Por Ernesto Teuma / Entrevista al Proyecto Nombres: “Comprendimos que el mayor aporte sería el que hiciéramos desde nuestros saberes”
Conocí a Iliet Rodríguez en medio de los escombros. Tenía un pulóver de la Facultad de Psicología, lleno de polvo. Eso, y una amistad en común, inició la conversación. Trabajamos el resto del día. Repartíamos donaciones en un almacén improvisado en un portal, muy cerca de la Iglesia de Jesús del Monte. Supe entonces que su trabajo voluntario no se circunscribía solo a la parte más visible de la reparación (las casas, las cosas). Ella y un grupo de estudiantes de su Facultad estaban realizando, además, otra tarea: acompañar a la gente en el proceso de recuperación de los daños menos visibles que había dejado el tornado. Esta no es, sin embargo, la voz de Iliet, sino la de todo el Proyecto.
Ernesto Teuma (ET): ¿Cómo surge la iniciativa de realizar esta tarea? ¿Tenían alguna experiencia anterior?
Proyecto Nombres (PN): Algunos de los miembros del Proyecto tuvieron un primer acercamiento a las zonas afectadas por el tornado para brindar ayuda como voluntarios en la recogida de escombros y entrega de donaciones. Tempranamente, y a partir de la convocatoria de Ana Laura (miembro del proyecto), comprendimos que el mayor aporte sería el que hiciéramos desde nuestros saberes, ejerciendo nuestra responsabilidad como futuros profesionales de la Psicología.
El primer acercamiento a la comunidad fue el 31 de enero en la esquina de Mangos y Delicias, Luyanó. Realizamos una sesión con niños entre 3 y 10 años en lo que fue la casa de la recién conocida, y a partir de ese minuto nuestra eterna amiga: Zulema. Un mes después de realizar visitas sistemáticas a los vecinos de la zona, actividades en el albergue Ernestito y sesiones grupales en las escuelas Oscar Rodríguez y Ñico López decidimos comenzar a funcionar como un Proyecto oficial. Conocimos a nuevos vecinos de la comunidad, extendimos nuestras acciones (a otros albergues e instituciones escolares) y las proyectamos para un año de trabajo.
Contábamos con experiencia anterior en el trabajo grupal con diferentes grupos etáreos, la intervención comunitaria y la práctica psicoterapéutica a partir de las prácticas preprofesionales que hemos realizado durante la carrera; pero generalmente tras una solicitud externa mediada en ocasiones por alguna institución. Nunca habíamos hecho Psicología por la convicción de que podíamos y queríamos hacerlo sin que “los sujetos” acudieran a un espacio formal para solicitarlo, pero estando profundamente convencidos de que lo necesitan y agradecen. Y para nada contamos con la experiencia de trabajar en las condiciones, todas, que impone un fenómeno natural de este tipo.
Somos conscientes de que la labor que realizamos impone un reto importante y al mismo tiempo una oportunidad de crecimiento y aprendizaje.
ET: ¿Cómo está compuesto el equipo de trabajo? ¿Son profesores, estudiantes, graduados voluntarios? ¿Cuentan con algún apoyo institucional?
PN: El Proyecto Nombres está compuesto por 6 estudiantes de Psicología (4 muchachas de 5to año: Carolina Barber, Iliet Rodríguez, Alianys Bejerano, Ana Laura Escalona; una de 2do Fany Gesto y 1 muchacho de 1er año Guido Bertoni), que funcionan en rol de coordinadores principales. Nombres recibe el respaldo de las sesiones de Orientación Psicológica, Psicodrama y Estudiantil de la Sociedad Cubana de Psicología; por lo que nuestro equipo de trabajo está compuesto además por las profesoras Bárbara Zas y Caridad Molina que funcionan como espacio de contención y asesoramiento; desde el ejercicio profesional de la supervisión psicológica. Así como por estudiantes de la facultad, de cualquier año, que se suman a las actividades aisladas. Asumen roles en los equipos de coordinación de las sesiones grupales, aportan sus saberes a los diseños de las actividades y contribuyen con sus observaciones críticas a mejorar nuestra práctica e identificar casos que necesiten seguimiento.
