Por Ximena Rojas Pereira
Me gustan los estudiantes porque levantan el pecho
cuando le dicen harina sabiéndose que es afrecho
y no se hacen sordomudos cuando se presenta el hecho
Me gustan los estudiantes porque son la levadura
del pan que saldrá del horno con toda su sabrosura
para la boca del pobre que come con amargura
Violeta Parra
Hasta octubre de 2019 parecía que se había enterrado la historia colectiva de este país. La doctrina del shock,[1] el individualismo reinaba por los cerebros, ya no era lo mismo que antes, cuando la rebeldía fue extirpada a punta de balas en los setenta, parecía frase de vencedores de un combate que terminó escrito en una tarjeta de crédito. Cada septiembre se iba disolviendo en recuerdos borrosos de aquella dictadura de Pinochet, porque fue mucha la violencia, las desapariciones, la muerte, el hambre. «¡Pero estamos en democracia!», como si esa condición fuese el candado para cerrar un castillo de arena.
Y Chile dividido entre la capital y las regiones, el estrés del santiaguino,[2] su enojo de siempre, su histeria colectiva, mientras la gente de provincia moría en la tímida amabilidad. Porque todo está hecho para enfrentar a las comunidades. «¡Los delincuentes están en Santiago!», «¡los huasos[3] de provincia!», y la estructura dominante celebrando su triunfo con los cuerpos explotados de todo Chile que mueren en salas de espera en los hospitales, con ancianos suicidados de la mano de la miseria y la tristeza, con niños y niñas abandonados en el Servicio Nacional de Menores (Sename).[4]
Desde la dictadura hasta hoy la gente ha reclamando por años lo mismo: que las decisiones se toman en Santiago, que el pobre muere pobre, que la alegría pregonada por la Concertación[5] no llegó nunca, que hoy se estudia pero se firma un pacto con la deuda, que los derechos se desvanecieron mutilados por las balas y poderosos de siempre. El consumismo queriendo consumir las relaciones humanas. ¿Acumular para ser más que el vecino?
¿Qué se hace cuando el sistema enfrenta a quienes compartieron la tierra de los pies cuando los zapatos eran solo un sueño?
Quienes iniciaron el fin del estancamiento social fueron jóvenes de no más de dieciocho años, con demandas que les sobrepasaban en edad pero que «sorpresivamente» eran las mismas de otras épocas. Pero la calle evapora las distancias, «¡no son 30 pesos, son 30 años!» se convirtió en grito de guerra ¿Dónde empezaba el conflicto?
De 1973 a 1990, la dictadura instaló en el país diversos centros de detención y tortura[6] para castigar a los considerados; desde el 11 de septiembre de 1973; enemigos y enemigas de la patria. Junto a ello se instaura en Chile el neoliberalismo, considerado por sus partidarios como un modelo «sano y de rápido crecimiento»,[7] el que «se institucionalizó políticamente en la Constitución de 1980 y se consolidó en las distintas esferas de la sociedad a partir de los principios del nuevo orden basado en la competencia mercantil, la reducción del espacio público, el disciplinamiento y la atomización social».[8]
En la provincia de San Antonio, por ejemplo, existió el campamento nº 2 de prisioneros de la escuela de ingenieros militares «Tejas Verdes», que funcionó como tal desde el 11 de septiembre de 1973 hasta mediados de 1974.[9]
Su director era Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, otrora Jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia, DINA, organismo que comenzó a funcionar de manera oficial en el año 1974[10]:
De acuerdo a la doctrina de seguridad nacional — adoptada por el régimen militar desde su inicio para justificar el golpe de Estado — en Chile hubo una guerra interna que provocó la represión y eliminación de sectores e individuos percibidos como enemigos del Estado. Dentro de este contexto, la DINA actuó como la principal agencia de represión, deteniendo, torturando, ejecutando y desapareciendo a sus «enemigos», y efectivamente llevando a cabo lo que se denomina terrorismo de Estado, o sea, crímenes en contra la humanidad ejecutados por agentes del Estado.[11]
La adaptación del detenido a esta «nueva residencia» corresponde al quebrantamiento de la voluntad del detenido, «comienzan para él (el interno) una serie de depresiones, degradaciones, humillaciones y profanaciones del yo. Cambios progresivos en la creencia que tiene sobre sí mismo y sobre otros significados».[12]
Augusto Pinochet Ugarte y Gustavo Leigh, miembros de la Junta Militar[13] justificarían este accionar señalando, desde el primer día, la naturaleza del nuevo gobierno: «tenemos la certeza, la seguridad de que la mayoría del pueblo chileno está contra el marxismo, está dispuesto a extirpar el cáncer marxista hasta las últimas consecuencias».[14]
Porque un sistema económico no es un simple plástico coleccionable en forma de tarjeta. Para su llegada sin reclamos se reprime, se desaparece, se tortura. Y pueblos completos pierden la voluntad de decisión, porque lo colectivo se castiga con la muerte y queda gravado en el cuerpo.
