Por Tony López R.*: “No valió la generosa, y en mi criterio errada, entrega de las armas de las FARC…”
*Periodista, politólogo y analista internacional.
En un artículo con fecha 21 de enero publicado en Voces, página del ELN, esta organización reconoció su autoría en la explosión con carro bomba que tuvo como objetivo la escuela policial General Santander en Bogotá, provocando el fatídico saldo de 21 muertos y 68 heridos. Este hecho ha recibido una amplia cobertura en diferentes medios del mundo. La propia página Voces, ha publicado trabajos diversos con posterioridad a este acto, entre ellos el editorial A los compañeros de camino en la lucha por la paz.
En esta coyuntura, La Tizza ha decidido publicar el texto de Tony López porque se plantea preguntas necesarias para el proceso colombiano y en este caso, las conexiones de Cuba con el mismo (con el proceso de paz en Colombia). Todo esto en un escenario en que el mandatario estadounidense Donald Trump amenaza con la inclusión de la isla caribeña en la lista de los países auspiciadores del terrorismo.
De manera particular, el trabajo de López también establece problemáticas asociadas a las dinámicas propias del ELN, una organización en la que –más allá de sus acciones y declaraciones públicas– no parece existir una unidad monolítica.
A propósito, El Nuevo Herald (también lo hizo AFP) se hacía eco el 22 de enero de las declaraciones de Pablo Beltrán a Prensa Latina donde negaba el “vínculo de la delegación de negociadores en La Habana con el atentado terrorista”. Así mismo, el periódico reseñaba la posición del gobierno de Noruega, otro de los países garantes de los diálogos de paz, que “asumió una postura similar a la del gobierno cubano e informó el martes su intención de respetar los protocolos firmados durante las negociaciones”.
Durante el gobierno del Dr. Álvaro Uribe Vélez, se acuñó la frase de falso-positivo a las acciones criminales de las Fuerzas Militares, que para ganar monetariamente recompensas ofrecidas por el presidente Uribe, asesinaron a miles de jóvenes acusados falsamente de pertenecer a la guerrilla de las FARC-EP. Este hecho aún está impune y la Fiscalía de Néstor Humberto Martínez no acaba de entregar la información requerida por el Tribunal Penal Internacional sobre la participación de altos jefes militares vinculados a esos crímenes.
El pasado jueves 17 de enero del año en curso, a las 9:30 de la mañana, una bomba fue detonada al estilo de los terroristas suicidas del ISI islámico y de los sicarios de la época de Pablo Escobar –los primeros con gran fanatismo religioso, los segundos comprados, porque desesperados por la penuria de sus familias, víctimas de un sistema cruel y despiadado, vendían sus vidas a cambio de un beneficio financiero a sus esposas, madres e hijos–. Fue una acción suicida, pero que se conozca, no tiene ningún antecedente en la guerrilla colombiana, ni en las FARC, el ELN, M-19, ni el EPL. Los guerrilleros y combatientes revolucionarios prisioneros han resistido torturas, crímenes y asesinatos impunes, pero no cometido actos suicidas. Es la primera incongruencia del hecho.
La bomba detonada en la Escuela de Cadetes de la Policía General Santander, es un acto criminal y debe ser condenado por toda la sociedad, pero también investigado de manera profunda e imparcial, algo de lo que carece la justicia en Colombia hace muchos años. Cualquier acción violenta que se comete en la hermana Colombia, de manera inmediata es atribuida a la guerrilla, como sucedió en este caso. Sin mayor empacho y ninguna prueba y prudencia, el presidente Iván Duque –quien estaba fuera de Bogotá– al conocer el acto terrorista y al parecer desde la nave aérea donde viajaba, desde su Twitter responsabilizó al ELN de ser el autor de tan brutal acción. Una declaración absolutamente irresponsable y más dicha por el Jefe de Estado, cuya investidura ahora limita y condiciona cualquier investigación sobre este atentado.
