Brújula Sur: la urgencia de narrar la izquierda

Por La Tizza

Como un Big Bang tardío, el trepidante acceso de los cubanos a internet ha abierto un diapasón galáctico de posibilidades para otras prácticas comunicativas. Hay quienes fruncen el ceño cuando un grupo de jóvenes inquietos se reúnen para escribir y atizar la imaginación. Hay, sin embargo, quienes reciben con esperanza tales impulsos creativos porque los entienden como posibilidades de expansión de la aún subdesarrollada esfera pública revolucionaria. En ambos casos, ninguno de estos hechos pasan desapercibidos.

El predominio inicial en el ciberespacio de medios periodísticos, blogs personales y revistas digitales con una línea editorial hostil hacia el proyecto encarnado por la Revolución Cubana, generó prevenciones y sospechas sobre todo aquello que rodeaba la esfera digital y, sin reparar en su contenido o intenciones, las iniciativas allí nacidas y gestionadas comenzaron a ser vistas en bloque como síntoma de alejamiento, cuando no de negación, del proyecto.

La aparición progresiva de diversos colectivos editoriales que desde internet amplían la mirada sobre la Revolución y contribuyen a engarzar líneas ocultas de una no articulada red de medios de izquierda, ha enriquecido en los últimos tiempos el debate sobre la verdadera alternatividad mediática. Quizás ya a la altura de 2021, donde la conectividad y la interacción han aumentado debido al contexto pandémico, se vuelven todavía más palmarios la insostenibilidad y anquilosamiento— los tiempos corren rápido — de la visión de “lo alternativo” y “lo independiente” como atributos mediáticos condenables ideológica y políticamente.

De este fenómeno de ampliación es ejemplo el blog Brújula Sur, que de forma alternativa — no usan los canales de comunicación tradicionales — e independiente — no están adscritos ni reciben financiamiento de ninguna institución estatal o gubernamental, ni de ninguna organización política o de masas — trabajan para articular un discurso que desde la izquierda narre nuestras realidades de modo renovado.

Con la entrevista que sigue, La Tizza pretende acercarse a este colectivo hermano y, con ello, a una red de iniciativas que, sin coordinación, anclaje institucional o formalidad partidaria de fondo, han contribuido, a la vez, con la ampliación del campo de la izquierda revolucionaria cubana y el acercamiento entre sus actores.


La Tizza (LT): En la descripción del canal que poseen en Telegram se refiere que su brújula apuntará hacia el Sur, en contraposición a otras que apuntan hacia el Norte; señalará también «hacia los rostros humanos que se encuentran tras las historias cotidianas, a las historias que se esconden detrás de los rostros que quizás no nos dicen nada». En este sentido, ¿qué les ha motivado a impulsar este proyecto?

Brújula Sur (BS): Comenzamos a publicar Brújula Sur en noviembre de 2017. Al principio solo éramos cinco personas, todas estudiantes de Periodismo, todas recién llegadas a la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV). Teníamos escasos conocimientos de Periodismo y mucho menos de blogs y redes sociales. Solo queríamos un espacio propio para publicar, para aprender haciendo, para participar en el amplio debate público del ciberespacio. Así, lanzamos Brújula Sur, de una manera bastante artesanal, irreflexiva, repensándolo todo sobre la marcha.

https://brujulasurblog.wordpress.com/

El blog debía ser una especie de brújula, algo que marcase un camino a seguir — no el único ni el infalible — en el desconcierto de opiniones, fake news e ideologías enfrentadas en el ciberespacio. Necesitábamos ser esa brújula alejada de los nortes, de los puntos de referencia preestablecidos: de los discursos procapitalistas, de las consignas vacías y las posturas pseudorrevolucionarias, de la superficialidad y la ignorancia, de la burocracia… Era una meta bastante ambiciosa, que no estábamos en condiciones de cumplir, pero de haber esperado el momento idóneo, todavía estaríamos buscando pretextos para no hacerlo.