Nada es más efectivo para el poder que las personas naturalicen cualquier tipo de inferioridad.
La comunidad se castiga porque refuerza el espíritu, que siempre es el mismo, el de los chamanes y chamanas silenciados por el catolicismo español, el del pueblo mapuche luchando por sus tierras, el de las organizaciones de Escuela Santa María de Iquique de 1907, el de las organizaciones de poblaciones y campesinos de los setenta, el de la canción de Víctor Jara, el de la revolución estudiantil de 2006, el de Macarena Valdés y Alejandro Castro. Las muertes nunca son casuales.
En menos de un mes las calles de Chile explotaron, cuando parecía que el miedo se había comido la historia, los recursos y la juventud. Todos tenían algo que decir y por quién hacerlo, la solidaridad regresaba — como reina indiscutida — a florecer en esta nueva humanidad.
Estudiantes que parecían sumidos en la indiferencia estaban sobrepasados de dignidad colectiva, porque no fue solo el alza del pasaje que reventó la paciencia, porque mientras saltaban para no pagar el metro, saltaba con ellos el abuelo que se rompió la espalda trabajando y murió con una jubilación miserable, la madre soltera que vivió de sirvienta cuidando otros hijos, el hermano gay, la hermana lesbiana que murieron a manos del patriarcado hétero-machista, el amigo que fue perseguido y despedido por sindicalizarse en el trabajo.
La democracia se transformó en asamblea, la olla y la cuchara lideraron las exigencias populares, a pesar de la represión. ¿Se rompe el mito de la estabilidad? Sí. ¿Coincidencia? No.
Cada espacio, cada territorio se refundó con sus hijos e hijas naturales, la comunidad, pero Pinochet regresa omnipresente, ¿por qué? Porque fundaron un nuevo orden social para un pueblo pero sin él y mucha gente murió en la obediencia creyendo que se es pobre y rico por naturaleza. Y luego de diecisiete años de dictadura vinieron treinta de estabilidad económica para las élites de este país. No hubo cambio de Constitución, se reprimió la protesta — y si no pregunte al pueblo mapuche — .[15] Salud, vivienda, educación, trabajo, transporte, jubilaciones, privatización del agua[16] forman el abanico de la crisis en Chile durante estos cuarenta y seis años.
De un momento a otro en la calle se empezó a cuestionar no solo las carencias, sino también el orden. Respecto a la clase política se llegó a quorum espontáneo, prometen, no cumplen, no representan y se enriquecen. Se hizo necesario revalidar a nivel nacional las asambleas populares en cada espacio, ejercer una real soberanía popular.[17] El objetivo principal es cambiar la Constitución de Pinochet y crear un nuevo orden desde las bases, los barrios, la población, el sindicato, clubes deportivos y las distintas organizaciones que conforman Chile ¿Para qué? Para vivir una vida digna, esa que fue arrebatada para algunos y nunca conquistada para otros. Ya no importa, las diferencias poco importan también para los sobrevivientes del sistema que exterminó familias completas en la esperanza rastrera de un mundo mejor.
La vida se revalida cuando las necesidades particulares forman una necesidad social.
Vecinos y vecinas compartieron sus miserias mientras fortalecían de manera espontánea la dignidad guardada por tanto tiempo: ¡ya era suficiente! Mientras el pueblo se encontró haciendo ciencia sin darse cuenta, porque Piñera declara la guerra, como si el sonido de una olla fuera peor que cualquier bomba atómica.
Regresaron las muertes, violaciones y desaparecidos. El poder sembró el pánico de siempre, pero hoy no tuvo el resultado de antes, la valentía grabó con coraje la barbarie de la tortura y las detenciones ilegales y arbitrarias. ¡Nos quitaron tanto que nos quitaron hasta el miedo! se hace carne y bandera en todo Chile, declarando en nombre tantas y tantos caídos que esto no da para más y que hay que cambiarlo todo.
Notas:
[1] Naomi Klein. La doctrina del shock. Documental. En: https://www.youtube.com/watch?v=KLu7aAPhxAk
[2] Gentilicio utilizado para personas nacidas en Santiago de Chile.
