Por La Tizza: “Sesiona en La Habana el IV Encuentro de la Red de Trabajo Cooperado y Solidario”
A partir de la discusión popular en Cuba del Proyecto de Constitución de la República, La Tizza ha publicado un grupo de artículos sobre el proceso y los elementos contenidos en el texto. Temas como la educación, las formas de propiedad, el sistema político, los principios generales del documento y los derechos consagrados en el mismo han tenido un peso fundamental. Las posiciones han sido diversas, no obstante, una categoría –tradicionalmente soslayada en el discurso político y público de los últimos años– ha emergido con fuerza: el trabajo.
Pareciera que en Cuba, a la altura del 2018, estuviéramos ante un dilema binario similar al de la década del sesenta y setenta del pasado siglo: lo estatal es socialista per se, lo no estatal, por tanto, capitalista. Ello tiene su origen en la concepción que sitúa la conflictividad de un proyecto anti-capitalista solo en las cuestiones relativas a la propiedad.
¿Por qué la prosperidad no se asocia al trabajo sino al consumo de bienes y servicios? ¿Por qué el derecho al trabajo digno no está entre las demandas prioritarias de las personas? ¿Por qué “vivir bien” no se asocia al trabajo?
Convocados por el Grupo de Investigación “América Latina: Filosofía Social y Axiología” (GALFISA) del Instituto de Filosofía, se reunieron este viernes 14 de septiembre en La Habana unas sesenta personas en el IV Encuentro de la Red de Trabajo Cooperado y Solidario. Con la intención de discutir sobre los significados del trabajo en Cuba –mirada puesta en la recuperación de su centralidad– y fortalecer la red que se gestó desde 2013, representantes de empresas estatales, trabajadores “por cuenta propia”, cooperativistas, actores de proyectos comunitarios y de Talleres de Transformación Integral del Barrio, investigadores y docentes confluyeron en un espacio de sistematización de la experiencia.
La Red de Trabajo Cooperado y Solidario coordinada por GALFISA nació a partir de la labor con experiencias emergentes de cooperativismo en el municipio Centro Habana de la capital del país. En la actualidad participan 63 proyectos y 535 personas de seis provincias: La Habana, Artemisa, Mayabeque, Matanzas, Villa Clara y Sancti Spíritus.
Las coordinadoras del evento insistieron en la concepción de la red como escenario de desarrollo para el trabajo cooperado y solidario, en el que se articulan cooperativas no agropecuarias, trabajadores por cuenta propia y empresas estatales. En la presentación inicial, la Dra. Georgina Alfonso González, directora del Instituto de Filosofía, recordó una de las demandas del encuentro de 2017: la mayor incorporación del sector estatal. Con ese fin, se estimuló la participación de empresas que actúan como órganos de relación de las cooperativas y contribuir así al equilibrio entre experiencias de diferentes formas de propiedad y gestión.
En su intervención, Alfonso González desarrolló la idea de que el punto de partida para entender el proceso de trabajo no está en la propiedad ni en la gestión, si no en la persona que trabaja. Es por ello que el debate se centró en este 4to encuentro en “los significados del trabajo para las cubanas y los cubanos”, a partir de cuatro indicadores fundamentales: como creación de valores de uso, como medio de vida, como necesidad vital consciente y como forma de alcanzar reconocimiento social. Como resultado de la sistematización investigativa de este acompañamiento, se mostraron los diferentes significados que adquiere la categoría:
Lo más rico del encuentro, llegó con la discusión grupal y el momento de devolución sobre la mirada de las experiencias a estos significados del trabajo.