Evidentemente el acto cometido es un hecho político, pero la primera valoración es tener presente a quién beneficia. Veamos, no es al Ejército de Liberación Nacional (ELN), organización que aguarda desde hace varios meses por una decisión del Gobierno de continuar las conversaciones en Cuba, para buscar una solución política y pacífica al conflicto social armado. El beneficio político de este hecho vandálico favorece más a los opositores a que se concrete el acuerdo de paz con el ELN. A ellos la paz no les interesa, porque se ven afectados económicamente, porque la guerra le reporta grandes ganancias.
Fue el presidente Duque quien, ante la negativa del gobierno de Ecuador de seguir siendo sede de las conversaciones, solicitó al Gobierno cubano que aceptara ser la sede de la Mesa de Diálogo, pero al mismo tiempo no tomaba la decisión de enviar a sus representantes a La Habana a conversar con la delegación del ELN presente en la capital cubana y esperando. Lo más contradictorio de esta situación, eran las diversas declaraciones del Presidente que exigían al ELN acciones inaceptables, porque en esencia planteaba la rendición, o sea, pedía algo imposible a que esta organización accediera.
En definitiva, lo real y manifiesto es que hace mucho tiempo al gobierno de Duque, siguiendo las indicaciones de su mentor, el senador Álvaro Uribe Vélez, no le interesa continuar los diálogos de paz con la guerrilla del ELN, ni cumplir los Acuerdos de Paz con las FARC-EP. Ello es más que evidente y muy claro, vean todo el mamarracho que han formado el Gobierno y el Congreso con dichos acuerdos. No valió la generosa, y en mi criterio errada, entrega de las armas de las FARC, ni la concentración de sus fuerzas a merced de un ejército cuyas violaciones a los DD.HH es denunciada por organizaciones sociales y políticas. Así lo demuestran el asesinato de más de 80 ex miembros de las FARC desmovilizados y los cerca de 500 dirigentes sociales asesinados desde el 2016 a la fecha. A esos hechos el presidente Duque y su gobierno no los condenan, no persiguen, ni combaten a los paramilitares que han ocupado y usurpado los territorios abandonados por las FARC.
En esta encrucijada, este gobierno y el anterior, que tampoco quería concretar un acuerdo con el ELN, han venido desarrollando diversas fórmulas que dieran al traste con los diálogos: acusaron a esta guerrilla de armar a una supuesta organización llamada MRP; de haber colocado la bomba en el Centro Comercial Andino, donde perdieron la vida tres personas. Por ese hecho guardaron o guardan prisión un grupo de jóvenes estudiantes, algunos como el sonado caso de Mateo Gutiérrez, quien en el juicio salió absuelto por su comprobada inocencia.
Mucho más recientemente el propio Duque armó otro show, planteando que Cuba debía extraditar a Colombia al Comandante en Jefe del ELN Nicolás Rodríguez (Gabino), que por razones humanitarias está recibiendo tratamiento médico y quien por decisión del ELN formaría parte de la delegación que estará en la Mesa de Diálogo. Ha habido otras muchas acciones muy poco conocidas para dar al traste con las conversaciones. Al parecer esta bomba ha venido como anillo al dedo para desatar la supuesta ira de Duque al tomar, sin ninguna base seria y responsable, como corresponde a un Jefe de Estado, la decisión de romper el proceso. Decisión que hoy una buena parte de la sociedad colombiana le está cuestionando y exigiendo se retracte.
Examinemos algunos datos. El Fiscal Néstor Humberto Martínez basa sus acusaciones en que la camioneta Nissan Patrol color gris, modelo 1993, de placas LAF-565 es de Arauca, y era tripulada por José Aldemar Rojas. A este vehículo se hizo la revisión de rutina en la entrada del lugar y en el momento en el que los caninos percibieron la carga explosiva, el hombre habría acelerado e ingresado a la fuerza, estrellándose contra uno de los edificios unos 100 metros más adelante y produciendo la explosión cargada con 80 kg de pentolita, inmolándose en un acto suicida y con el fatal y lamentable resultado de la pérdida de vida de 21 policías y 68 heridos, de los cuales 58 ya han sido dados de alta.