[3] Huaso-huasa: voz chilena; habitante del campo, mestizo de sangre española e indígena, que es diestro en las tareas rurales y en montar a caballo; es uno de los personajes típicos de la cultura popular chilena. Persona de modales rústicos, sin educación.
[4] El Servicio Nacional de Menores (Sename) es un organismo gubernamental centralizado, colaborador del sistema judicial y dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Se encarga de la protección de derechos de niños, niñas y adolescentes, y de los jóvenes entre 14 y 17 años que han infringido la ley. Además, se ocupa de regular y controlar la adopción en Chile. Fue creado por el Decreto Ley Nº 2.465 del 10 de enero de 1979, que constituye su Ley Orgánica publicada en el Diario Oficial el 16 de enero del mismo año. Un decreto supremo del 5 de diciembre de 1979 fijó la planta y el Sename entró en funciones el 1 de enero de 1980. En: https://www.sename.cl/web/index.php/nuestra-institucion/
[5] La Concertación de Partidos por el No, grupo que venció a Pinochet en el plebiscito de 1988, pasó a llamarse Concertación de Partidos por la Democracia, la que estaba compuesta por el Partido Demócrata Cristiano (DC), el Partido Socialista, el Partido por la Democracia (PPD) y el Partido Radical Social Demócrata. El objetivo de esta coalición fue llevar una lista parlamentaria y un candidato presidencial único para las elecciones del 14 de diciembre de 1989, donde el candidato de la Concertación, Patricio Aylwin (DC), ganó con un 55.17 % de los votos. A partir de entonces, y pese a las dificultades internas que ha tenido que enfrentar esta coalición, se sucedieron cuatro gobiernos concertacionistas. Al de Aylwin (1990–1994) le siguió el de Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994–2000), Ricardo Lagos Escobar (2000–2006) y Michelle Bachelet Jeria (2006–2010). En: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-31414.html
[6] Centro de Estudios Miguel Enríquez. «Dictadura Militar. Centros de Tortura y Prisión Política durante la Dictadura militar». En: http://www.archivochile.com/Dictadura_militar/html/dic_militar_centros_tortura.html
[7] De Castro, Sergio. «El Ladrillo». Bases de la Política Económica del Gobierno Militar Chileno. Introducción. Centro de Estudios Públicos. Santiago de Chile. Año 1992. p. 20.
[8] Revista Actuel Marx. «Los Cuerpos Castigados del Cuartel Terranova». Edición Nº 9. Santiago de Chile. Editorial LOM. Año 2010. p. 78.
[9] Centro de Estudios Miguel Enríquez. «Tejas Verdes: Campos de Concentración y Centros de Tortura». En: http://www.archivochile.com/Dictadura_militar/centros_tort/DMcenttort0015.pdf
[10] Decreto de ley Nº 521. «Crea la Dirección de Inteligencia Nacional». Santiago de Chile. 1974. En: http://www.derechoschile.com/Areastematicas/legal/cnidinaaley/dina_1.html
[11] Centro de Estudios Miguel Enríquez. «La Historia de la creación de la DINA». Terrorismo de Estado. En: http://www.archivochile.com/Dictadura_militar/org_repre/DMorgrepre0014.pdf
[12] Goffman, Erving. «Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales». Sobre las características de las instituciones totales. Amorrotou Editores. Buenos Aires. Año 2001. p. 27.
[13] La Junta Militar fue integrada por Augusto Pinochet Ugarte, comandante en jefe del Ejército, el comandante en jefe de la Fuerza Aérea Gustavo Leigh Guzmán, el comandante en jefe de la Armada, José Toribio Merino, y por el general director de Carabineros, César Mendoza Durán.
[14] Patricio Guzmán, La batalla de Chile, Vol. II: El golpe de Estado [documental], París-La Habana. En: https://www.youtube.com/watch?v=eBvdYwmLR7I
[15] Diario Universidad de Chile. Noticia , jueves 15 de noviembre 2018 18:28 hrs. En: https://radio.uchile.cl/2018/11/15/camilo-catrillanca-no-es-el-unico-los-mapuches-asesinados-en-democracia/
[16] Para mayor información respecto a esta problemática se recomienda visitar: http://modatima.cl/donaciones/https://ciperchile.cl/2012/02/17/la-privatizacion-de-las-aguas-en-chile-viola-los-derechos-humanos/https://www.eldesconcierto.cl/2014/11/03/la-privatizacion-del-agua-desde-el-codigo-del-81-las-sanitarias-de-frei/
[17] Respecto al término de soberanía popular se recomienda revisar los trabajos del Historiador Gabriel Salazar Vergara.
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