se le llama de otra manera, que es lo que la gente siente, lo que la gente piensa, lo que hace conducirse por motivaciones o lo que genera conductas en la gente, que son realidades que funcionan en el mismo lugar en que funciona la otra. Si uno no estudia las dos, está frito. Yo ponía a veces el ejemplo de cuando el marxismo soviético decidió que había seis formas de la conciencia social y ninguna era económica. ¿Por qué? Porque Carlos Marx en 1859, nada menos que en un texto sobre economía, dice que la gente ve las contradicciones y les llama política, religiosa… y ninguna era económica. Imagínense ustedes entonces, cómo entender que en Cuba en los años cincuenta la mayoría de la gente creía que sin azúcar no hay país. Eso es conciencia económica. Y en los primeros sesenta la mayoría de la gente creía que lo que había era que demoler todos los cañaverales y olvidarse del azúcar, que eso era una maldad, lo más malo que había existido en Cuba. En 1963 y 1964 tuvimos que emprender muchísimas tareas para evitar que siguieran demoliendo cañaverales, porque nadie quería hacer la zafra. Es decir, sí existe un orden de realidad que es lo que la gente se cree, lo que la gente opina, los prejuicios que tiene, lo que los motiva, la fe que tienen en cosas, personas, etcétera. Y eso hay que estudiarlo como realidades. No es que uno sea la esencia y otro sea el fenómeno, ni ninguno de esos pareados, o lo objetivo y lo subjetivo. Incluso, cuando se dice hay condiciones objetivas pero no subjetivas estamos en lo mismo. Ese es un problema que afecta mucho teóricamente, me parece a mí.
Y sería bueno también incluir, de paso, hacerse un buen autoanálisis. Hacerse un autoanálisis y decir, al formarme yo qué fue lo que cogí de bueno y de malo, qué se me ha quedado de malo que no logro salir de eso, y qué cosa muy buena tengo, que me pongo vanidoso pero es verdad. Pero como investigador, que es lo que nos interesa ahora. Sí, es como investigador, no es la confesión del católico. Lo digo porque esto no se usa mucho y yo lo usaría, en vez de tener los programas de Metodología de la investigación que hay en tantas carreras.
Entonces, hay realidades de hecho y realidades sociales, por hacer una distinción de pasada. Una realidad de hecho, si ya establecimos que sucedió o que la podemos medir, o qué es lo que la conciencia real de la gente produjo… ¿Se acuerdan de la espontaneidad y acción consciente de Antonio Gramsci? El pasado-presente. Y hay realidades sociales que se han establecido porque la gente, por razones también sociales determinadas, las ha considerado así. Aunque no sean, o aunque solo sean parcialmente. Nosotros tenemos que jugar con eso, porque eso puede tener la mayoría de las veces una importancia enorme. En momentos determinados, una importancia que puede llegar a ser decisiva para una coyuntura.
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Entonces, la selección, el olvido y la omisión como procederes humanos. Yo recuerdo que cuando era muy joven entrevistamos a algunos de los combatientes del Directorio Estudiantil del 30, los que ajusticiaron a Vázquez Bello. Un hombre de acción que se había vuelto médico especialista, que tuvo una vida posterior y que ayudó un poco al Directorio de los 50, ya era militante del Partido en los años 60, ya le habían hecho el proceso y todo, y nos dijo a nosotros en la entrevista: “nosotros éramos la derecha”, ¿cómo que eran la derecha?, ¿el DEU era la derecha?; “sí, porque la izquierda era el comunismo, la izquierda eran los comunistas y la gente de Ala Izquierda parece que también eran la izquierda, nosotros éramos la derecha, porque no éramos comunistas”. Él había rectificado su pasado. En 1969 ya era militante del Partido Comunista de Cuba y lo que escuchaba nada más era el comunismo, el socialismo, el marxismo-leninismo, decía “bueno nosotros que estábamos en la cosa esta, matando a la gente y eso, nosotros éramos la derecha”. Y ese mismo individuo, cuando quisimos saber quiénes eran los que habían matado a Vázquez Bello, se negó, se negó, y se echó a llorar. Un médico especialista, ya mayor, ¿saben lo que dijo?: “Es que nosotros juramos que de ninguna manera íbamos a decir el nombre de nadie. A un compañero le quemaron con ácido los testículos y no lo dijo. Lo tiraron ahí en la carretera de Rancho Boyeros, antes de llegar al aeropuerto nuevo, le quemaron con ácido los testículos, y entonces nosotros juramos”. Es decir, uno selecciona y omite, o cambia, elementos de su pasado, incluso, qué clase de elementos.