Por fortuna, pudo más el entusiasmo que la prudencia, y a aquellos cinco estudiantes de primer año se les sumaron otros con iguales inquietudes. Hoy contamos con un blog en WordPress, un canal en Telegram, una página y un grupo en Facebook, un perfil en Instagram y otro en Twitter — bloqueado desde hace meses — . En el futuro inmediato esperamos añadir otros espacios digitales al proyecto.

En un primer momento surgió como una inquietud profesional, cuando entramos a la Universidad en el primer año de la carrera de Periodismo todos sentimos la urgencia de expresar o exteriorizar lo que veníamos aprendiendo en la academia y para ello se hacía imprescindible contar con un espacio propio que brindara total libertad creativa y temática, así surge Brújula Sur. Al principio levantamos muchas cejas, es necesario comprender que éramos estudiantes de primer año que nunca habían hecho una entrevista, un comentario o un reportaje, precisamente escribiendo entrevistas, comentarios y reportajes. Brújula Sur fue parte de esa curva de aprendizaje y aunque aquellos primeros trabajos nos parezcan un tanto impublicables ahora, no nos arrepentimos porque fueron un cara a cara con nuestra profesión muy valioso.

Luego vinieron los cuestionamientos internos, ¿qué es Brújula Sur?, ¿adónde queremos llegar? Y las respuestas fueron variadas. En primer lugar, queremos contar historias no importa de dónde vengan. En segundo lugar, queremos evitar los silencios y en general las deficiencias que podemos encontrar en la prensa estatal que lejos de defender un proyecto social en ocasiones lo dañan, por eso nos inclinamos por una prensa atrevida, cuestionadora, incisiva, que no se cierre a los cambios inherentes a informar en el siglo XXI. Y en tercer lugar queremos defender una idea de país y, sobre todo, una idea de juventud, si un solo joven es capaz de comprender mejor la realidad que le rodea, sea histórica, política, social, cultural, entonces Brújula Sur ha valido la pena.

LT: El hecho de que sean un equipo de estudiantes sin otro financiamiento que el esfuerzo propio y articulados en un centro alejado de la capital — la que de manera tradicional protagoniza estas iniciativas — resulta en varios sentidos novedoso. ¿Qué importancia le otorgan a estos rasgos? ¿Cómo influyen en los mensajes que transmiten?

BS: Tenemos claro que quien paga, manda. Entonces, encontrar formas de financiamiento es un asunto bien delicado, porque puede desvirtuar la esencia de Brújula Sur. Existen cuatro cuestiones a tener en cuenta: las próximas legislaciones sobre el tema, la transparencia financiera, el origen del dinero utilizado y el fracaso de los modelos de negocio basados en publicidad online. Por el momento, el asunto no está entre nuestras prioridades. Quizá nunca lo esté.

Sobre la otra parte de la pregunta, nunca nos detenemos a pensar qué pasaría si viviésemos o estudiásemos en La Habana. No es algo que nos frustre en realidad. Aunque es cierto que el grueso de la vida política, intelectual, cultural, científica del país se da en la capital.

Sin embargo, Santa Clara tampoco es un arrabal. La ciudad posee una rica cultura, tiene numerosos espacios artísticos e intelectuales, al interior de su población ocurren cambios muy interesantes, incluso en una parte del sector privado están naciendo antagonismos cada vez más visibles e inquietantes con respecto a las instituciones de la Revolución… Por otro lado, la Universidad es un referente en cuanto a innovación científico-técnica. En fin, Santa Clara no es La Habana, pero tiene mucho que aportar a la construcción colectiva del país, y el hecho de que seamos pocos los espacios digitales radicados acá, también puede verse como una ventaja. De todas formas, nosotros residimos en diferentes provincias — Villa Clara, Cienfuegos, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila — , así que no nos limitamos a los temas relacionados con el territorio villaclareño.