O sea, se hizo la revisión de rutina y son los caninos los que percibieron la carga explosiva. Quiere decir que la documentación entregada para la revisión estaba en orden, si no es por los perros el carro bomba hubiera seguido tranquilamente y colocado donde considerara el sujeto que lo conducía. Entonces, ¿quién le proveyó a Aldemar Rojas una documentación que no fue percibida como irregular por las postas y son los perros los que encienden las alarmas? ¿Cómo explicar este hecho? ¿Y si no hubiera habido caninos entrenados para estos menesteres qué hubiera sucedido? Nos suena raro este hecho.
Aquí cabe preguntarse cómo sabían que llevaba 80 kilos de explosivo pentolita y además cómo, en tan poco tiempo, precisaron el tipo de explosivo usado. ¿En tan pocos minutos los peritos llegaron al lugar del hecho y pudieron determinar todos estos datos? Toda esta información entregada por la Fiscalía tiene mal olor. No olvidar que el Fiscal Néstor Humberto Martínez está cuestionado por corrupción y que miles de colombianos la pasada semana se manifestaron pidiendo su renuncia, su conducta no es muy respetada y su comprometimiento lo pueden conducir a favorecer a los señores de la guerra.
Según la Fiscalía, Aldemar Rojas había sido miliciano por 25 años del ELN y estaba en la guardia personal del Comandante Gabino, algo contradictorio, porque si estuvo en la guardia de Gabino, no era un miliciano, sino un integrante de la guerrilla. Pero, por otro lado, las propias autoridades judiciales, señalan que este individuo no tenía ningún antecedente policial pues, en la base de datos, no aparece con orden de captura vigente o pendientes judiciales. Solo aparece que tenía una mano amputada. El ministro de Defensa en el encuentro con la prensa dio a conocer que Aldemar Rojas fue Jefe de varios frentes guerrilleros del ELN, entre ellos el Domingo Lain. Y que en los últimos años se volvió entrenador explosivista. Es poco creíble que un hombre con 25 años en la guerrilla y que se haya desempeñado como escolta del máximo jefe del ELN, haya sido jefe de frentes guerrilleros incluido el famoso Frente Domingo Lain, no aparezca con ningún dato en su contra, lo que demuestra, por el momento, la incongruencia de las acusaciones contra el ELN.
Según el periódico bonaerense Página 12, lo que mueve la opinión pública en Bogotá es que “para el gobierno, se trató de una demostración de fuerza de la guerrilla del ELN. Sin embargo, otros creen que podría ser un autoatentado como los provocados por el ejército colombiano durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez”. O sea, la balanza se inclina más para un Falso Positivo, que una acción del ELN.
Por último, y muy criticada por unos y otros, la declaración del presidente Duque solicitándole al Gobierno cubano que entregue a los delegados del ELN, que califica de criminales, y que forman parte de la representación de esa organización en la Mesa de Diálogo. La respuesta del gobierno de Cuba a través de su Ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, fue clara y contundente: #PazColombia @CubaMINREX actuará en estricto respeto a los Protocolos del Diálogo de Paz firmados entre el Gobierno y el ELN, incluido el Protocolo en Caso de Ruptura de la Negociación. Está en consulta con las Partes y otros Garantes. #Cuba reitera sus condolencias a #Colombia.
El comentario de la revista Semana sobre la petición de Duque es muy decente al señalar:e “El comunicado virtual poco sorprende. Nadie esperaba que Cuba accediera al pedido del presidente Iván Duque, que comentaristas de ambos espectros de la esfera política colombiana consideraron infortunado. El pedido resulta como mínimo extravagante en términos de relaciones exteriores, pues hace tan solo unos meses le había pedido a la isla recibirlos”.
Esperemos que esta solicitud del presidente Iván Duque a Cuba de entregar a los integrantes de la Mesa de Diálogo, y pedirle a la Fiscalía que active las órdenes de captura contra estos delegados del ELN y los acuse de terroristas e incluya en la lista roja de Interpol, no tenga una cobarde y sucia intención contra Cuba, país que se ha esforzado con mucho sacrificio por contribuir a la paz en Colombia.
Que tenga presente Duque que con Cuba no se juega y que llevamos 60 años sin claudicar en nuestros principios, éticos, morales y revolucionarios.
Deja un comentario