ET: Comentaban que su trabajo comenzó con niños pequeños ¿Qué nos pueden compartir de esa experiencia?
PN: Inicialmente trabajábamos en la comunidad. Comprendimos la necesidad de restablecer en l@s niñ@s la seguridad y la estabilidad en medio del caos de los primeros días. Realizamos actividades en los barrios para esclarecer sus dudas sobre el fenómeno y ofrecer un espacio de ventilación de emociones, leos invitábamos a volver a las escuelas para encontrar allí un espacio seguro que formaba parte de las rutinas que debían retomar y continuar allí el trabajo. Cubríamos además, al menos una hora, el cuidado de l@s menores, lo que le permitía a los padres avanzar en las tareas de recuperación. El asesoramiento a estos últimos, así como a l@s maestr@s, sobre cómo contribuir al bienestar psicológico de sus hij@s y al suyo propio fue una premisa en aquel minuto y lo continúa siendo en la actualidad.
Una vez en las escuelas y círculos infantiles las acciones siguen encaminadas a desmontar creencias erróneas sobre el tornado y los fenómenos naturales, ofrecer un espacio para ventilar emociones, trabajar sobre las reacciones propias y de los familiares tras el paso del tornado y ante todo destacar y reforzar su capacidad de resiliencia
El trabajo con niñ@s siempre impone un reto, sobre todo por la sinceridad y transparencia con la que suelen expresar lo que sienten y piensan; de formas que muchas veces no incluyen las palabras. Constituyeron nuestra primera línea de trabajo por considerarlos como “población vulnerable” ante un fenómeno de este tipo. L@s más pequeñ@s nos han demostrado lo “grandes” que pueden llegar a ser, sin dudas han sido “los más valientes”. Escuchar sus miedos y preocupaciones, sus conocimientos sobre los fenómenos naturales (a veces más científicos que los nuestros, otras veces productos de la imaginación y como expresión de las creencias aprendidas de los adultos), así como sus propuestas para colaborar y sus expectativas futuras nos hace confiar en la recuperación.
ET: Mencionaban los grupos y comunidades en las que han intervenido. ¿En qué consiste exactamente la naturaleza del trabajo de “acompañamiento” (por usar una imagen al uso) profundamente humano que ustedes realizan?
PN: Nuestro principal objetivo es contribuir al restablecimiento del equilibrio emocional de las personas que vivenciaron el tornado desde el acompañamiento psicológico. Para ello intentamos propiciar que las personas reconozcan sus recursos individuales y haciendo uso de estos puedan actuar efectivamente en aras de la recuperación; destacamos ante todo su capacidad de resiliencia; rescatamos la efectividad de las redes de apoyo existentes e insistimos en crear nuevas redes; aportamos un espacio de apoyo y ventilación emocional que contribuya a su bienestar psicológico.
Las visitas de seguimiento a los integrantes de la comunidad están orientadas al establecimiento de relaciones profesionales eventuales. Según la persona, la familia, su historia de vida y necesidades específicas adaptamos nuestros recursos para que se sientan cómodos y aprovechen el espacio. Identificamos necesidades materiales con el fin de trasmitirlas a otros proyectos que puedan contribuir.
A los albergues, además de lo anterior, llevamos actividades grupales (Cine Debate, Teatro Espontáneo de La Habana, etc.) las cuales responden a necesidades psicológicas detectadas con anterioridad en una primera visita de exploración y acercamiento. También identificamos necesidades emergentes de recursos materiales (medicamentos, ropa, utensilios de cocina…) y tratamos buscar vías de satisfacerlas.
ET: ¿Cuáles son las afectaciones, en términos psicológicos, provocadas por el tornado en la población?
PN: Nuestro trabajo parte de una realidad que era “desconocida” (al menos no tan de cerca) para much@s de nosotr@s y determina, en alguna medida, estilos de relación y modos de vida que anteceden a la situación que deja el tornado. Estamos hablando de la compleja y heterogénea realidad de la sociedad cubana, marcada por manifestaciones de exclusión social; familias disfuncionales; conflictos familiares, escolares, a nivel de la comunidad e institucionales; manifestaciones de violencia y marginalidad; adicciones; población envejecida, inmigración y emigración; aunque con las mismas oportunidades: acceso desigual a los bienes y servicios sociales y culturales; y otras muchas “realidades” que o bien conocemos o hemos escuchado mencionar. Las cuales existen y han existido independientemente de las consecuencias que deja un evento meteorológico de esta magnitud.