Nunca hemos creído que lo que hacemos es de alguna manera especial por hacerlo en “el interior” del país o por nuestros propios esfuerzos, nuestra única satisfacción está en la calidad de nuestros contenidos. Es un reto, eso sí, conjugar las tensiones de la universidad con las responsabilidades del proyecto, la mayoría de las veces no son pocas ni unas ni otras. Por lo demás, sí creemos que podemos hablar de cierto compromiso con las inquietudes de nuestra región geográfica, con nuestras tradiciones e historia, somos orgullosos cienfuegueros, villaclareños, espirituanos y avileños y eso se refleja en nuestras publicaciones, pues tratamos de reivindicar con frecuencia los valores de nuestro terruño. Tal vez ha influido también no contar con otros referentes en el entorno cercano, no tener esa guía nos ha obligado a aprender más rápido, a tropezar mucho y levantarnos mucho. Saber que podemos llenar un vacío de alternativas así es un motivo para superarnos.

LT: Es interesante observar la variedad de secciones que poseen y la cantidad de temas que abarcan ¿Quiénes son los miembros del equipo? ¿Qué roles cumplen?

BS: Hoy día en el blog participamos 15 redactores y cinco editores. Los redactores escriben, son nuestros «periodistas». Los editores, que también escriben, definen qué se publicará en las secciones, revisan y corrigen los textos, garantizan que los contenidos posean las características del lenguaje digital, etcétera. En la práctica son quienes organizan todo el trabajo. Aunque esperamos cambiar esa realidad poco a poco, y crear una estructura menos centralizada, donde cada redactor participe mucho más en la toma de decisiones.

De igual forma, algunos de nuestros editores y redactores también asumen otras tareas: gestionan los perfiles de Brújula Sur en las redes sociales, administran nuestro sitio en WordPress, etcétera.

Somos estudiantes de cuarto año de Periodismo de la Universidad Central de Las Villas, fuimos los que iniciamos este camino, pero incluir a los muchachos que iban incorporándose siempre fue una de nuestras metas y en la actualidad algunos de nuestros miembros son de los años inferiores. Por supuesto que intentamos ser una plataforma de colaboración a la que se puede acercar cualquier joven o no tanto, de cualquier lugar del país o de cualquier carrera. Es común tener colaboraciones desde la Universidad de Camagüey o la Universidad de Oriente. Nunca favorecimos una estructura jerárquica para Brújula Sur, preferimos ser más abiertos en ese sentido, pero la práctica diaria nos obligó a idear cierta organización.

Cada uno de nosotros tiene diversidad de inquietudes, temas que abordan, áreas que dominan con mayor facilidad y eso nos provee de un amplio rango temático, aunque todos disfrutan libertad en ese aspecto.

Sí establecimos un sistema con editores especializados para viabilizar el trabajo y garantizar la fluidez de la presencia de contenido, lo dividimos en política y sociedad, deportes, cultura, ciencia y técnica.

LT: Conducir un medio periodístico con los rigores que plantea la progresiva digitalización representa un reto para cualquiera, sin importar su alcance y ambiciones. ¿Cómo logran mantener los niveles de publicación en el canal de Telegram? ¿Cómo se organizan para ello?

BS: Pues siempre fue un aspecto a tener en cuenta, cuando empezamos el canal en Telegram teníamos más dudas que certezas y cómo lograríamos la constancia en las publicaciones era quizás la mayor de todas. Al principio requirió mucho sacrificio de los administradores, pendientes de las últimas noticias que surgían en el entorno mediático y empeñados en aportar un enfoque novedoso en todo lo que posteábamos. Desde el inicio tuvimos claro que la variedad era un objetivo, y poco a poco empezamos a hablar con los integrantes del blog y otros compañeros para que cada cual nos dijera qué le gustaría ver en el canal y qué tema le gustaría tratar. Para nosotros es una oportunidad increíble porque nos permite hablar sobre lo que nos apasiona y poder llegarle a la audiencia de forma más cercana, sencilla y frecuente.

Así surgieron las secciones de poesía, literatura, artes plásticas, música, tecnología, fotografía, cine, política, opinión, cada una de ellas tiene uno o varios redactores muy comprometidos y apasionados con el tema del que escriben. La idea siempre ha sido transmitir nuestra visión del mundo y de nuestro país, compartir nuestras opiniones al respecto con el mayor número de personas y poder construir a partir de ahí un diálogo provechoso, que además de eso nuestros lectores puedan descubrir algo nuevo o encontrar reflejadas sus temáticas preferidas es un complemento, necesario creemos, a esa visión.