En el escenario cooperativo (no agropecuario), marcado por la prevalencia del sector de los servicios, los participantes identificaron como indicadores “dominantes” la creación de valores de uso (en este caso en forma de servicios prestados) y el alcance de reconocimiento social. Más allá de esta “construcción de significados”, representantes de cooperativas que prestan servicios de transporte (Taxi Rutero 2, La Lisa), lavandería (DAJO), asesoramiento contable, belleza, mencionaron tópicos generales que impactan en su actividad cotidiana, como son las tergiversaciones existentes en materia de cooperativismo, el carácter “inducido” de muchas experiencias, las tensiones que introducen la subordinación a ciertas UEB/OSDE, las dicotomías entre la personalidad jurídica reconocida y elementos del Código Penal, el insuficiente acceso a tecnologías y facilidades de préstamos bancarios, la limitación de territorialidad anunciada en la última sesión de la Asamblea Nacional, entre otros. Algunos reconocieron que en el sector cooperativo es necesario “ir transformando la mentalidad”, pues muchos se asocian “esperando una mejor remuneración pero mantienen los vicios de las entidades laborales de procedencia”. Fue bastante aceptada la necesidad de realizar este tipo de encuentros entre experiencias cooperativas.
Aquellos que forman parte de proyectos comunitarios jerarquizaron el significado del trabajo como necesidad vital, así como el alcance de reconocimiento social. Este énfasis en el proceso de concientización está relacionado con los propios objetivos de transformación cultural que se proponen, según los participantes “a partir de la conciencia es que transformamos”.
Los trabajadores por cuenta propia llamaron a “no temerles” y agregaron que “muchos salimos de las mismas universidades revolucionarias, de las mismas instituciones estatales…”. De igual forma, reconocieron las diferencias hacia el interior del sector, “como las hay en otros”. Los cuentapropistas que asistieron al encuentro están relacionados con actividades de costura, construcción y servicios de belleza. Estas ideas, vienen a confirmar un aspecto en que La Tizza viene insistiendo hace un tiempo: la homogeneización artificial que acompaña –en lo legal, discursivo y clasista– al término “Trabajador por Cuenta Propia”.
En su “construcción de significados”, los participantes situaron como aspecto diferente (y menor) la concepción del trabajo como necesidad vital, como proyecto de vida, relacionándolo con la incertidumbre ante la inestabilidad normativa que regula este sector. Resulta llamativo que este sentimiento de “incertidumbre” se manifieste en un escenario en que se está planteando, como parte del Proyecto de Constitución, el reconocimiento a la propiedad privada.
Para los representantes del sector estatal, prevalece el significado de la creación de valores de uso, dado el lugar preminente del mismo en la economía cubana. Esto lo ven en contradicción con los bajos salarios que reciben; por ello, los indicadores más deficitarios son los relacionados con el trabajo como medio de vida (para la satisfacción de necesidades humanas) y especialmente el trabajo como necesidad vital, por la imposibilidad de planteárselo en las condiciones actuales como plataforma para la estructuración de un proyecto de vida a largo plazo.
Estas consideraciones particulares tienen especial importancia, dan cuenta de la diversidad existente. Al mismo tiempo, fue general la aspiración de que las actividades productivas tengan un sentido social.
¿Qué más nos deja este evento?
Primero, el protagonismo que se da a la idea de un trabajo que permita a las personas crecer, desarrollarse y vivir una vida digna definible en relación con los resultados de su trabajo, las otras personas, consigo mismo y la naturaleza.
Segundo, pugnar (y formar parte) con/de las contradicciones y confluencias del pensamiento que acompaña al modelo, potenciando la capacidad de ir más allá de las necesidades inmediatas hacia proyectos futuros de vida digna, transformando la realidad con acciones sociales asentadas en los saberes, experiencias y la memoria colectiva.
Tercero, visibilizar la gente, sus redes, intereses y experiencias, que es (o debe ser) en última instancia el objetivo de cualquier proyecto anticapitalista.
Cuarto, rescatar la centralidad del trabajo como una de las formas de concientizar la necesidad de una transformación contra la lógica del sentido de la vida en el sistema mundo contemporáneo.
Por estas razones, La Tizza celebra la realización de este encuentro y agradece a los organizadores la invitación.
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