Las principales afectaciones en términos psicológicos que ha dejado el tornado en la población se relacionan con la esfera emocional. Para todas las personas que vivenciaron el fenómeno, hayan sufrido daños materiales o no, encontramos una demanda significativa de las necesidades de seguridad y protección que se relacionan con la naturaleza del fenómeno (inesperado, impredecible, desconocido para la mayoría de l@s cuban@s). Fue necesario hacer un trabajo importante de desmitificación del fenómeno, nombrarlo correctamente y desmontar aquellas creencias erróneas asociadas al mismo aportando información. Así como naturalizar las emociones y reacciones experimentadas en el minuto en que ocurrió, tanto para l@s niñ@s como para los adultos, pues muchas veces se encontró sentimientos de vergüenza asociadas a dichas reacciones y manifestaciones conductuales. Se trabaja en la importancia de reconocer nuestras propias emociones y ante qué las experimentamos, como ejercicio de autoconocimiento que conduce al autocontrol.
Un elemento importante sobre el cual se interviene, sobre todo con l@s niñ@s más pequeñ@s, es con el temor a los ruidos y la asociación de cualquier fenómeno de la naturaleza (lluvia, truenos, nubes, etc.) con las condiciones en que se produjo el tornado. En l@s adolescentes se encuentra una sensación que afecta su bienestar y está relacionada con las características de las crisis de la edad. Se manifiesta en su deseo colaborar en las acciones de recuperación realizando tareas que muchas veces pueden resultar peligrosas; se presenta el conflicto que caracteriza la edad donde ellas y ellos quieren ser tratados y actuar como adultos cuando aún no están preparados ni física ni psíquicamente para ello. En este sentido, hemos encontrado muchas veces percepción de sobrecarga del rol de hermana o hermano mayor pues los padres atribuyen al o la adolescente esta tarea como forma de colaborar; lo cual limita en ocasiones las posibilidades reales de expresión emocional y un espacio de intimidad para procesar lo vivido para l@s mism@s.
L@s adultos, sobre todo aquellos que asumen el rol de padre y/o cuidador de sus padres u otros familiares, encuentran en la percepción de sobrecarga de responsabilidades un elemento que afecta su bienestar psicológico. En este grupo poblacional recae la responsabilidad de cuidar y proteger a la familia al mismo tiempo que algunos tienen ocupaciones profesionales y deben encargarse de proveer al hogar de recursos materiales necesarios para la vida y, en esta situación particular, de los trámites y acciones de recuperación que no resultan fáciles en ningún sentido. Esta realidad limita su espacio para procesar lo vivido y expresarse emocionalmente. Por su parte l@s adultos mayores experimentan en ocasiones también esta responsabilidad por el cuidado de la familia y sobre todo, como característica de la crisis de la edad, sentimientos de inutilidad y limitación de sus posibilidades reales para aportar a la recuperación y sentimientos de desesperanza asociados a que su estado de salud (esperanza de vida) les permita vivenciar el progreso en la recuperación.
ET: El tornado demostró que son fuertes todavía las formas de solidaridad social en la gente ¿Existe algún modo de cooperar con su iniciativa?
PN: El trabajo realizado y ante todo el que queda por hacer nos ha demostrado que toda ayuda es poca. Las formas de cooperación con nuestro Proyecto pueden ser muchas: desde incorporarse de forma activa en la realización de actividades en las diferentes líneas de trabajo; la cooperación con recursos materiales para dichas actividades o donaciones para los vecinos que conocemos y cuyas necesidades tenemos bien identificadas; hasta la identificación y puesta en contacto con personas que soliciten acompañamiento psicológico, tanto en la zona de Luyanó como de otras áreas afectadas. También estamos abiertos a la cooperación con otros proyectos.
Deja un comentario