LT: ¿Cuáles identifican como sus principales logros hasta hoy? ¿Qué problemas ven que deben superar a futuro?

BS: Nuestro principal logro es seguir publicando luego de tres años, con el mismo entusiasmo que en el comienzo. Parece una tontería, pero aquellos que alguna vez hayan administrado un blog conocen el sacrificio que implica publicar de manera periódica.

Estamos bastante satisfechos con nuestro canal en Telegram — surgido durante la pandemia — , así como por el crecimiento de los seguidores de nuestra página en Facebook, aunque en ambos espacios todavía pueden lograrse mejores resultados. Antes de que Twitter nos bloqueara publicábamos con bastante frecuencia, y en varias ocasiones nuestros contenidos fueron retuiteados por medios de prensa «oficiales», lo que demuestra que teníamos cierta credibilidad entre estos.

En estos años hemos intentado que nuestros contenidos analicen problemas de la actualidad, siempre bajo la premisa de que, más allá de la crítica o el elogio, a nosotros nos toca proponer, examinar, aconsejar. Entre los principales temas tratados están la Reforma Constitucional de 2019, el matrimonio igualitario, el bienestar animal, los cambios en la economía cubana, el trotskismo, el funcionamiento de la UJC, la plaga de caracol gigante africano, la Covid-19, las elecciones presidenciales en Estados Unidos… En fin, asuntos diversos para un público diverso.

Por otro lado, las posibilidades de la web nos han permitido en varias ocasiones publicar noticias antes de que lo hagan los grandes medios del país. Cuando el Parlamento cubano nombró presidente de la República a Miguel Díaz-Canel cubrimos el acontecimiento desde las redes sociales y, para orgullo nuestro, dimos la noticia antes que la mayoría de los medios de comunicación de Cuba. El problema es que casi todos los medios seguían la transmisión diferida — casi 30 minutos de retraso — emitida por la Televisión Cubana y varios canales de YouTube y páginas de Facebook institucionales. Nosotros revisábamos los tuits que publicaban los diputados y periodistas desde el Palacio de las Convenciones. Así dimos la noticia un poco después de Cubadebate y mucho antes que algunos periódicos y emisoras de reconocido prestigio.

Algo parecido nos sucedió con la muerte de Alicia Alonso y con la detección de los primeros casos de Covid-19 en Cuba… Una fuente confiable — el Minsap, por ejemplo — confirma el acontecimiento, pero los medios tardan en publicar, a veces lo hacen un par de horas después, o al día siguiente, cuando ya lo sabe todo el mundo. Claro, dar la noticia antes no implica publicar el contenido más valioso, ni siquiera ganar lectores permanentes. Pero no deja de ser simbólica la imagen de un pequeño blog que se adelanta, con información verificada y exacta, a muchos de los grandes medios nacionales. Hoy las nuevas tecnologías hacen posible tal escenario.

En cuanto a los problemas que todavía no hemos logrado resolver, podemos señalarlos aquí de manera más resumida, porque desde hace tiempo los conocemos y les prestamos atención. Para el futuro, en Brújula Sur debemos:

· Lograr una mayor interactividad con nuestros lectores. Habilitar y promover todas las formas posibles de comunicación entre estos y el equipo gestor. Darles participación en los procesos editoriales de Brújula Sur hasta donde lo permita el sentido común.

· Incrementar el uso de videos en el blog y las redes sociales y, en el caso de las imágenes fijas, prestar mucha atención al diseño y la visualidad llamativos.

· Publicar de forma diaria en el blog y las redes sociales — a veces lo hacemos, otras no — .

· Encontrar nuevos colaboradores.

· Incrementar el número de seguidores en las redes sociales y la cantidad de visitas al blog, sin que esto degenere en la publicación de contenidos absurdos o sensacionalistas.

· Lograr que nuestros contenidos posean menos opinión «pura» y más análisis y contexto.