Pedro Vizcaíno, jefe de acción de Joven Cuba, compañero maravilloso que mandó el primer colectivo de cubanos que peleó en la guerra de España, que el 20 de julio de 1936 fue mandado por él, nos dice a nosotros que Antonio Guiteras era un hombre que de verdad era un revolucionario radicalísimo, que ese sí era el que era, y se pone a decir que él pensaba que era un socialista pero de una manera como un “marxista en embrión”, y reitera, un “marxista en embrión”. Vizcaíno quedó cojo para siempre por un tiro de fusil en la espalda. ¡Pero di lo que te dé la gana, Vizcaíno! Pues no, está condicionado por la Revolución cubana en el poder y dice que Guiteras, su jefe, el hombre venerado y admirado en su recuerdo, era un “marxista en embrión”. Si no era del Partido Comunista no podía ser marxista. Y ese era un hombre respetado. Y decía que Guiteras era un “marxista en embrión” porque no era del PC. Todos esos son problemas reales para la investigación.
Entonces, tenemos la memoria personal y la historia, porque hay escuelas de pensamiento que podíamos verlas, con sus virtudes y sus defectos. Fíjense que al único que he citado así, de fuera de nuestro negocio, fue a Max Weber, sus presupuestos ideológicos. Nosotros hicimos una investigación del potencial de bandidismo en Cuba, dos años después que se acabó el bandidismo. En 1967 hicimos una investigación del potencial en cuatro lugares de Cuba, un grupo de personas, sociólogos de antes que se metían más para la vida concreta. Y utilizamos “el potencial de guerra interna”,[3] nosotros lo utilizábamos aquí para estudiar el bandidismo intentando una cuantificación posible, a ver qué puede haber, de una manera que no sea simplemente “oye, me enteré que eso está malísimo allí en Cumanayagua”; sino científicamente.
Tenemos el problema de la determinación y la agencia, como dicen los americanos, determinismo y albedrío, el relativismo de las leyes generales, la singularidad…; pero nada más, ustedes son tan pacientes que yo me quedo admiradísimo. Ahora venía una cosa que si ustedes quieren la hacemos, que ustedes propusieran posibles desarrollos. Les doy la palabra a ustedes.
Lea aquí la primera parte de esta conferencia
Notas
[1] Edward Boorstein: La transformación económica de Cuba. Un relato de primera mano, trad. Horacio Zalce, Editorial Nuestro Tiempo, México, 1968. (N.E).
[2] Andrew Zimbalist y Claes Brundenius: The Cuban Economy. Measurement and Analysis of a Socialist Performance, Baltimore and London, Johns Hopkins University Press, 1989. (N.E).
[3] En 1964 el Departamento de Investigación y Desarrollo del Ejército de Estados Unidos patrocinó un proyecto de contrainsurgencia y recopilación de información conocido como Proyecto Camelot. En el mismo, se definía como uno de sus objetivos «diseñar procedimientos para evaluar el potencial de guerra interna al interior de las sociedades nacionales». En el número 7 de la revista Pensamiento Crítico (La Habana, agosto de 1967) se publicaron fragmentos del libro Espionaje en América Latina escrito en 1966 por Gregorio Selser y, especialmente, extractos del Plan Camelot como denuncia de un caso concreto de la vinculación existente entre «las universidades y las organizaciones encargadas del espionaje imperialista yanqui».
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