Carta a L. B. Kámenev sobre la conducta de Stalin

Cuarta entrega de «La última lucha de Lenin revisitada»

Por N. K. Krúpskaya

La tempestad / Iván Aivazovski

Esta versión fue contrastada con La última lucha de Lenin. Discursos y escritos (1922–1923), Pathfinder Press, 2010 y El último combate de Lenin, de Moshe Lewin, disponible en https://elsudamericano.files.wordpress.com/2018/09/136-el-ultimo-combate-de-lenin.pdf

https://medium.com/la-tiza/la-%C3%BAltima-lucha-de-lenin-revisitada-b4c2f19a7e61


23 de diciembre de 1922

León Borisovich:

Stalin se permitió ayer cometer una vil grosería contra mí, a propósito de una breve carta que Lenin me había dictado con permiso de los médicos.[1] Soy miembro del partido desde hace bastante tiempo. Durante los 30 años transcurridos no he escuchado de ningún camarada una sola palabra grosera, aprecio los intereses del partido y de Ilich no menos que Stalin. Ahora debo saber dominarme en grado máximo. Sé mejor que cualquier médico cuáles son los temas de que se puede o no se puede hablar con Ilich, pues estoy enterada de lo que lo altera o le tiene sin cuidado, en todo caso, mejor que Stalin.

Recurro a usted y a Gregorio [Zinóviev] en tanto camaradas más cercanos a V. I. y les ruego me protejan de la intervención grosera en mi vida personal, de los improperios y amenazas indignos.

No tengo ninguna duda de una decisión unánime de la Comisión de Control con la que Stalin se permite amenazarme, pero no tengo fuerzas ni tiempo para perder e invertirlos en una comedia tan estúpida. Yo también soy un ser humano y experimento una tensión nerviosa extrema.

N. Krúpskaya


A José Stalin

Por V. I. Lenin


Esta versión fue contrastada con La última lucha de Lenin. Discursos y escritos (1922–1923), Pathfinder Press, 2010. p. 325.


5 de marzo de 1923

Rigurosamente secreto

Personal

Copias a los camaradas Kámenev y Zinóviev

Estimado camarada Stalin,

Ha tenido la grosería de llamar a mi mujer por teléfono y ofenderla, a pesar de que ella le había hecho saber que estaba dispuesta a olvidar lo que le había dicho, todo lo sucedido ha llegado a conocimiento de Zinóviev y de Kámenev por ella misma. No tengo intención de olvidar tan fácilmente lo que se ha hecho contra mi persona, y no necesito decirle que lo que se ha hecho contra mi mujer lo considero también contra mi persona. Por tanto, le ruego que considere si está dispuesto a retirar sus palabras y a ofrecer disculpas o si prefiere romper las relaciones entre nosotros.

Respetuosamente,

Lenin

Notas

[1] En Lenin, OC, tomo 54, pp. 735–736, aparece una versión incompleta de esta carta. Esa edición omite el comienzo del segundo párrafo en que se lee: «Recurro a usted y a Gregorio [Zinóviev] en tanto camaradas más cercanos a V. I. y les ruego me protejan». El texto completo se incluye en Robert H. McNeal, Bried of the Revolution: Krupskaya and Lenin (Novia de la revolución: Krúpskaya y Lenin; Londres: Víctor Gollancz Ltd., 1973), p. 221.

El 16 de diciembre Lenin sufrió otra recaída. Esta fue seguida el 22–23 de diciembre por otro ataque grave, tras el cual reincidió la parálisis de su brazo y pierna derechos.

Los doctores de Lenin le ordenaron el 24 de diciembre que cesara de dictar notas y cartas. Lenin insistió que se le permitiera dictar al menos unos cuantos minutos cada día. Los doctores se reunieron inmediatamente con Stalin, Kámenev y Bujarin. En su orden escrita con fecha del 24 de diciembre y dirigida a las secretarias de Lenin y a sus familiares, disponían: «(1) Se permite que Vladimir Ilich dicte de cinco a diez minutos por día, pero esto no debe adoptar la forma de correspondencia, y él no deberá esperar respuestas. Se le prohíben las visitas. (2) Para evitar que Vladimir Ilich tenga motivos de reflexión e inquietudes, sus familiares y amigos deberán abstenerse de darle noticias políticas».

El Comité Central había encargado a Stalin la supervisión del tratamiento médico de Lenin. Al saber que Krúpskaya, la esposa de Lenin, había tomado dictado de Lenin el 21 de diciembre –nota en la que le pide a Trotsky que presente la posición que comparten sobre el monopolio del comercio exterior ante el duodécimo Congreso del Partido– Stalin la llamó por teléfono reprochándola de forma abusiva. Parece que Lenin no supo de este incidente hasta dos meses después.


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