LT: La atención sobre el Sur haría sospechar, además de una voluntad editorial, de un compromiso político que podríamos caracterizar de izquierda. ¿Su búsqueda del Sur y su voluntad de visibilizarlo responden solo a una cuestión editorial o también a una caracterización política e ideológica de los miembros del colectivo editorial?

BS: Sí, desde el nombre del blog asumimos una clara posición política.

Preferimos que se llame Brújula Sur y no El Imparcial, u otra sublime tontería de esas que uno encuentra en Internet. A algunos usuarios de Facebook no les hace mucha gracia el nombre del blog, ni el color rojo del logo, porque no encaja en el mito del periodismo neutral y equidistante, extendido por la prensa burguesa.

En Brújula Sur todos somos gente de izquierda y no hay nada raro en ello. Nacimos y fuimos criados dentro de la Revolución, así que es entendible que nuestras opiniones estén en sintonía con los ideales del socialismo. Incluso, la mayoría de nosotros milita en la UJC, algo que no influye en la agenda del blog, pero sí explica nuestra manera de pensar.

Desde un punto de vista ideológico, constituimos un grupo bastante homogéneo, aunque eso no quiere decir que siempre estemos de acuerdo en todo. De hecho, a menudo discutimos por algún tema candente. Por suerte, esas diferencias de criterio nunca nos impiden llegar a un consenso sobre qué publicar y cómo hacerlo.

LT: Un breve paneo por su propuesta mediática semanal hace que el lector encuentre diversos temas de actualidad política, curiosidades sobre arte, breves presentaciones de escritores, críticas de artes plásticas, reseñas sobre música, flashazos deportivos, etcétera. ¿Qué voluntad editorial une todos estos puntos que se presentan de la forma más tradicional de segmentar un medio periodístico? ¿En qué basan, a partir de esta estructura de secciones, el encuentro con el Sur — cultural, político, económico, etcétera — y la visibilización de sus historias y conflictos?

BS: La distribución de los contenidos por secciones «tradicionales» se explica muy fácil: cuando creamos Brújula Sur asimilamos muchas de las características de los sitios web de medios de prensa «tradicionales». Y no nos ha ido mal, si el usuario quiere leer sobre deporte, no tiene pérdida, sabe dónde está ese tema. A veces las «innovaciones», como el uso y abuso de hipertextos, terminan confundiendo al usuario.

Así es básicamente, la filiación editorial a un proyecto de izquierda condiciona de manera inevitable que nuestras secciones más inclinadas a los sectores artísticos tributen a esa voluntad mayor, rescatar las historias del «Sur» será una prioridad ineludible. Sin embargo, tampoco existe animadversión alguna o rechazo a hablar sobre figuras o temáticas que hayan manifestado su desacuerdo con las ideas socialistas, si en determinada ocasión debemos hablar de Guillermo Cabrera Infante o Mario Vargas Llosa lo haremos sin problemas y no desde una posición solo crítica, a pesar de que estos escritores no se ajusten a nuestras concepciones sobre el papel del intelectual en los procesos sociales.

Censurar o silenciar de esta forma sería una omisión grosera de quienes, para bien o para mal, son parte de la tradición artística latinoamericana y mundial. De hacerlo iríamos en contra del periodismo que intentamos defender.

LT: Uno de los debates más ensalzados en la actualidad en el mundo mediático es en efecto la cuestión de «los seguidores». ¿Trazan sus estrategias editoriales para generar un discurso que permita captar seguidores? ¿Cómo conciben sus contenidos con respecto a este tema?

BS: En nuestro caso, todavía debemos analizar con mayor frecuencia las estadísticas y crear estrategias más efectivas para ganar seguidores en las redes sociales e incrementar el número de visitas en el blog. Todo el que dedica tiempo y neuronas en la gestión de un sitio digital desea que su mensaje llegue a la mayor cantidad posible de usuarios. Nadie trabaja para ser leído por cinco o seis personas, es impensable.

Como es evidente, para cualquier bloguero/youtuber/tuitero 500 seguidores son mejores que 50, y 5.000 son mejores que 500. Sin embargo, algo bien distinto es que tu objetivo principal sea aumentar a cualquier precio la cantidad de seguidores.

Si eres un medio alternativo que busca hablar en lo fundamental de política y de cómo esta comprende todas las aristas de la vida en sociedad, es vergonzoso que dediques tiempo y recursos a la «apasionante» vida íntima de Maluma o al último video de gatitos que está siendo trending topic en Twitter.

En nuestro caso, nos preocupa incrementar el número de seguidores y tratar temas de interés público. Siempre que esté a nuestro alcance complaceremos a los usuarios.

Pero, si debemos escoger, preferimos la calidad de los lectores antes que la cantidad de los lectores. Para nosotros, 100 ciudadanos que se preocupen por el Código de Familia son mucho más importantes que 1.000 fanáticos de Ota-Ola.

LT: La narrativa de izquierda cubana ha encontrado espacios al margen de la tradicional prensa revolucionaria, cuestión de la que su iniciativa mediática es expresión clara. ¿Qué consideraciones poseen respecto a estos espacios? ¿Qué narrativas hallan que caracterizan su discurso y lo inscriben en un campo de esperanza para la comunicación política revolucionaria?

BS: La prensa tradicional revolucionaria es la que pudo ser, no la que debió ser. Tiene mil defectos, provocados por problemas internos y externos, pero ha sido capaz de acompañar los acontecimientos más luminosos que ha visto este país en toda su historia. De vez en cuando, cae en situaciones absurdas e inconcebibles; pero también es cierto que ha experimentado un notable avance en los últimos años y no tenemos la menor duda de que pronto vendrán grandes transformaciones para el periodismo cubano.

Como futuros periodistas, vemos esos cambios con optimismo, y estamos dispuestos a trabajar duro para que el Sistema de Medios Públicos le haga honor a su apellido y esté — única y exclusivamente — al servicio del pueblo.

Desde el punto de vista de los espacios alternativos de izquierda, entre los que se encuentra Brújula Sur, el panorama también es prometedor. El proceso de informatización de la sociedad y las transformaciones endógenas que hoy vive la Revolución cubana han impulsado un rico debate público donde participan periodistas, intelectuales, ciudadanos comunes… Estas nuevas narrativas de izquierda se desmarcan del excesivo inmovilismo de la prensa «oficial» y desarrollan propuestas renovadoras, frescas, descentralizadas, inclusivas; dan voz a quienes antes no la tenían; y lo hacen desde un discurso de acompañamiento, de apoyo, al proceso revolucionario.

Por supuesto, es muy difícil caracterizar a un conjunto tan heterogéneo de propuestas mediáticas. Allí podemos encontrar desde blogs y canales de Telegram hasta podcasts, youtubers y tuiteros. Eso para no hablar de las prioridades de cada uno de los temas que tratan, de sus enfoques, de la credibilidad que lleguen a ganarse — o no — …

Es un asunto complicado, pero apasionante, porque estos pequeños medios alternativos ocuparán un importante lugar en la sociedad cubana. ¿Cuál será ese lugar? Todavía no lo sabemos, pero las claves para contestar la pregunta se encuentran en cuatro elementos: el peso cada vez mayor del ciberespacio en la idiosincrasia del cubano, el desarrollo incontrolable de proyectos subversivos destinados a derrocar el socialismo, la velocidad y eficacia con que los medios estatales se adapten al nuevo panorama digital y la vertebración de una red o comunidad de medios alternativos en defensa de la Revolución.

Esta última propuesta sería una buena oportunidad para visibilizarnos de manera colectiva y promover el surgimiento de otros espacios digitales de izquierda. Entre otras iniciativas, la red pudiera fomentar el debate público sobre temas de actualidad, organizar eventos físicos y online, contribuir a la socialización de experiencias relacionadas con la comunicación digital, etcétera. Cada usuario o colectivo conservaría su independencia y participaría en la red de acuerdo a sus intereses y posibilidades.

Desde Brújula Sur consideramos necesaria una comunidad con estas características, e invitamos a los colegas de La Tizza y otros espacios digitales a pensar cómo llevar a hechos esta idea. Cuenten con nuestro sincero apoyo.


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